¿Cómo se interpreta la realidad en el lienzo? Para los pintores barrocos no fue difícil darse cuenta de que las imágenes que plasmaban en el lienzo debían ser un reflejo casi exacto y preciso de la realidad. Sus cuadros, a diferencia de otras épocas, fueron de un realismo brutal y maravilloso. Podías sentirte parte del lienzo, experimentar lo que las almas de cada uno de los personajes sufrían o gozaban en determinada ocasión. Un rostro podía hacerte sentir rabia o simplemente estremecer tu cuerpo cuando tu mirada se posaba sobre él.
Con la llegada de la fotografía todo cambió, la realidad dejó de importar para que los artistas se centraran en otras cuestiones: la luz de los colores, los sueños, el inconsciente, objetos tridimensionales representados solamente en dos dimensiones y algunos simplemente jugaban con el lienzo para crear cosas que nadie más había imaginado o podría llamar arte.
¿Cómo representar la realidad sonora en un cuadro? A muchos les parecería una locura esta aseveración porque, según lo que la mayoría estamos acostumbrados, el sonido no se ve, no huele, no se siente, simple y evidentemente, se escucha. Sin embargo, después de pintar la realidad, reconstruirla, pintar lo no real, los sueños, crear mundos, pintar protesta, un hombre decidió que era hora de mostrarle a todos un universo que muy pocos eran capaces de conocer.
Muchos consideran a Wassily Kandinsky un hombre revolucionario que llevó a otro nivel la abstracción para hacerla la tendencia artística más popular, para crear una nueva vanguardia artística que pusiera en duda todos los preceptos anteriores y todas las realidades conocidas. Muchos aseguran que pintar el sonido sólo fue la subsecuente reacción que un artista podía generar cuando lo dotaba una característica que muy pocos poseen: la sinestesia.
La sinestesia es un tipo de interferencia entre los sentidos que permite, por ejemplo, oír colores o ver sonidos. Muchos son capaces de percibirlo si consumen algún tipo de droga pero para otras personas es posible conseguir este efecto sin ningún tipo de psicotrópicos. Kandinsky podía, evidentemente, ver el sonido. Sus pinturas resonaron en el lienzo y él se convirtió en un pionero, un maestro que revolucionó todo el arte.
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Este artista nació en Moscú, Rusia en 1866. Creció con una fascinación intensa por el color y de hecho, él consideraba que pintar era bastante similar al proceso de composición de una pieza musical. “El color es un teclado, los ojos son las armonías, el alma es el piano con muchas cuerdas. El artista es la mano que toca, toca una tecla u otra para causar vibraciones en el alma”.
Muchos escépticos niegan la sinestesia del artista y su legitimidad es un debate que es remanente; sin embargo, parece que ésta obtuvo un rol fundamental en su trabajo. En uno de sus libros describe el descubrimiento del fenómeno durante un acto de la ópera de Moscú: “Vi todos mis colores en espíritu antes que mis ojos. Salvajes, casi líneas locas que se dibujaban en frente de mí”. Cuando era joven también aseguró escuchar un silbido peculiar mientras mezclaba diferentes pigmentos.
El color para él era más que para el resto de nosotros. El color tenía su propio significado y propósito en el mundo. Su favorito: el azul, pues aseguraba que éste podía llevar a los hombres al infinito. Afirmaba que el amarillo era el color del centro C en una trompeta de latón, el negro el color del cierre y que la combinación de colores podía compararse con los acordes de un piano.
Kandinsky estudió Derecho y Economía, además de pintura. Cuando cumplió 30 años abandonó la cátedra y se trasladó a Múnich para estudiar pintura, ahí conoció a Paul Klee, uno de sus grandes amigos. Comenzó a aprender las vanguardias como el Postimpresionismo, el Fauvismo y el Cubismo. El Fauvismo, por ejemplo, le dejó una influencia permanente en cuanto a los colores brillantes, reflejada notoriamente en una serie de paisajes alpinos que pinta en Murnau… gracias a esta vanguardia artística supo que la belleza de sus cuadros no residía en la representación de los objetos sino en los contrastes cromáticos y la simplificación formal de las pinceladas.
Algunos de sus cuadros como las Casas de Murnau, la calle de Murnau o La montaña azul están realizados con manchas de colores intensos en los que los elementos figurativos poco a poco desaparecen hasta experimentar cada vez con más intensidad y culminar en la abstracción en 1910 con sus composiciones.
[No sólo Kandinsky fue representante de la abstracción, también lo hicieron otros como Pollock y Miró, ve nuestro artículo de caminos hacia la abstracción]
Kandinsky fundó la Asociación de artistas de Múnich con sus ideas como estandarte. Más tarde tuvo que retirarse de su grupo por intentar desaparecer la representación figurativa en el lienzo y junto a Franz Marc se distancia para crear el Der Blaue Reiter (El jinete azul). Kandinsky en esta época asegura que las obras deberán basarse en el lenguaje de color y brinda los elementos necesarios para describir emocionalmente cada tono y color. Pinta impresiones, improvisaciones y composiciones con lineas gruesas y colores vivos.
Aún en sus trazos podía percibirse un poco de la realidad, sin embargo, en 1920 se desprende completamente de ésta pero aún crea abstracciones llenas de expresividad, más tarde se dedicaría a generar abstracciones constructivas cuando formó parte de la Bauhaus; en este punto de su vida, sus obras se componían con encuadres geométricos y las formas interactuaban con más estructura compositiva y formal.
Cuando los nazis clausuraron la Bauhaus en 1933, se mudó a Neully, muy cerca de París y continó pintando con colores combinados y signos geométricos.
Si conoces la obra de Kandinsky, seguramente también la has confundido con los lienzos que trazó Miró, aquí 7 cosas que debes saber para diferenciarlas. También puedes conocer la obra Land of Cockaigne, influenciado por Kandinsky.
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Referencia:
Sinesthesiatest