La columna Vendome se alzaba triunfante sobre la plaza del mismo nombre. El monumento conmemoró el triunfo de Napoleón en contra de la Tercera Coalición en 1805. De ese hecho ya habían pasado más de sesenta años y el pilar ahora sólo representaba vergüenza: el líder francés había demostrado su ineptitud en Rusia, así como la corona lo estaba haciendo en la guerra que estaba en curso. Ante esta realidad, propuso derribar la pilastra: la expresión artística demostraba una dinastía monárquica que debía ser repudiada por un sentimiento nacional republicano.
El tiempo le dio la razón, el ejército francés fue derrotado y la autoridad por un momento desapareció de la capital. Un gobierno revolucionario se conformó para defender a la ciudad, con el tiempo, éste sería llamado la Comuna de París. Una de las primeras acciones que realizaron fue seguir sus palabras: la estatua que coronaba a la columna terminó recostada en medio de la plaza.
El sueño de un mundo mejor finalizó rápidamente, el gobierno provisional sitió la ciudad y la retomó por medio de una lucha sangrienta que destruyó edificios, provocó incendios y asesinó a rivales. Él logró escapar de esta represión, pero fue condenado a seis años de cárcel por incitar a la destrucción de un monumento histórico, por lo que tuvo que huir a Suiza.
Su nombre era Gustave Courbet y no era la primera vez que provocaba una indignación en las altas esferas de la sociedad francesa. En 1866, pintó un cuadro que lo cambiaría todo, lo nombró “El origen del mundo”, un título inocente para todo el que lo leyera, pero sumamente indignante para quien lo viera.
Desde su concepción fue celosamente resguardada por sus dueños, la mayor parte de las fuentes aseguran que el comisionado de la obra fue Khalil Bey, un diplomático otomano en Atenas y San Petersburgo, quien la incluyó a su colección de desnudos femeninos. Durante todo el tiempo que estuvo en su posesión únicamente la mostró a sus amigos más cercanos y siempre la mantenía oculta. Sin embargo, debido a sus problemas de juego tuvo que venderla en 1868.
La obra pasó por diversas manos curiosas que querían tenerla entre sus posesiones, mas no mostrarla al mundo. Parecía que la sexualidad de la obra provocaba sentimientos que transgredían al óleo y sólo unos cuantos elegidos eran capaces de observar el origen de todo lo que nos rodea.
Su último dueño privado fue el psicoanalista Jacques Lacan, quien en 1955 la compró por 1.5 millones de francos. Todo parece indicar que ni los hombres que se adentraban a los rincones más oscuros de la mente eran capaces de contemplar el origen, ya que Lacan mandó hacer un marco con doble fondo para mantenerla oculta. Curiosamente fue la misma institución que persiguió a Courbet la que por fin dio a conocer su controversial obra. Lacan murió en 1981 y ante esto, el Ministerio Francés de Economía y Finanzas acordó con la familia del psicoanalista que la obra serviría para pagar el impuesto de herencia. Siete años después, el mundo por fin sería testigo de la obra que se quizo mantener en la oscuridad por más de un siglo.
Al ver la obra, el público pudo comprender porqué se quizo mantener en la oscuridad, sin embargo, no había una explicación razonable para el silencio que tuvo el autor ante su obra. Las preguntas se disiparon a través de otro cuadro y un aficionado al arte.
Recientemente se ha asegurado que “El origen del mundo” fue fragmentado. Según una persona —quien prefiere mantenerse en el anonimato—, compró un lienzo de una mujer a un anticuario de París por 1,400 euros. Cuando vio por primera vez la obra de Courbet, quedó sorprendido por su semejanza y se convenció de que eran parte del mismo cuadro.
Para confirmar su hipótesis, comenzó a observar otras pinturas de Courbet y se dio cuenta de que el rostro coincidía con el de una mujer que fue retratada en varias ocasiones por el pintor francés. Cuando conoció la historia detrás de las obras tomó conciencia del porqué su autor quiso que el trabajo fuera olvidado.
La mujer era Joanna Hiffernan, pareja sentimental de James Whistler, amigo muy cercano de Courbet. En 1866, Whistler se vio obligado a viajar a Valparaíso, Chile. Durante su estancia en el extranjero, Courbet pintó desnuda a Johanna en el cuadro “Le Sommeli” y muy probablemente también la hizo protagonista de “El origen del mundo”.
A diferencia de las pinturas más polémicas en la historia del arte, la obra de Gustave Courbet impactó a sus contemporáneos, pero en lugar de intentar destruirla, decidieron ocultarla. Al parecer eran conscientes de la importancia del génesis del universo, pero estaban convencidos de que no todos tenían la capacidad de experimentarlo.
***
Te puede interesar:
Obras de arte que despiertan el erotismo
Breve historia de la censura en el arte