El artista Orestes de la Paz exhibió una colección de jabones llamada “Making Soap” en el Museo Frost de Miami y fue el centro de atención. Aunque no era una idea precisamente novedosa o que figurara para dejar huella en el mundo del arte, los asistentes se sentían intrigados y cuestionaban por qué una serie de simples y comunes jabones se mostraban en tan importante recinto. Algún secreto debían esconder…
Al llegar a la exhibición, los asistentes quedaron entre maravillados y, a decir vedad, asqueados. La peculiaridad de los jabones era que estaban hechos de grasa humana de la que el artista se había desechó por medio de una liposucción. Años atrás, se había sometió a una operación para reducir grasa corporal de zonas específicas, principalmente en el cuello y estómago. Toda la grasa extraída le fue dada al finalizar la operación y la reusó para fabricar jabones que además de ser exhibidos, los comercializa, hasta la fecha, por la cantidad de mil dólares por pieza.
Además de los jabones de grasa humana, se exhibía un video con la operación, el cual, obviamente, era grotesco, incómodo y bastante perturbador. No obstante, no era más que la realidad a la que se enfrentaba todos los días: «Me encontraba en dos situaciones vulnerables, era gay y tenía sobrepeso (…) Como hombre gay, quería convertir algo que se considera sucio y vergonzoso en algo lujoso, saludable y potencialmente curativo (…) Como artista de performance, ésta me pareció una oportunidad para cerrar el círculo de la mercantilización del arte».
Así, los jabones creados a base de grasa humana se convirtieron en una obra de arte. Según palabras del artista, la mayoría de las personas están dispuestas a intentar cualquier cosa para verse bellas, incluso comprar productos con elementos humanos en su composición, como células madre, placenta, semen, etcétera. A pesar de ello, muchos se mostraron renuentes ante la idea de usar jabón con grasa corporal. Ante la absurda negativa, De la Paz reclamaba que «siempre hay una cierta cantidad de sangre, sudor y lágrimas en cada trabajo artístico. Simplemente yo lo hice más explícito».
Entre deshechos corporales, controversia y arte, De la Paz fue criticado por los visitantes y expertos de arte que incluso tacharon su obra de asquerosa y poco profesional. Ante tal negativa a su trabajo, el artista sólo respondió que había que adentrarse un poco más a su obra y entender el significado de la misma. Sin embargo, este caso es uno de los numerosos e incomprendidos que han pasado a la historia, como él existen otros creativos que han creado piezas extraordinarias según su propio criterio. Arte extraño y diferente, según la crítica; e inexplicable, según los espectadores.
–
“Brillo Box” (1964)
Andy Warhol
Como el máximo exponente del arte pop, Andy Warhol siempre tenía trabajos polémicos y transgresores. Había trabajado como dibujante publicitario antes de mostrar las famosas latas de Campbell en su primera exposición. Más tarde mostró el famoso rostro de Marilyn Monroe, las botellas de Coca-Cola, los billetes de un dólar y otros íconos de la cultura popular. Pero si una obra marcó su reinado como el artista menos comprendido fue su serie de cajas de “Brillo” que fueron copiadas de la original pero a mayor escala (50 x 50 x 38). La genialidad no está en el diseño mismo, ya que el artista que las diseñó para ser comercializadas las creó con el fin de que fueran sencillas de leer y de entender, por lo tanto, el éxito y la fórmula secreta se encuentra en que un objeto puede ser fácilmente una obra de arte, mientras que otro similar, no pasa de ser un objeto cualquiera. ¿Por qué? Por el simple hecho de que Warhol lo exhibió como tal, como una pieza de arte y entonces, se convirtió en lo opuesto a lo que estaba definido y considerado arte.
–
“La Fuente” (1917)
Marcel Duchamp
Duchamp había llegado a Estados Unidos en 1915 y ya se involucraba fuertemente en el dadaísmo, el famoso movimiento antiarte. Cierta ocasión, mientras caminaba con el artista Joseph Stella y el coleccionista de arte Walter Arensberg, vio un ejemplar del modelo de urinario Bedfordshire, le llamó tanto la atención que pensó que si el Dadá era un movimiento antiarte, quizá una pieza tan relacionada a la suciedad podría ser una obra perfecta para exhibir. Mostró de modo distinto el urinal, le dio la vuelta respecto a su posición de uso y escribió encima de él “R. Mutt 1917”, tomándolo como pseudónimo. Una vez en la exhibición, “La Fuente” fue oculta por los miembros del jurado sin saber que había sido Duchamp quien la había enviado. Al finalizar la exposición, fue el propio artista quien lo reveló y finalmente renunció a su puesto en la Sociedad de Artistas Independientes.
–
“Caja de Zapatos Vacía” (1993)
Gabriel Orozco
Siguiendo las ideas dadaístas, Gabriel Orozco expuso en Nueva York una pieza que consistía en una caja de zapatos vacía. Puesta ahí, como si se tratara de cualquier cosa, en realidad era su propia interpretación del arte que en ocasiones veía como algo vacío, a pesar de las profundas ideas, reflexiones y críticas. El público no hacía caso y cada quien le daba un significado distinto, quizá sin fondo ni forma. La gente sabía perfecto para qué era y lo que pudo haber contenido, la diferencia estaba en que cada quien pensaba en zapatos distintos, mientras que los que realmente habían estado ahí dentro sólo los conocía Orozco. Con esta obra, fue el artista más enigmático de los 90, todos querían conocerlo y saber quién estaba detrás de semejante obra.
