El escultor Enrico Ferrarini, originario de Modena, Italia, estudió durante cinco años en el Art Institute A. Venturi, posteriormente se trasladó a Florencia, a la Academia de Bellas Artes, en la escuela de escultura. Ha viajado a distintos países, entre ellos Francia, España, Polonia, Inglaterra, África, Alemania, entre otros, en los que ha presentado su trabajo compuesto de rostros expresivos.
Sus más recientes obras son la consecuencia de sus estudios en neurociencia, con una profunda reflexión en la neurona especular. El tiempo, el movimiento, la expresión y la percepción son los temas en los que se fundamenta su obra. En una bien lograda recuperación de las técnicas clásicas en piezas del siglo XXI, Enrico Ferrarini elabora esculturas dotadas de gran realismo que parecen explorar las transformaciones del hombre a través del cuerpo. La obra de Ferrarini se titula: “Attimo I: A.M.O.R.E”.
La neurona especular se activa cuando un animal o persona ejecuta una acción, y observa la misma acción ser ejecutada por otro individuo. Las neuronas imitan al individuo como un “espejo”: uno observa y realiza la misma acción del observado. En la neurociencia, las neuronas espejo, como también son conocidas, desempeñan una función importante en las capacidades cognitivas relacionadas con la vida social, tales como la empatía y la imitación.
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En el trabajo de Ferrarini destacan las progresiones que logra del rostro o en los torsos, lo delicado de las facciones que conforman el gesto y la limpieza del conjunto. Las esculturas de Enrico parecen quedar estáticas, atrapadas en un estado amenazador que puede resultar, para algunos, grotesco. Mirar las esculturas del italiano es guardar un momento de contemplación a las emociones que nos hacen humanos.