La enseñanza del dibujo en México, producto de la investigación en el marco de un seminario de posdoctorantes, dirigido por el Dr. Aurelio de los Reyes, Académico del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, consta de varios apartados temáticos que reflejan, por un lado, la enseñanza del dibujo en diversas instituciones educativas en la Ciudad de México y en los Estados de la Republica, así como la influencia que tuvieron el uso de los manuales, en los métodos de enseñanza, abarcando un marco de tiempo a partir de la fundación de la Academia de San Carlos hasta la actualidad. Por otro lado, el objetivo es demostrar que el dibujo no sólo era la base de toda actividad artística, sino también señalar la importancia que le fue concedida a la enseñanza del dibujo en la política educativa de los gobiernos mexicanos posterior a la Independencia.
Con ejemplos de la época prehispánica y bajo la dominación española, el recorrido empieza con la introducción del sistema gremial del virreinato que dominaba la producción artística antes de La fundación de la Academia de San Carlos, cuando toda expresión artística, tanto las tres nobles artes -pintura, escultura y arquitectura-, como las artes aplicadas, se consideraban artes mecánicas, por ser producto de la manualidad. Con la fundación de la Academia de San Carlos se inició el concepto del arte como producto del intelecto, y las tres artes nobles dejaron de ser artes mecánicas para convertirse en artes liberales. La Academia inició un cambio profundo en la enseñanza de los gremios, y cualquier persona podía tener acceso a la educación artística, expresión del preponderante pensamiento ilustrado de aquella época; de esa manera ingresaron personas de escasos recursos económicos e indígenas.
En los estatutos de la academia novohispana, que tuvo como modelo la madrileña de San Fernando, se consignó el método de aprendizaje que seguirían los alumnos. Todos se iniciaban en la práctica del dibujo sin distinción del ramo a elegir -Pintura, Escultura o Arquitectura-, ya que el dibujo era considerado el principio común de toda expresión artística. La práctica estaba regida por la copia de estampas y de escultura en yeso, ejemplos de la antigüedad clásica, y de las pinturas que se exhibían en la galería de la Academia. El alumno iniciaba su trazado de la figura humana por fragmentos, normalmente copiándolo de estampas, en crecientes grados de dificultad, hasta llegar al dibujo de cuerpo entero. Fue hasta la segunda mitad del siglo XIX que se iniciaron las clases de dibujo al desnudo natural, practicada con modelos vivos, así como la copia de plantas, animales y En 1855 se incluye por primera vez en el plan de estudios la enseñanza del dibujo de paisaje ideado por Eugenio Landesio, quien proponía las salidas con sus alumnos al campo. También había prácticas de invención y composición. La labor docente se vio completada por tratados teóricos como Las proporciones del cuerpo humano medidas por las más bellas estatuas de la antigüedad, con treinta láminas labradas en cobre, copiadas de las de Gérard Audran del Audran, traducidos por Gerónimo Antonio Gil (1780), y Cimientos del artista dibujante y pintor. Compendio de perspectiva lineal, aérea, sombras, espejos y refracciones con las nociones necesarias de geometría del Director Eugenio Landesio (1866).
Fue sólo hacia finales del siglo XIX cuando se empezaron a gestar una serie de transformaciones en los programas educativos. Entonces, y a la luz de nuevas tendencias artísticas europeas como el realismo y el naturalismo, aunadas a una revalorización de la realidad cotidiana e histórica del país, se implementaron los cambios necesarios para preparar a los alumnos conforme a la modernidad.
La enseñanza del dibujo se presenta en el Museo Nacional de Arte hasta el 2 de marzo, y en ésta se ahonda aún más en el tema del dibujo en México.