¿Qué sería el mundo sin teatro? Una pregunta que para muchos resulta cursi y pretenciosa apenas es emitida por los labios de alguien que ante un foro no puede hacer más que suspirar; sin embargo, dentro de sí encierra una fuerte admiración hacia los principios no sólo artísticos, sino religiosos de nuestra sociedad. Antes de que la palabra “telón” apareciera en nuestro vocabulario, el teatro ya jugaba un papel muy importante dentro de la sensibilidad colectiva.
Si bien los primeros pasos de la actuación estaban enfocados a emular los movimientos y sonidos de la naturaleza para acercar a los hombres a la realidad celestial que les había dado origen; conforme el arte fue evolucionando, las ideas que los autores plasmaron en cada una de sus obras fueron tomando un corte más realista, hasta llegar al inevitable terreno de la crítica.
Al encararlos con su realidad, los espectadores se sienten incómodos. No pueden creer que sean ellos quienes están siendo interpretados por un grupo de personas que parecen conocer todos sus secretos y los muestran, así sin más, ante una audiencia de individuos atónitos que, con tal de no aceptar su propia existencia, opta por abuchear la perfecta ejecución de un grupo de artistas que, al igual que el público, se enfrentan al hastío de una sociedad que se derrumba sin que nadie haga algo para impedirlo. De esta manera, esa negación de la realidad se convierte en una polémica absurda que puede —o no— hacer que el hastío siga creciendo.
_
Hair (1967)
James Rado y Gerome Ragni
Si bien esta obra fue pionera en derrumbar tabúes y temores sobre los escenarios estadounidenses, pocas personas estuvieron de acuerdo en que tantos actores desnudos aparecieran en escena. A pesar de que la estética beat de la puesta en escena exigía este recurso, el público de 1967 no pudo evitar escandalizarse.
_
Cabaret (1966)
Joe Masteroff
Rescatar el cruel contexto nazi para hacerlo pasar como un aspecto cotidiano en la vida de los personajes de esta obra fue probablemente uno de los mejores recursos para la época. Si bien el público no compartió dicha idea cuando se estrenó la puesta en escena, tampoco tardó tanto en darse cuenta de que se trataba de una crítica hacia una sociedad que sigue su curso, incluso mientras el mundo se desmorona en su patio trasero.
_
Casa de muñecas (1879)
Henrik Ibsen
Una buena parte de Noruega se escandalizó cuando pudo percatarse de que un tal Ibsen había escrito un libreto en el que, entre otras cosas, criticaba los estándares de comportamiento femenino de la época, más aun, defendía los ideales de la mujer por encima del pensamiento masculino a partir del cual se planteó la idea de familia tradicional.
_
Cleansed (2016)
Sarah Kane
Apadrinada por el premio Nobel de literatura, Harold Pinter, esta obra incluye entre sus escenas sexo explícito —tanto gay como heterosexual—, además de momentos que se basan en la violación, la tortura y el suicido. Cabe decir que tan sólo el día de su estreno 40 personas abandonaron la sala y apenas 20 minutos después del inicio de la obra una persona sufrió un colapso nervioso.
_
Rent (1996)
Jonathan Larson
A pesar de que la revolución sexual de mediados de los ochenta ya había abarcado muchas expresiones culturales funcionando como recurso o eje principal, en el teatro de Broadway aún no daba ni siquiera sus primeros pasos, en ese sentido, Rent fue la primera en este tipo de escenarios que mostró relaciones abiertamente homosexuales y bisexuales.
_
Equus (1973)
Peter Shaffer
La polémica alrededor de esta puesta en escena puede resumirse en tres palabras: sexo con caballos. La trama se centra en la historia de un psiquiatra que trata de “curar” a un joven que tiene una extraña fijación tanto erótica como religiosa con los caballos. Debido a que no contaba con ninguna especie de restricción, muchos padres de familia se quejaron después de que sus hijos presenciaran escenas eróticas, mismas que consideraban peligrosas para su mentalidad.
_
La familia irreal (2012)
Jordi Ventura y Joan Lluís Bozzo
Como en muchos casos, la crítica hacia alguna clase privilegiada se convierte en el recurso perfecto de toda obra, siempre y cuando se utilice con inteligencia, de lo contrario no será más que una producción que aterrice en el absurdo cliché de atacar algo que ya está más que gastado. Afortunadamente esta obra es una de las pocas que se salvan de la repetición, su atinada manera de tomar a la monarquía española y hacer de la Familia Real una familia real es algo que ha disgustado a más de un nacionalista.
_
Gang Bang (2011)
Josep María Miró
Los nueve actores que desfilan semidesnudos en el escenario distraen al público de la verdadera intención de esta obra. Junto con la llegada del Papa a Barcelona, también llega la oportunidad de una joven catequista que recibe como regalo de cumpleaños un encuentro orgiástico que a simple vista poco tiene que ver con el primer acontecimiento. El sexo sirve como un puente para hablar sobre la moral y la incongruencia de la vida moderna.
_
Avenue Q (2003)
Jeff Whitty
Si Plaza Sésamo se hubiese fusionado con una caricatura para adultos, seguramente el resultado habría sido, si no esta obra, algo muy parecido. Las marionetas sirven como protagonistas para este musical en el que los afelpados personajes cantan sobre racismo, pornografía, drogas, homosexualidad y política. Quienes llevaron a sus hijos a verla debieron leer la sinopsis para evitar llevarse el susto de sus vidas.
_
Amor sin barreras (1957)
Jerome Robbins
Mientras otras obras se ganan la polémica con sexo explícito o desnudos que en muchos casos resultan innecesarios, esta obra generó comentarios debido a que, en medio de una historia de amor, introdujo una fuerte crítica hacia las políticas de migración de Estados Unidos; en una de las canciones más importantes del musical es evidente la referencia hacia problemas como el consumismo, la modernidad, la pobreza y marginalidad.
_
Finalmente es la misma polémica la que hace que una obra crezca. Los comentarios negativos atraen incluso a más espectadores que, en el mejor de los casos, llevados por el morbo y la incertidumbre se percatan de que las escenas que ocurren frente a sus ojos no son más que una especie de espejo amenazante que trata de persuadirlos de todo lo que está mal con la realidad en la que viven.