“La Muerte, severa, los invita a danzar, ya marchan todos, hacia la oscuridad, en una extraña danza. Ya marchan huyendo del amanecer”.
Durante el año 2014 un clima de inestabilidad política dominaba en el territorio de Ucrania, con grupos opositores al gobierno y a favor de la firma del acuerdo de libre comercio con la Unión Europea, álgidas protestas invadían las calles; la represión agresiva se hacía presente, una revuelta civil se gestaba. Este suceso importante en la historia moderna del país, influenció a la joven ucraniana Svitlana Biedarieva para dar una segunda lectura a los conflictos que se vivían y, utilizando el arte como lenguaje, logró expresar de manera alegórica e inteligente la violencia en la humanidad.
De su análisis resultó la obra “Morfología de la guerra”, una serie de seis murales en gráfica digital, dedicados a la idea de cómo cada sociedad da vida a sus monstruos ideológicos en tiempos de conflicto, y crea la figura simbólica del “otro”, el opositor de creencias y enemigo, que se convierte en algo monstruoso y desafiante, ya que vive en el inconsciente colectivo de las masas y es alentado por los medios de comunicación.
Biedarieva plantea que un amigo puede ser fácilmente transformado en rival al momento de contraponer sus cosmovisiones, y cómo es que con gran facilidad retorcemos la realidad de la que emerge el instinto agresivo que tenemos profundamente arraigado en el interior.
Realiza una reflexión irónica, utiliza referencias visuales inspiradas en “La danza de la muerte”, una macabra obra literaria de la edad media, que también fue empleada en la emblemática película de Ingmar Bergman “El séptimo sello”.
En los diferentes murales encontramos alusiones a la muerte, que guía a los personajes en la danza hacia la pérdida de los placeres terrenales. La artista incluye figuras antropomórficas que asustan pero representan a los denominados “monstruos ideológicos”, entes que no poseen una forma exacta y que se vuelven universales; al mismo tiempo, utiliza imágenes religiosas, mezcladas con formas fálicas y armas que confrontan lo sublime y lo mundano; de esta manera, da cuenta de cómo esa dualidad habita permanentemente en nosotros, y con la cual tenemos un constante diálogo.
Svitlana recurrió a los elementos gráficos del siglo XVI, por ser considerada la época del oscurantismo, para simbolizar que hoy vivimos tiempos oscuros. Nos muestra que aunque han pasado cientos de años, la violencia sigue íntimamente ligada a la sociedad, y cómo los conflictos bélicos o políticos se repiten de manera cíclica. Al presentarnos situaciones anónimas con seres híbridos, la obra se vuelve universal, y se puede relacionar no sólo con el conflicto por el que fue inspirada, también con los hechos de Siria, la guerra contra el narcotráfico en México, la situación política en Estados Unidos, la situación crítica de Venezuela, los ataques terroristas, entre otros.
La artista no pretende presentar un discurso de cómo derrotar esos instintos básicos y primarios del ser, tampoco dramatizar sobre las discrepancias inexorables en la sociedad, sino que busca satirizarlos para crear un diálogo más abierto y razonado con la finalidad de entender que la realidad no siempre es como se presenta.
Svitlana Biedarieva estudió arte desde los ocho años, trabaja con medios gráficos, pintura, instalación, performance y arte digital; ha realizado residencias en Alemania y Estonia. Actualmente radica en México y hace su investigación doctoral sobre el arte mexicano posterior a 1968, para el Instituto de Arte Courtauld en Londres y trabaja para la Universidad de las Américas en Puebla.
“Morfología de la Guerra” es un ensayo gráfico sobre los horrores de los conflictos armados y la percepción influenciable de las masas, y hará reflexionar a los espectadores.
Se presenta por un breve periodo en el Centro Nacional de las Artes (Cenart) en la Ciudad de México y en Puebla, ya que viajará en agosto a la Biennale Internacional de Odessa, el evento más importante de arte contemporáneo en Ucrania.
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Otra exposición que también te hará reflexionar sobre la manera en que el catolicismo ha influido en nuestras vidas es la de Melancolía, cómo la religión crea culpa, tristeza y odio. Además, conoce la casa de piedra volcánica que Diego Rivera le hizo a los dioses.