Somos polvo de estrellas, brillamos en el interior como si de polvo y no de agua se tratase. La materia explica todo: la vía láctea brilla porque está viva, viva de recuerdos y emociones esperando resurgir. Caminar hacia el olvido no es otra cosa que apagar estrellas, es sólo eso lo que apaga y es lo único que mata. Es cierto que los buenos muertos no dejan recuerdos, pero son sólo los recuerdos los que nos harán brillar al renacer.
A través de esculturas figurativas, la artista japonesa Mihoko Ogaki explora la idea de la vida, la muerte y la reencarnación por las que la materia del cuerpo debe atravesar antes de convertirse, definitivamente, en polvo de estrellas. En cada una de sus obras muestra que la muerte crea vida y el renacer depende de los sentimientos y emociones que se hayan experimentado, simulando el brillo interior por la cantidad de iluminación que cada una de sus esculturas refleja.
Las esculturas de Ogaki están hechas de fibra de plástico reforzado e impregnadas con LEDs, cuando los cuerpos se encuentran en la instalación, llenan de “estrellas” el espacio en que se encuentran.
Partiendo de la idea de que el alma se encuentra en la región abdominal, como la cultura japonesa lo cree, cada una de sus esculturas refleja un sentimiento a partir de la posición en la que ésta se encuentre: muerte, nacimiento, miedo, tristeza, celos y renacimiento son los estados por los que los personajes de la instalación,Vía Láctea, atraviesan.
Ogaki intenta explicar la pregunta eterna: ¿de qué estamos hechos? y juega con ésta para explicar la idea que ella concibe: “las emociones de nuestra condición humana son las que nos dotan de una presencia física”. Partiendo de esto, la artista sostiene que las acciones que se tienen en la vida presente darán luz a la presencia física que renazca cuando el cuerpo actual muera, haciendo de estas “estrellas” el reflejo de nuestras acciones hasta que sea el momento de habitar un cuerpo, otra vez.
El trabajo de Ogaki juega constantemente con la condición humana vida-muerte, en cada una de sus series refleja la fragilidad del ser humano, instalaciones como antes del inicio- después del fin, muestra la delicadeza al nacer y lo ceremonioso que resulta el morir, cerrando un círculo vital de la mejor manera: atravesando por múltiples emociones.
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