Tal vez una sensación de miedo inmenso o una descarga repentina de adrenalina, el aumento del ritmo cardiaco, la agudización de los sentidos, una enorme sensación de energía, a lo mejor quedaron paralizados y sintieron un dolor agudo. No sabemos qué fue lo que los artistas que estuvieron a nada de perder la vida durante la realización de sus performance sintieron al estar tan cerca de la muerte.
De acuerdo a un estudio realizado en Estados Unidos por científicos de la Sociedad Química del país norteamericano, los cambios químicos que se producen en nuestro cerebro cuando sentimos estar cerca de la muerte son similares en todos. En primer lugar, padecemos una intensa sensación de miedo como respuesta evolutiva a lo que nos prepara para reaccionar o huir de la muerte, también experimentamos un fuerte bombardeo de adrenalina que el mismo miedo provoca.
Otra consecuencia de estar a dos pasos de dejar el plano terrenal es el aumento del ritmo cardiaco y de la sensibilidad de nuestros sentidos, pues nuestro organismo nos prepara con cantidades de energía mayores para defendernos de aquello que amenaza nuestra supervivencia. Aunque a veces, todo esto se reduce a la paralización total de nuestro cuerpo como una respuesta motora involuntaria a la intensa amenaza de muerte que sentimos nos acecha.
Algunos de los artistas que llevaron a cabo arriesgados montajes y descabelladas actividades para realizar sus obras de arte tuvieron que enfrentarse, mucho más cerca de lo que jamás habrían imaginado, con la muerte.
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Orlan – “The Reincarnation of Saint Orlan” (1990-1995)
Mireille Suzanne Franquette Porte, mejor conocida como Orlan, fue la artista que se ha sometido a nueve cirugías plásticas para recrear sobre su propio rostro las facciones de algunas famosas mujeres de la historia del arte occidental. La artista se inyectó las cejas para que fueran similares a las de la “Mona Lisa” de Leonardo da Vinci, se reconstruyó el mentón para evocar a la “Venus” de Botticelli y transformó la forma de su boca en un homenaje a la pintura de Francois Boucher, “The Rape of Europa”.
Orlan permaneció consciente durante las largas operaciones con las que transformó su rostro, fue fotografiada y filmada mientras se sometía a los procedimientos quirúrgicos, casi siempre con una poesía o libro entre las manos. Tendiéndose sobre una cama de hospital de la que tal vez pudo no haberse levantado, pues el dolor y el impacto de permanecer despierta mientras los doctores pasaban sobre su rostro y en varias ocasiones el bisturí, pudieron haber significado la muerte para la temeraria artista.
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Chris Burden – “Shoot” (1971)
El artista conceptual Chris Burden llevó a cabo un performance que sabía perfectamente podía tratarse del último de sus días. Un rifle calibre .22 fue el que utilizó para que le disparan durante su obra “Disparo”, en la que Burden se graba al fondo de una pared sobre la que espera que un amigo parado justo a 15 pies frente a él le dispare en el hombro izquierdo.
El argumento de Burden para realizar este performance se basaba en la expresión artística que según él connotaba el riesgo físico que incluso las experiencias cercanas a la muerte implicaban. El resultado de su éxito hizo que el artista continuara con actos extremos y similares al primero, pues en 1974 llevo a cabo “Transfixed”, la creación durante la que se crucificó a sí mismo en un Beetle de Volkswagen, para después encerrarse en un locker escolar durante cinco días en 1971, performance al que nombró “Five Day Locker Piece”.
https://www.youtube.com/watch?v=26R9KFdt5aY
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Joseph Beuys – “I like America and America Likes Me” (1974)
La desafiante obra de Beuys empezó con un viaje desde Düsseldorf a Nueva York, donde al pisar el aeropuerto de Estados Unidos, el artista se envolvió de la cabeza a los pies en una manta de fieltro y luego subió a una ambulancia en la que fue llevado a una galería a la que entró sobre una camilla. Una vez allí, fue colocado en un espacio que compartió durante siete días con un coyote salvaje, mientras los espectadores que eran separados del peligroso escenario por una malla metálica lo observaban desde el otro lado.
El performance consistió en que durante todo ese tiempo que Beuys pudo haber sido atacado por el coyote, el artista alemán realizaba una serie de rituales diarios que incluían conversaciones con el animal, ofrecerle diversos objetos como tela de fieltro, guantes, linterna, un bastón y cada día le leía el diario “The Wall Street Journal” para que el coyote los tocara y tuviera una acercamiento con él.
https://www.youtube.com/watch?v=bS3XI-BnuZc
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Sterlac – “Implants Ear in Forearm”
Stelio Arcadiou, como solía llamarse el artista australiano, fue el arriesgado hombre que en nombre del arte decidió crearse una tercera oreja en su brazo. Y aunque todavía busca someterse a otras cirugías para instalar un micrófono conectado por Wi-Fi que permitirá que las personas de cualquier parte del mundo escuchen lo que él oye, por ahora el proceso a través del que busca convencer a otros de su visión inició con la riesgosa cirugía para su performance sobre su propio antebrazo.