–
“Mierda de Artista” (1961)
Piero Manzoni
En 1961, Manzoni se dispuso a presentar 90 latas de conserva en las que supuestamente había introducido su propio excremento. Todas estaban numeradas y firmadas en la tapa y, cada una tenía el valor de $149 mil dólares. Además de ser criticado por todo el mundo debido a la suciedad e incomodidad que ésta presentaba, era una sátira al arte, al culto al artista, al consumismo y al capitalismo. Manzoni exhibía “su mierda” (literalmente) como un producto glorificado, exclusivo y aludiendo a que cualquier objeto que lleve una firma distinguida se vuelve tan valioso como único sin importar su contenido. Hasta la fecha, ninguna lata ha sido abierta.
–
“My Bed” (1998)
Tracey Emin
No sólo fue una obra incomprendida, sino que por lo mismo, es considerada una de las piezas más vergonzosas en la historia del arte. ¿Por qué? Si es sólo una cama desecha con cerros de basura… En efecto, es justamente eso lo que la hace tan risible para unos y tan cuestionable para otros. La cama tiene las sábanas manchadas, preservativos en el suelo, dinero, revistas, un perro de peluche y el nombre de más de cien examantes que pasaron por su colchón, además de ropa interior manchada con sangre menstrual, aditamentos femeninos y pañuelos sucios. Esto no fue un montaje cualquiera. Luego de una decepción amorosa terriblemente difícil para Emin, ella entró en depresión, una tan severa que en un brote de desesperación, tomó una fotografía de lo que era su hábitat en ese momento. Luego de superar a medias la ruptura, se dio cuenta de lo sumida que estaba, por lo que quiso mostrarlo al mundo aunque quizá no estaba del todo preparado para una pieza similar. Emin aceptó las críticas positivas y negativas aunque confiaba en el fondo y forma de su contenido.
–
“Vanitas: Flesh Dress for an Albino Anorectic” (1987)
Jana Sterbak
Si pensabas que Lady Gaga había tenido una mente brillante cuando “ideó”su famoso vestido de carne, es porque seguramente no conoces a Jana Sterbark y su diseño hecho completamente de carne fresca. La artista tomó los filetes de res crudos y los cosió uno a uno hasta formar un vestido. Los chefs del mundo y las organizaciones dedicadas a la alimentación enviaban cartas de rechazo a la artista por usar comida en un performance artístico en lugar de darlo a personas cuya necesidad de comida era mucho mayor. El “desperdicio” estaba estimado en $260 dólares de comida por pieza, el vestido se hizo en repetidas ocasiones desde 1987 hasta principios del 2000, entonces el valor que alcanzó fue demasiado alto. Otras personas enviaron restos de comida a la galería en que se exhibía como señal de protesta. Vanitas fue interpretado como un rechazo al sexismo estructural, es decir, intentaba mostrar cómo las mujeres son relegadas de la sociedad y tratadas como trozos de carne. La carne y otros elementos como las velas, fueron de ayuda para que la gente meditara sobre la vida y la muerte, así como la espiritualidad.
–
“Body Worlds” (1995)
Gunther von Hagens
Más que un artista, el anatomista se hizo mundialmente famoso por convertir cuerpos humanos reales en estatuas que parecieran ser hechas por algún talentoso escultor. A través de una técnica llamada “plastinación”, los cuerpos son inyectados con una solución de plástico líquido en el cadáver. La solución se endurece y preserva el cuerpo por completo. Al principio era únicamente con fines académicos, pero ahora, han cobrado un significado un poco más artístico. Sus esculturas han sido llevadas alrededor del mundo exhibiendo la grandeza del cuerpo humano y atrayendo la indignación de grupos religiosos y un sector específico de la sociedad que lo tachaba de irrespetuoso e inmoral, en especial cuando realizó una autopsia en vivo en la televisión británica a pesar de ser advertido de ir a la cárcel. Él asegura que únicamente es un anatomista comprometido con el público para mostrar que la educación es primordial; sin embargo, no le molesta levantar ámpula con su “obra”, la que denomina un acto de rebeldía que no es más que educación y la educación implica rebelarse.
–
“Desayuno en Pelaje” (1936)
Meret Oppenheim
Luego de una conversación que mantuvo con Picasso y Dora Maar, el pintor le dijo a Oppenheim que el brazalete de piel que portaba era muy bello, la piel hacía todo mucho más bonito, por lo que todo debería estar cubierto de piel, incluso la taza y el plato que estaba ocupando. Entonces, luego de que André Bretón la invitara a participar en la primera exposición surrealista dedicada a los objetos, cubrió un juego de taza, plato y cuchara de piel. Bretón la presentó como un objeto de “naturaleza estrictamente pornográfica, cuyo impacto sería de una importancia escandalosa”, esto debido al fetichismo que Freud tenía con el pelaje, así sería “sustentado” por un estatuto psicoanalítico. Al final, la gente llegó esperando ver una pelvis humana, o quizá algo más erótico; no obstante, al ver la verdadera pieza, los espectadores creyeron que era una especie de representación erótica-sexual, pero no, eran simplemente trastos cubiertos de pelaje artificial.
–
Así, encontramos que el arte está definido por las percepciones, se define muchas veces por la perspectiva que puedan tener los espectadores, aunado al entendimiento mediático que se le da cada obra. Cada artista y cada una de sus creaciones están sujetas a la subjetividad, pero por algo son creadas desde su idea que aunque no siempre está clara para los críticos y los que las admiramos, debería ser el punto de partida para la interpretación de una obra.
**
Si aún no crees en el arte contemporáneo, quizá estas 8 razones te hagan dudar aún más; si embargo, aún puedes recurrir a las obras de arte inspiradas por Sigmund Freud para superar miedos y angustias en la vida.
*
Referencias
Dazed
El País
El Confidencial
Scribd
Gizmodo