“Sueño con pintar y luego pinto mis sueños”. – Vincent Van Gogh
Como muchos de los grandes artistas, Van Gogh murió sin ver la trascendencia y el impacto que tendrían sus pinturas; dedicó 10 años de su vida al arte para vender únicamente uno de sus cuadros: “La viña roja”.
Actualmente lo conocemos como un artista único, cuyos cuadros se venden por millones de dólares, entonces ¿por qué en su época no fue ni querido ni reconocido? Hay quienes dicen que sus episodios de esquizofrenia o bipolaridad ahuyentaban a cualquier postor, y lo catalogaban como un loco más que tenía talento.
“Yo no tengo la culpa de que mis cuadros no se vendan, pero llegará el día en que la gente se dará cuenta de que tienen más valor de lo que cuestan las pinturas”, escribió en una carta.
Creemos saber todo sobre él leyendo su biografía, pero ¿qué tanto sabes de sus más famosas pinturas? Aquí te dejo algunos secretos que no conocías.
“Los comedores de patatas” (1885)
“He tratado de enfatizar el hecho de que esta gente al comer sus papas bajo la luz de la lámpara, ha trabajado la tierra con las mismas manos con las que preparó su alimento”. En un principio el autor quería pintar el interior de la cabaña cuando de pronto fue capturado por la belleza y curiosidad del comportamiento humano y finalmente retrató a 5 personas, de quienes después escribiría a su hermano Theo en una carta.
“Los girasoles” (1888)
¿Sabías que Van Gogh ingería grandes cantidades de cafeína para percibir los colores que buscaba? Ese amarillo característico de esta pintura es producto de alucinaciones visuales que alteraban sus sentidos gracias al café. Luego de ir a un campo de Provenza y recoger girasoles los pintó mientras se marchitaban, siempre inseparable de la bebida que él creía le daba vida.
“El dormitorio en Arlés” (1888)
Debido a su epilepsia Van Gogh veía todo en tonos amarillos y verdes; su mente distorsionaba el color ante sus ojos. La pintura del cuarto en la casa que fue refugio y hogar del artista que constantemente peleaba con pintores y críticos, fue creada bajo la influencia de la digitalis purpurea, una extraña planta usada por el famoso neerlandés después de ser conocida como reguladora del pulso que tan constantemente lo desconcertaba.
“Autorretrato con la oreja vendada” (1889)
Entre los 900 cuadros que se estima que pintó, 27 fueron autorretratos y éste fue pintado por el artista después de salir del hospital en el que fue ingresado después de mutilar su propia oreja.
“Noche estrellada sobre el Róndano” (1888)
A pesar de los rumores que rondan alrededor de esta obra, Van Gogh no requirió de velas posando a la orilla de su sombrero, utilizó un farol para alumbrar mientras pintaba lo que él consideraba el momento más colorido del día: la noche. Luces y reflejos que cautivaban sus ojos y ahora brillan ante los nuestros a través de sus pinturas.
“La noche estrellada2 (1889)
“Mirando a las estrellas siempre me pongo a soñar… así como tomamos el tren para llegar a Tarascon o Ruen, tomamos la muerte para llegar a una estrella.” Los grandes historiadores dicen que fue esta frase la que inspiró la pintura realizada desde una ventana del asilo Saint Paul-de-Mausole, en donde fue internado después de un colapso mental. Lo cierto es que él la consideraba un fracaso.
“El café de noche” (1888)
Amante de la noche, apasionado por el día. Según escribió en una de sus cartas, Van Gogh escogió un café como paisaje porque eran lugares en los que cualquiera podía volverse loco y cometer crímenes; intentaba plasmar y expresar las incontrolables pasiones de los amantes de la luna, los necesitados, los incomprendidos y los borrachos.
“Un par de botas” (1886)
Objetos que se convierten en recuerdos, recuerdos que se vuelven experiencias, experiencias que se adueñan de nuestro ser. El compañero de estudios del famoso pintor, Fraçois Gauzi relata que fue en un mercado en donde Van Gogh compró un viejo par de zapatos a un vendedor ambulante, “[…]limpios y recién lustrados pero abultados y desmañados. Él se los puso en una tarde de lluvia y se fue a dar un paseo por las antiguas murallas. Manchados de barro, se habían convertido en interesantes… y Vincent copió fielmente su par de zapatos”.
“Almendro de Flor” (1890)
En enero de 1890, la esposa de su hermano Theo, dio a luz a un niño sano que fue bautizado como Vincent Willem en honor a su tío y padrino, Vincent Van Gogh. Se dice que dicha pieza fue un regalo que dedicó al nuevo padre de quien envidiaba la posibilidad de formar una familia, pues debido a sus relaciones tormentosas nunca lo logró.
“Lirios” (1889)
Después de ingresar de manera voluntaria a un manicomio en Saint-Remy, Van Gogh pintó en la primer semana lo que consideraba la influencia más orgánica y cercana, la naturaleza. En 1987 fue cotizada en 54 millones de dólares.
Un artista de vida compleja, una mente brillante y un talento innegable, quizá nunca sabremos qué pensaba mientras pintaba o qué recorría sus venas en cada pincelada, lo cierto es que un poco de su juicio quedó plasmado en cada una de las pinturas que hoy algunos matarían por tener.
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