Hay quienes sostienen que no hay mejor época en el tiempo que esta para ser mujer: existe la píldora, ejercemos el voto y “desde 1727 ya no nos envían a la hoguera por brujas”. Nos han enseñado que entre ser una mujer y una dama hay una brecha de roles, apariencia, actitudes, de sexualidad y hasta de cuestión social, pero es que ¿quién nos enseña a ser mujeres? El concepto está formulado dentro de lo políticamente correcto, pero las “buenas mujeres” también se ensucian las manos, tienen sexo, deseos y se relacionan con su cuerpo.
Dicen algunos más que entre la fiebre feminista aún existen rasgos de conveniencia, de parte de las mujeres, que contradicen esta postura, como pensar que el hombre debe abrirles la puerta o cederles el lugar por el sólo hecho de ser mujeres. Lo cierto es que la condición femenina se fragua entre las actitudes y sus libertades, y en medio está ella, poderosa, fecunda, amorosa y mujer.
Entre los clichés está la obra de Susana del Rosario, artista visual queretana quien mediante un juego de descomposición de la identidad femenina reconocible delata los aspectos que la hacen una mujer. Susana parte de la simplicidad y espontaneidad de la línea para trazar su condición; retoma elementos como bordados que, en conjunto con técnicas como la acuarela, dan cuenta de su posición como mujer ya no sólo “como tierra que recibe, sino como semilla que fecunda”.
El simbolismo en su trabajo puede reconocerse como estos brotes de vida en color rojo, el color de la juventud. Susana proyecta esta explosión femenina que atiende a su propio descubrimiento, al goce de su sexualidad y a la relación con su cuerpo, visto como un núcleo del que se desprenden destellos de feminidad y parecen conectar con el Universo.
En su obra, apunta, hay sangre, sexo y flores, con estos elementos contradice el miedo que circunda a la mujer por conocerse y reconocerse dentro de un mundo masculino. El rojo como el color de la sangre imprime fuerza a su obra, además simboliza la razón y el espectro donde nace la luz, de aquí que pueda identificarse un sentido metafórico al empleo de este tono: la luz como fuente vida; la mujer produce el alumbramiento.
Sobre su trabajo, su referencia es ella misma, pero, también, es su figura y representación el medio para sanar las heridas de otras mujeres, demostrar fortaleza y ser al mismo tiempo impulso y refugio.
Susana del Rosario Castañeda es artista visual y editora. Ha participado en al menos dos exposiciones colectivas y realizado En femenino (2013), muestra individual que presentó en Galería Espacio 66, en Querétaro. Su trabajo ha sido publicado en diversas revistas digitales como Illustrated Girls (2013), ZRZMR (2012) y Mitote (2012). En próximas fechas presentará Ediciones El Pez, proyecto editorial independiente, con la publicación de un cuento largo de su autoría.