Ya nadie cree en el arte. A diestra y siniestra se alzan críticas desde todos los sectores, cuestionando este quehacer humano tan fundamental y necesario. Resulta que desde algunas décadas para acá, sucesos que se escudan bajo el término de “arte” han logrado deslegitimarlo. Pero pocos episodios históricos nos hacen dudar sobre sus usos como el que conocerás a continuación.
En la década de los 70, Otto Muehl fundó la comuna Friedrichshof. Tal fue el éxito de esta secta que se expandió por diversos países de Europa llegando a albergar más de 500 miembros.
Para entender qué era esta comuna y por qué fue creada, es importante mencionar que Muehl, junto con Günter Brus, Alfons Schilling, Hermann Nitsch y Rudolf Schwarzkogler fueron los pioneros en el Accionismo Vienés; una corriente artística que buscaba, fundamentalmente, la transgresión. El uso del cuerpo como lienzo y objeto interactivo de la expresión artística fue el motor de esta escuela.
Sintiéndose justificado por el espíritu de ruptura de las normas, este austriaco fue levantando poco a poco una secta con extrañas reglas. Las bases de esta organización radicaban en el ejercicio libre de la sexualidad, la abolición de la propiedad privada, la exploración artística y la ‘terapia de acción analítica’.
Esta idea pareció atractiva para cientos de jóvenes a lo largo del mundo, quienes no dudaron en entrar a esta clase de vida. Pese a la supuesta “apertura” se tenían dos reglas: las parejas no podrían permanecer juntas más que una semana y no podían existir relaciones homosexuales. Así, los encuentros sexuales de manera ocasional eran una cosa de todos los días y a todas horas. El consumo de alcohol y drogas, también. Debido a eso, muchas de las mujeres resultaron embarazadas; de hecho Muehl decidía quiénes abortaban y quiénes tenían a sus hijos.
Él, fundador y autoridad, tenía permitido mantener la primer relación sexual con las niñas nacidas dentro de la secta. Desde niñas, ellas estaban educadas para no sólo permitir, sino incluso desear este encuentro. Sin embargo, no todas las niñas estaban de acuerdo. Ese fue el caso de una adolescente que a los 14 años fue llevada junto con el líder para el planeado encuentro. Al resistirse, él la violó.
¿Qué es lo artístico en estos hechos? Nos parece que es sólo un pretexto. Algunos han argüido que la actitud de Muehl surgió como resultado de que, desde muy joven, conoció la violencia en contra de su voluntad. Cuando tenía 18 fue reclutado para las Fuerzas Armadas nazis, y para 1943 fue mandado a la guerra.
Lo que buscaba este hombre, no era sólo de carácter sexual; pocos años después, ya con 700 miembros, la comuna comenzó a sumar significativamente de manera económica. Con el ideal de la distribución comunitaria de la riqueza ya olvidada, Muehl compra una finca de más de 300 hectáreas en La Gomera, en las Islas Canarias. Esto, naturalmente, crearía enormes quiebres y descontentos dentro de los miembros de la secta.
«Lo que comenzó de forma ideal no pasó de ahí. Hoy día yo sé que la comuna no satisface las necesidades de la gente», dijo Muehl frente al juzgado en el 91.
Su obra se ha expuesto en diversas muestras a lo largo del mundo. Sin embargo, el escándalo que significó esta secta, ha opacado, con justa razón, su lado artístico. Antes de morir, a los 87 años, remató declarando: «Me gusta confundir a la gente. Esa es mi gran idea. No tengo nada más».
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El arte no puede ser generalizado por unos cuantos episodios como este. Aunque se use como escudo para justificar acciones con tintes personales, eso no quiere decir de ningún modo que lo englobe o lo represente. Un claro ejemplo son las pinturas para entender el verdadero significado del erotismo. También descubre, ¿quién fue el último gran genio del arte?