A lo largo de la Historia, el arte se ha encargado de representar, de múltiples maneras, cada uno de los placeres que el hombre puede experimentar. De todos ellos, el gusto de sentarse a la mesa, ha sido de los más recurrentes.
En la pintura son incontables las imágenes de gente festejando con copa en mano: desde los festines bíblicos hasta los mitológicos. El ejemplo más representativo, que cualquiera reconoce ahora, es la pintura de la última cena de Jesús y los apóstoles que inmortalizó da Vinci en 1495. No todas fueron igual de apreciadas, no obstante sobra decir que en cada una de ellas reside un universo de significados precedido por una buena historia. A continuación te mostramos las más representativas:
La última cena, Leonardo da Vinci
Esta pintura mural ocupa uno de los primeros lugares en la lista de las obras más emblemáticas de la Historia del arte. Fue realizada por el polímata florentino Leonardo da Vinci entre 1495 y 1497, por encargo de su patrón, el duque Ludovico Sforza de Milán. Las anécdotas de gente cercana al artista dicen que la representación de cada apóstol, y Jesús, fueron inspiradas en gente real.
Se dice también que da Vinci se obsesionó especialmente con la creación de este trabajo. Su relación con el pincel tuvo varios altibajos durante el proceso. Él quería que todos los detalles estuvieran perfectamente plasmados, así que antes de definir el rostro de los personajes, solía estudiar su posible aspecto; entonces salía a la calle a buscar modelos, y los dibujaba a lápiz en un cuadernillo. “La última cena” también es una de las obras más restauradas. Desde 1976 se llevaron a cabo distintos intentos fallidos de conservación.
El festín de los dioses, Giovanni Bellini
Durante el siglo XVI, en Italia eran muy frecuentes las representaciones del banquete divino. Incluso muchos artistas renacentistas organizaban sus propios banquetes con trajes olímpicos y comida de lujo. Un ejemplo es “El festín de los dioses”, una de las últimas creaciones de Giovanni Bellini.
La pieza fue realizada en 1512 bajo la orden de Alfonso I de Este, duque de Ferrara. En ella aparecen los dioses del Olimpo: Júpiter, Poseidón, Cibeles, Ceres, Hermes y Baco, borrachos en medio del festín. El autor modificó la obra en distintas ocasiones, de hecho se plantea que las figuras eran inicialmente personas comunes, a las cuales se les atribuyó divinidad después. Tras la muerte de Bellini, Tiziano, alumno suyo, transformó el paisaje del lado izquierdo para que armonizara con su obra “La bacanal” situada en el mismo lugar que “El festín de los dioses”.
Las bodas de Cana, Paolo Cagliari, El Vernonés
En 1563, el pintor italiano Paolo Cagliari recreó en un enorme mural las bodas de Cana, episodio bíblico extraído del evangelio de Juan, en el que Jesús realiza su primer milagro: convertir el agua en vino. La pintura prebarroca fue solicitada para ilustrar el convento benedictino de San Giorgio Maggiore de Venecia.
Según el contrato, el Veronés recibiría 324 ducados (antigua moneda veneciana), manutención, y un barril de vino. Sin embargo, en 1797 el cuadro fue saqueado por Napoleón durante la campaña de Italia, y más tarde fue enviado a París. El escultor Antonio Canova quiso recuperar todas las obras italianas confiscadas por el gobernante francés, pero desistió al último momento con “Las bodas de Cana”, ya que era muy frágil. Actualmente se encuentra en el museo de Luvre.
El triunfo de Baco, Diego Velázquez
Esta pintura, también titulada “Los borrachos”, es una de las obras más famosas y reproducidas del pintor español Diego Velázquez. Fue elaborada entre 1628 y 1629 para Felipe IV. En ella se observa al dios del vino liberando a los mortales con su bebida embriagante. Baco aparece coronando a un hombre, y resalta al centro por su piel blanca. Actualmente el cuadro se encuentra en el Museo del Prado, Madrid.
El banquete de Herodes, Peter Paul Rubens
Esta macabra escena trazada por el flamenco Peter Paul Rubens entre 1635 y 1638 nos muestra a Salomé sosteniendo una bandeja con la cabeza de Juan Bautista. Su madre Herodías se asoma con un tenedor a la boca del decapitado, mientras su padre Herodes observa con horror.
La casa disoluta, Jan Steen
Las obras del pintor neerlandés Jan Steen se caracterizaron por teatralizar la vida cotidiana. En su legado artístico son comunes los escenarios con personajes que conviven en un ambiente de fiesta y excesos. “La casa disoluta” es un ejemplo de ello, pues nos muestra a un grupo de personas bajo los efectos del alcohol, conviviendo en una casa sucia.
El festín de Baltasar, John Martin
El artista inglés John Martin fue popular en el siglo XIX por plasmar escenarios de catástrofes bíblicas y destrucción. En 1821 su fama aumentó tras pintar “El festín de Baltasar” que representa un episodio del libro de Daniel en el que aparece el rey de Babilonia.
Almuerzo sobre la hierba, Édouard Manet
En 1863 el francés Édouard Manet exhibió por primera vez su obra “Almuerzo sobre la hierba” en el Salon des Refusés, luego de ser rechazada por el Salón Oficial. La razón fue la controversia que generó la pintura en el público, al observar a una mujer desnuda almorzando tranquilamente en medio de dos hombres vestidos.
La idea del cuadro surgió durante una excursión del artista a orillas del Sena, aunque no representa una escena real. La mujer desnuda es Victorine Meurent, modelo de Manet; los hombres son Gustave, hermano del pintor, y el escultor holandés Ferdinand Leenhoff, su cuñado. Se cree que la pieza puede ser la versión moderna de “Concierto campestre”, obra de Tiziano.
El banquete de la Starved, James Ensor
En 1915 James Ensor pintó esta cómica parodia de la última cena como reacción a la ocupación de Bélgica por el ejército alemán. La solemnidad de aquel icónico momento se esfumó en este cuadro con las posturas vulgares de los comensales, y el raquítico banquete que representa la hambruna sufrida en Bélgica durante el periodo bélico.
Al fondo del festín se pueden observar tres cuadros con esqueletos, un elemento recurrente en la obra de Ensor. Incluso se dice que el autor vestía esqueletos en su estudio para plasmar la imagen en lienzo. Otros elementos comunes son la gama de colores, y las expresiones de máscaras teatrales en los personajes.
La cena, Judy Chicago
Esta pieza de arte fue creada entre 1974 y 1979 por Judy Chicago, pionera del arte feminista en Estados Unidos. Se trata de una gran mesa dividida en 39 espacios con platos que representan a cada una de las mujeres más representativas en la Historia y la mitología. Cada plato contiene la iconografía de una vulva, el “núcleo central” femenino según la artista.
Antes de instalarse permanentemente en Brooklyn Museum de Nueva York, la obra recorrió distintos países del mundo.
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