El trabajo de George Braque y Pablo Picasso se convirtió en una de las influencias más grandes para el arte posterior. Sus experimentos cubistas hicieron que las capas planas de la pintura se convirtieran en obras texturizadas que utilizaran otros materiales. Introdujeron recortes de papel y el término collage para describir esta mezcla de papeles de color, periódico y pintura, lo que trajo una revolución al arte moderno. Según Peter Schjeldahl, el collage se convirtió en el arte visual más representativo del siglo XX. Después, otros artistas decidieron adoptar su técnica, sobre todo los dadaístas, quienes realizaron fotomontajes con fotografìas ya existentes y compusieron imágenes que buscaban la mayoría de las veces hacer una crítica a la sociedad alemana. Otras corrientes y artistas comenzaron a utilizar esta técnica visual para hacer nuevas composiciones. Robert Rauschenberg llevó el collage un paso más allá al hacerlo en tercera dimensión. El arte pop británico encaró la técnica con colores brillantes que parodiaran, sobre todo, el estilo de vida tradicional en Londres.
En la actualidad, existen artistas que aún retoman al collage y lo transforman en extraordinarias creaciones, en las que mundos nuevos se abren delante de nuestros ojos y nos enseñan universos compuestos maravillosos y acabados. Uno de ellos es Sebastian Wahl, quien realiza composiciones que retoman los caleidoscópicos colores de los mandalas y celebridades del arte pop para hacer collages hipnotizantes. Cuidadosamente coloca cada pieza con sus manos entre capas de resina. El resultado es maravilloso, pues transporta al espectador en una cápsula de tiempo que lo coloca en una experiencia mística. Su trabajo Psychedelic Gravy for the Mind busca despertar la imaginación, espiritualidad y visión del espectador.
Los elementos se encuentran balanceados con gran atención; lo que los convierte en patrones simétricos que llevan a la repetición constante de figuras. Muy parecido a un caleidoscopio o mandalas, sus cuadros, que son paisajes psicodélicos, permiten una reflexión que se basa en la geometría sagrada y visiones chamánicas mezcladas con la cultura pop.Utiliza imágenes que ha recolectado desde 1992, cuando se dio cuenta de que su verdadera pasión era la fabricación de sus piezas. Encontrar las imágenes, coleccionarlas, clasificarlas y categorizarlas se ha convertido en una parte fundamental de su trabajo y algo que, asegura, ama.
Es originario de Estocolmo, Suecia y ha vivido 20 años en Nueva York, donde todas las naciones se mezclan, lo que para Sebastian se convierte en una de las experiencias más hermosas.
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