15 pinturas para mujeres que quieren ser deseadas

15 pinturas para mujeres que quieren ser deseadas

15 pinturas para mujeres que quieren ser deseadas

¿Cuándo fue la primera vez que viste a una mujer por completo desnuda?

Recuerda a qué olía, cómo era la ropa que llevaba y qué sentiste al ver que se despojaba de ella. Recuerda cómo palpitaba tu corazón, si era de día o de noche y cuál fue la primera parte de su anatomía que besaste. Recuerda lo asustado que estabas o la seguridad que experimentaste en la manipulación de su cuerpo entre tus manos. Recuérdalo todo muy bien. Haz un viaje en el tiempo hasta llegar a ese preciso instante en que tu respiración se cortó al saber que te convertías en uno más de cuantos se han enfrentado a la desnudez propia y ajena.

Tal vez las palabras de Roque Dalton tengan sentido para ti: «Siempre recordaré tu desnudez entre mis manos, tu olor a disfrutada madera de sándalo clavada junto al sol de la mañana; tu risa de muchacha, o de arroyo, o de pájaro; tus manos largas y amantes».

Al ver las pinturas de mujeres desnudas de Greg Mason es imposible decir qué fue más erótico: su espalda, su cuello, su cabello recogido de manera descuidada con un chongo, sus piernas abiertas sobe la silla o esas acertadas pinceladas que provocan que la luz de la mañana que entra por la ventana ilumine su espalda. O tal vez lo mejor de todo fue que se trataba de modelos anónimas cuyo rostro queda velado al espectador.

Puede ser todo o puede ser nada.

 

Cada vez que miras una pintura y luego otra, la imposibilidad de llegar a una conclusión es capaz de asaltarte de nueva cuenta. Su erotismo podría radicar en su cabello despeinado. Podrían ser sus piernas delgadas y largas sosteniendo su vientre y su cintura lo que hacía que esta visión fuera tan gloriosa. ¿O acaso era que su secreto radicaba en esa prenda blanca que sostenía con la mano derecha y que no sabemos si es suya o de algún amante que yaciera agotado en la cama de la habitación?

Puede ser todo o puede ser nada.

 

Esa primera vez que viste a una mujer desnuda ¿no sentiste que los ángeles existían? Yo comencé a creerlo cuando vi esta pintura de la mujer reponiendo sus fuerzas, descansando del agotamiento de su ser, durmiendo de esa manera sobre las sábanas blancas que son como su cielo.

 

Greg Mason, autor de estos milagros con forma de pintura, es el hombre que ha encontrado la manera de desnudar el cuerpo de una mujer y convertirlo en un paisaje, casi la entrada al Paraíso. «Cuando trabajo con una modelo en vivo, el “sujeto” son ellas, pero la pose puede ser algo que sucede intuitivamente “en el momento”».

 

Estos ángeles femeninos atrapados en casas vacías consumidas por la luz de la mañana tienen la mirada extraviada en un misterio que sólo las paredes que los rodean y ellos saben de qué se trata. Los demás sólo podemos quedarnos observando sus movimientos y adivinando sus pensamientos, pero, sobre todo, lo que llevamos a cabo es la admiración de su carácter celestial y la suavidad de su cuerpo.

 

Cada una de estas señoritas de corte refinado, que posan desviando la mirada (jamás encarando al espectador de frente), se notan tímidas pero jamás sumisas. No puede haber mujer sumisa que se entregue por gusto propio a posar ante la mirada del artista. Es éste el que se entrega de manera sumisa a colorear, dibujar o trazar la perfección del cuerpo que está ante él.

 

Esas espaldas delgadas y esbeltas, esos brazos lánguidos, esos cabellos sueltos que caen de manera alborotada a través de unos hombros delicados son un precioso regalo que recibimos de la mano de Greg Mason. Semejantes visiones enternecen y excitan al mismo tiempo; la contemplación de esos cuerpos de tez pálida dándose un baño de erotismo, pasión y relajación nos lleva a viajar en el tiempo y sentir la vulnerabilidad de la niñez.


 

Desde la época victoriana, la pintura de desnudos ha sido una presencia constante en el arte que nos recuerda lo celestial que puede ser un orgasmo o la belleza del cuerpo femenino. Mientras exista el deseo y siga viéndose la anatomía como inspiración para el arte, los desnudos siempre serán fuente de inquietud para todo artista que se precie de admirar lo celestial de la vida.

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