La fuerza de la naturaleza ha sido siempre un incentivo para la creación artística. Las formas que emanan del ambiente, las visibles y las microscópicas, son motivos para hallanar en el propio interior y verter en un soporte, y a través de un medio, la soltura del paisaje abierto o la belleza de la minucia. Así lo hace Paula Victoria.
Paula Victoria es arquitecta paisajista y artista plástica, vincula sus profesiones en un encuentro entre la proyección y el diseño propio de su formación, con la rehabilitación de los espacios desde su imaginario, el que deja concentrarse en acuarela y tinta china. Paula Victoria recrea universos desde la materia, la minúscula, la que está armada por patrones celulares y se enreda en tejidos.
La mexicana, originaria del D.F., ve la justificación de su obra en el expresionismo abstracto, utiliza el gran formato para situar sus piezas en el reconocimiento del espectador, pero intercambia el óleo por la acuarela, pues, considera, es un material transparente con el que cualquier error se convierte en parte de la obra, no como un recurso aislado sino como un punto de partida para la improvisación que defina la creación.
En cada pieza, Paula Victoria hace una exploración de las emociones humanas a través de dimensionar y configurar espacios con el recurso del trazo sin premeditación, y es en la abstracción en la que define un caos, uno propio que puede ser el de alguien más; un mundo arrebatado que nace de la búsqueda personal. Sus piezas son una pelea constante entre la razón y la visceralidad.
La de Paula Victoria es una pintura más bien de su personalidad, pero con fundamento biológico, no en la forma, pero sí en la inspiración. Considera a la percepción parte intrínseca de su producción artística, la hace parte de un juego entre la imagen que ofrece y la interpretación del otro. No titula las piezas, como el primer acercamiento desnudo de los demás, quienes al verse sin un referente textual configuran su propia lectura; ella le llama una especie del test de Rorschach, famoso entre la comunidad psicoanalítica, y que se utiliza, principalmente, para evaluar la personalidad del testado, en él se presentan distintas imágenes abstractas y, según la personalidad de cada sujeto, se interpretan diferentes figuras, paisajes, elementos, animales o plantas, esa es la interacción que Paula busca generar con sus obras, que se vean completadas por la propia experiencia personal, estética y visual de quien las mira.
Las pinturas de Paula Victoria son episodios de acuarela, algunas veces disciplinados, con detalle en el uso del color, con pocos contrastes y trazos armónicos; otros más explosivos, abiertos al presente, el que se refleja en el manejo excesivo de los tonos, pero siempre son trazos libres, sin reglas ni plantillas. Un trabajo honesto desde la técnica.
“Todas mis obras son igual de apasionadas, aun en el vacío encontramos cantidades inmensurables de energía”.
Como parte de su trabajo artístico, Paula Victoria también realiza murales, diseño de jardines y está inmersa en la dirección de arte. Es colaboradora del Movimiento de Muralistas Mexicanos y ejerce su profesión como artista de manera independiente. Su primera exposición individual se llevó a cabo en el Restaurante Azul Condesa, en la colonia Condesa.
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