Te quedan pocos minutos de vida. La fecha ha llegado y los guardias acuden a tu celda para llevarte por el pasillo de la muerte rumbo a la sala de ejecuciones. Justo en ese momento te encontrabas dando los últimos toques a la pintura que comenzaste hace dos semanas, muestra a dos niños tomados de la mano caminando por un campo de rosas hacia una extraña torre perdida en el horizonte. Cuando te percatas de la presencia de los guardias que te han cuidado desde hace años, suspiras, limpias tu pincel, lo colocas sobre los demás y dejas que entren a tu celda para ser esposado.
Antes de salir, echas un vistazo a tu obra, el último recuerdo que dejarás al mundo de tu paso por esta vida. Quedó tal como la planeabas. Una cierta nostalgia te invade, pues nunca más volverás a experimentar el escape y la tranquilidad que el arte te ofrecía. Pero todos los ciclos se cumplen y la hora ha llegado. Pronto, en las tinieblas, podrás realizar tu mejor lienzo.
No eres el único que ha encontrado en el arte una vía de expresión tras las rejas. El blog “Minutes Before Six” es una extensa galería de obras literarias y pictóricas de convictos condenados a muerte. La iniciativa se creó para dar luz a la obra de hombres que desean expresar al mundo sus sentimientos antes de morir. Son trabajos llenos de honestidad, emotividad y, sobre todo, libres de un afán intelectual.
Cold Hard Time
Por John Ruzas
If I could sing a love song
That would reach you in the night
It would stroke the tissue of your heart
And bring you to my side.
If I could write sweet poetry
So the whole wide world could see
How the love light shining in your eyes
Reflects on only me.
Las imágenes y el poema fueron tomadas del blog
Minutes Before Six
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Existen más ejemplos de convictos convertidos en artistas.
En 2005, el preso Myuran Sukumaran demostró poseer un enorme talento con su obra pictórica. Fue arrestado, junto con tres hombres, en el hotel Melasti, en Kuta, Indonesia y acusado de tráfico ilegal de heroína cuando se hallaron 334 gramos de esta sustancia ilegal en el cuarto donde se hospedaba. Después de un juicio, fue sentenciado a pena de muerte el 14 de febrero de 2006, misma que fue aplicada el 29 de abril de 2015. El gobierno de Indonesia ordenó que muriera fusilado. Sin embargo, durante su estancia encontró un escaparate en el mundo del arte, en ese entonces, fue apoyado y protegido por el artista australiano Ben Quilty para, al menos en el último aliento de su vida, crear obras crueles y desgarradoras.
Otro preso condenado a muerte que ha hecho del arte una pieza clave en su vida en la prisión, es Harold Nichols, quien describe el proceso de creación de la siguiente manera:
“Cuando empiezo con un papel o lienzo en blanco y comienzo a hacer líneas y marcas que confluyen en una forma razonable, éste es el verdadero momento en que he creado algo de la nada”. Nichols recibió condena a muerte por el asesinato y violación de una mujer de 21 años en 1988.
Para Donald Middlebrooks, el arte es una forma de terapia y escape: “Es la forma en que expreso mi pesar por el abuso infantil.” La pena de muerte que se le imputó fue el resultado de la tortura y el asesinato de un niño de 14 años. Desde 2013 ha sido instruido en la pintura por dos maestros: Robin Paris y Tom Williams, profesores del Colegio de Arte, Diseño y Cine de Watkins, Nashville. Su obra ha sido expuesta en cinco eventos en Tennessee y otra en la Galería Apexart de Nueva York.
Encontrarse ante una situación de desesperación y profunda pena, sin duda puede ser un detonante que nos haga volcar nuestros sentimientos en obras llenas de vigor y sensibilidad.
Para Tom Williams, quien ha participado como mentor de reclusos interesados en la expresión artística, su labor es muy clara: “Si vamos a matar a estos hombres, entonces debemos estar dispuestos a escuchar lo que tienen que decir”.
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Imagina por un momento que estás en el corredor de la muerte y que tienes seis minutos para hacer la última imagen de tu vida. ¿Qué harías y a quién se la dedicarías?
Sobre la condena de muerte y el arte aún hay mucho por saber. Acompáñame a descubrir dos curiosas historias: la última cena de 10 reclusos condenados a muerte o la historia del hombre que robó más obras de arte que Hitler.
Fuentes:
The Guardian
Blog Minutes Before Six