Antes de que el área donde Sterlac introdujo el implante sanara por completo, tuvo que esperar seis meses a que su piel y venas crecieran por encima de la nueva oreja hasta que la cubrieran totalmente. Pero ahora que el propio tejido y los vasos sanguíneos del artista se adaptaron al material, Sterlac explica que esta oreja es una parte viva, sensible y funcional de su cuerpo, todo para expresar la idea, muy particular, sobre su interés por lo post-humano, es decir, el mundo del androide.
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Chris Burden – “Fire Roll” (1973)
Burden era conocido por sus polémicos performance en donde más de una vez consiguió acercarse más de lo imaginado a la muerte, pero fue en 1973 cuando decidió involucrarse con una fuerza distinta por primera vez: el fuego.
El artista se prendió fuego a sí mismo, rociando un líquido flamable sobre sus pantalones, ya en llamas, Burden comenzó a apagarlos con movimientos bruscos de su propio cuerpo y sin permitir que nadie más interviniera para cesar el fuego.
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Chris Burden – “Through The Night Softly” (1973)
Ese mismo año, Burden realizó un acto similar, pero ahora sobre vidrios trozados en los que se arrastró en ropa interior con las manos atadas en su espalda, generando que su audiencia se incomodara al grado de salir de la sala de exposición al ver cómo el artista agonizaba de dolor debido a los vidrios incrustados en toda la parte frontal de cuerpo. Esta vez Burden quiso llevar su obra más lejos y consiguió transmitir diez segundos del performance en un canal local de televisión, así la incomodidad que quiso generar rompió las barreras del tiempo y espacio, llegando hasta los hogares de toda California.
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Marina Abramovic – “Rhythm 5” (1974)
Para este performance, Abramovic construyó una estrella de cinco puntas hecha de madera y la empapó con 100 litros de gasolina, a la cual la artista serbia del performance le prendió fuego. Una vez encendida, Abramovic caminó alrededor de ella mientras se cortaba el cabello y tiraba los sobrantes en cada punta de la estrella, luego se cortó las uñas de los pies y tiró los recortes en cada arista de la figura.
Cuando Abramovic terminó su ritual, entró al centro de la estrella para tumbarse en la superficie vacía, sin notar que las llamas ya habían consumido todo el oxígeno del lugar donde Abramovic se recostaría. Por lo que ya en el suelo, la protagonista del performance perdió el conocimiento y debido a las llamas alrededor de ella, los espectadores nunca se dieron cuenta de que la “abuela del arte del performance”, como ella misma se reconoce, había entrado en un estado inconsciente.
Fue hasta que una llama alcanzó a tocar la pierna la artista que dos personas del público se dieron cuenta de que Abramovic estaba desmayada, pues nunca reaccionó de ninguna manera al momento en que la llama quemó su pierna, por lo que estos dos espectadores la tomaron entre sus brazos para sacarla de la estrella y salvarla del casi pacto que ese día la artista hacía con la muerte.
Ya sea transgredir al espectador, trascender dentro de la historia del arte, romper las limitaciones del tiempo y el espacio, crear nuevas formas y conceptos, alterar el propio cuerpo o cualquier otra acto que lleve a los extremos de la vida a estos artistas, su objetivo fue redefinir el arte tal como lo conocemos, rompiendo las normas y poniendo a prueba los límites de la propia resistencia humana para definir uno de los movimientos artísticos más progresistas de la década de 1970 hasta la actualidad: el performance.
Los acercamientos con la muerte deben irremediablemente volcar algo dentro del que sufrió la experiencia, no sabemos si se trata de un fenómeno positivo o negativo, pero estos artistas se atrevieron a experimentarlo en carne propia para impactar con sus obras a quien las presenciara o conociera.
Como ellos, otros artistas, entre ellos directores de cine, pintores, escultores, bailarines, etcétera, sin utilizar el mismo recurso que desafiaba a la muerte, también buscaron crear una reacción transgresora en el espectador para ser reconocidos por lo inquietante de sus piezas. Como el increíble trabajo del director de cine que no necesita de muertes violentas y sangrientas para incomodarte hasta el extremo o la polémica temática del libro que podrías leer para garantizar el éxito de tu muerte.
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Referencia:
Diario Digital RT