El momento decisivo, donde Cristo ya sabía que iba a morir, en el que también conocía las intenciones de sus apóstoles y los había enfrentado. Con Judas el traidor de un lado y Pedro, quien lo negó tres veces del otro. Tal vez con María Magdalena en la mesa, con el santo grial, con pan y vino y probablemente una fiesta que duró horas.La última cena es tal vez una de las escenas bíblicas más utilizadas en el arte, la más famosa de ellas es la que hizo Leonardo da Vinci, pero con el tiempo, otros artistas, desde el Renacimiento hasta el arte pop, la retomaron para crear magníficas obras. Algunas llenas de secretos, otras simplemente aluden a los personajes de la vida contemporánea dentro de la última vez que los apóstoles comieron con Cristo. Con un extraño misiticismo lleno de personalidades importantes y que ahora cada domingo miles de feligreses adoran, ese momento fue tan importante en la historia que por años los pintores han probado su técnica con 13 personas sentadas alrededor de un banquete.La mayoría de los artistas del Renacimiento mantienen trazos clásicos, que lo único que nos muestran es la gran técnica del pintor, pero son repetitivos y bastante lineales. Conforme pasaron los años, los pintores se arriesgaron más pero encontraron inspiración en reyes, la vida diaria o simplemente la naturaleza y los sueños. Entre más contemporáneos, menos representaciones de La última cena fueron hechas. Escasas obras captan este mito, dejaron de creerlo y venerar al catolicismo como la única cosa que debían pintar.Te presentamos algunas obras de arte que representan este momento sagrado y vale la pena conocer.
Emil Nolde, La última cena
Emil Nolde interpretó esta imagen bíblica desde una perspectiva mucho más humana, y así se ganó el mote de artista inmoral y obsceno. En la mayoría de sus cuadros, tal como este, existen muchos empastes y predominan los colores, el resto queda en segundo plano. No se apegaba a la verosimilitud, sino a lo que quería expresar, por lo que sus personajes tienen casi siempre una apariencia cargada de violencia que deforma los rasgos de sus personajes, convirtiéndolos en seres grotescos.
Leonardo Da Vinci, La última cena
Tal vez es una de las últimas cenas más representativas de todos los tiempos y da Vinci realizó con esta obra un trabajo inigualable. En él se ven 12 apóstoles y a Jesús en el centro. Muchas interpretaciones aseguran que María Magdalena está sentada a la derecha de Jesús pero aún no se sabe con seguridad la cantidad de mensajes que da Vinci introdujo en esta pieza. El pintor realizó audiciones para lograr captar el sentido exacto de cada personaje y trabajó seis meses en pintar tan sólo a Cristo.
Salvador Dalí, La última cena
Como parte de su periodo místico religioso, este cuadro del artista catalán muestra otra visión del mundo de Dalí. Después de la Segunda Guerra Mundial trabajó en cuadros religiosos, tuvo tanto éxito que fue invitado por el Papa Pío XII. En la pintura de Dalí hay una marcada exactitud geométrica: la habitación tiene un diseño extraordinario con paredes transparentes, los pliegues del mantel parecen ser parte de un control absoluto y Cristo parece glorificado ante la impresión.
Tintoretto, La última cena
Uno de los maestros de la escuela veneciana con obras de arte clásicas que priman formas manieristas típicas de Miguel Ángel. Esta obra la realizó antes de morir y fue un encargo para la basílica palladiana en Venecia. La composición de este artista innovó ante el resto: la figura de Cristo ya no es el eje central de la obra, sino que aparece en una esquina. Los protagonistas mezclan personajes secundarios mundanos y divinos. Los apóstoles permanecen atentos ante una conversación elocuente y así, nosotros podemos tener una relación con ellos. Judas está sentado al contrario de la mesa y se queda al margen de la acción.
Paolo Veronese, Cena en casa de Leví o Comida en casa de Simón el Fariseo
Esta es quizás una de las obras más polémicas en la historia del arte. Con esta obra clásica –bastante libre en la interpretación–, el artista realiza una nueva última cena. Esto lo llevó a tener problemas con el Santo Oficio y posicionarse como uno de los genios de la pintura. Detrás de las columnas del templo se observa una reunión con los personajes principales, pero eso es sólo algo secundario, lo importante es la perspectiva, las miradas a las estructuras arquitectónicas y el dominio del pincel. Veronese tuvo que enfrentarse a la Santa Inquisición para defender su pintura y ésta lo obligó a cambiar el título.
Peter Paul Rubens, Última cena
Pintada para la decoración de las bóvedas de las galerías y las naves laterales de la iglesia de los jesuitas en Amberes, Rubens realizó los bocetos de 39 pinturas de pequeño formato y después sus estudiantes las acabaron. Todas las imágenes habían sido aprobadas por la orden jesuita y en ésta se ve a Jesús que voltea hacia arriba mientras una luz lo ilumina. El anuncio dramático centra la atención del espectador y Judas queda de lado.
Andy Warhol, Serie de obras de la última cena
A finales de 1986, Warhol realizó un serie que ahora se ubica en el museo Guggenheim. Una antología de las nuevas adaptaciones de las obras clásicas en tiempos masivos y populares, por ejemplo, tiene la versión Christ 112 times en la que repite la imagen de Cristo en un lienzo infinito. Una última cena en negro y con luz. Algunas son minimalistas y varias incorporan marcas como Camel o las papas fritas Wise.
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