Pero el hombre no crea… descubre.
Antonio Gaudí
Hace unas semanas nos parecía revolucionario el trabajo de Milo Moiré, la mujer que salió a la calle con una caja de espejos en sus pechos y su pubis para dejar que cualquiera introdujera la mano durante 30 segundos y tocara su cuerpo tal como quisiera. Pensábamos, quizá, que la denuncia sólo podía hacerse a través de un discurso artístico brutal y lleno de polémica. Ella intentaba denunciar la violación multitudinaria que ocurrió en Colonia, Alemania, y al menos con su performance logró que la gente volteara a ver la problemática. Si quieres conocer más de su acto, da click aquí.
Pero, ¿acaso ahora todo se recicla? En realidad, el performance de Milo Moiré resuena a uno que hizo Valie Export hace más de 50 años.“Export significa siempre y en todas partes”, declaró Valie Export en una entrevista de 1996. “Significa que no me exporto…”. Como parte del accionismo vienés de los años 60, Export comenzó a experimentar el arte en todo su esplendor. Sin embargo, después de lecturas profundas del trabajo de Virginia Woolf y Gertrude Stein, optó por reafirmar su identidad femenina. En un ambiente dominado por hombres, logró abrirse paso y poner incómodas a las personas dispuestas para ver su obra; ésta giraba en torno a la marginación y desinterés que sufría la voz femenina para poner en relieve la relación que tenía con el espacio y el tiempo.
“Buscaba que aquel que estuviera dispuesto a ver su obra pudiera detectar las jerarquías de poder que conviven entre nosotros siempre bajo el camuflaje de lo común”.
Buscaba crear conciencia, que aquel que estuviera dispuesto a ver su obra pudiera detectar las jerarquías de poder que conviven entre nosotros siempre bajo el camuflaje de lo común. Sus trabajos feministas empezaron a causar conmoción en una sociedad nunca dispuesta a cambiar sus concepciones del mundo. Fue ella, entonces, la que comenzó a realizar un arte feminista cada vez con más fuerza. A partir de los movimientos estudiantiles de ese tiempo, su trabajo comenzó a difundirse con más ímpetu. Nunca conforme, nunca recatada, esta mujer fue la primera en denunciar las injusticias, la inequidad y los problemas femeninos a través del arte.
La obra se llamaba “Tapp und Tastkino” (cine de tacto). Peter Weibel, quien era su pareja en ese entonces, animaba a los transeúntes para que palparan el pecho de Valie. Los senos se encontraban detrás de una cortinilla y ella contaba el tiempo que las personas podían permanecer dentro. Con este acto, la artista pretendía romper la imagen de la mujer como un objeto pasivo para entrar al cuestionamiento de conceptos que parecían completamente preestablecidos e inamovibles: el voyerismo y el exhibicionismo perdieron esa concepción pecaminosa, la restricción tabú, la idea de prohibido, para convertirse en un acto extravagante pero bastante normal, que invitaba a todos a participar.
Valie Export Society “Touch Cinema” por replyirritate
“En otro de sus performances, llamado “Mann & Frau & Animal” (hombre, mujer, animal), mostró sus genitales, se masturbó con un chorro de agua y tuvo un orgasmo mientras menstruaba”.
La protesta de Moiré fue una contundente llamada de atención a las restricciones del cuerpo femenino y la permisividad que necesita poner límites claros… el concepto, aunque en diferentes puntos se encuentra, converge y yuxtapone, es diferente, aunque la acción artística que parecía original, resulta bastante similar.
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Acciones de pantalón: Pánico genital”, en 1969, constó en ella entrando a un cine porno con una chamarra y sus pantalones abiertos; todos podían ver su vello púbico y una metralleta real que se encontraba justo frente a su vagina. Aquellos que se sintieron incómodos, huyeron, pero su idea era generar un discurso en torno a las diferencias evidentes y una crítica a la teoría freudiana sobre el complejo de castración; en su acción era ella el símbolo del poder, el símbolo fálico del arma destructiva, pero conservando la propia naturaleza de la diferencia sexual.
Tal vez en estos días esto no parezca tan polémico, pero Export no se quedó ahí. En otro de sus performances, llamado “Mann & Frau & Animal” (hombre, mujer, animal), mostró sus genitales, se masturbó con un chorro de agua y tuvo un orgasmo mientras menstruaba; en uno más decidió revolcar su cuerpo en cristales rotos y se quemó con cera caliente, éste se llamaba “Eros/sión” e intentó demostrar la erotización de su cuerpo a través de la violencia.
Su trabajo se convirtió en uno que se arriesgaba cada vez más entre los límites de lo permitido y lo prohibido; circulaba en el espectro de la banalización y violencia absurda y la denuncia a través de su cuerpo. En el que Moiré copió con premura y un equipo mucho más presupuestado, Valie Export decidió salir a la calle para que todos pudieran tocar sus senos. Algo así como una especie de acercamiento a lo que los hombres no podían sentir en el cine, una producción cinematográfica sin necesidad del celuloide en un tipo de “cinema expandido”.
Las caricias incómodas. Esos roces que en realidad no parecían adecuados. Una sociedad que proclamaba cárcel, castigo y obediencia a una mujer que no hacía nada incorrecto: tan sólo prestar su cuerpo para criticar a la sociedad. Valie Export fue la primera en hacer un arte diferente y aún más poderoso a todo lo que se había hecho con antelación. No necesitó mucho presupuesto, pero sí una fuerte convicción para mostrarse firme ante las ideas que marcaban a una sociedad que poco a poco tomaba más libertad. Una sociedad marcada por el auge de los movimientos sociales, el creciente impulso al arte pero, como siempre, imponiendo las ideas masculinas. Ella estuvo en el boom del feminismo, fue parte fundamental y tal vez sin su arte, lo que ahora conocemos y representa una fuerte tendencia ideológica no hubiera existido.
¿Quieres conocer más de aquellas mujeres que marcaron el arte con su cuerpo?, da click aquí. Si te interesa saber más de feminismo, también puedes hacerlo en este otro link.
“Lo que trato de expresar en mi trabajo son las emociones que tuve en momentos específicos durante mis viajes; recuerdo que me sentía emocionalmente abrumada y sola cuando miraba a la ciudad desde un punto alto”. La confrontación de la soledad de los lugares que visita con la propia representa en Park la posibilidad de cercar el espacio por medio de pinceladas; acorta las ciudades centralizando a las mismas dentro de un “marco” blanco.
Aunque el detalle de los edificios en el trabajo de Jieun Park no es muy fiel a la arquitectura propia del lugar, las pinceladas a través de las que se reflejan le imprimen a sus obras un sello personal con el que intenta retratar ciudades llenas de color coexistiendo con la soledad.
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