Podrías regalarle rosas, pero sabemos lo ordinario que eso sería. En cambio, podrías esperar a que la oscuridad cayera, las luciérnagas salieran de su escondite y fueran en busca de su alimento, un suave viento soplara sobre la tierra peinando tímidamente la hierba de tu alrededor; entonces, le tomarías de la mano y pondrías en ella un par de orquídeas salvajes para finalmente confesarle eso que tanto tiempo has guardado en tu pecho. No amor, por supuesto, sino tu extrema locura. Esa que no te deja dormir por las noches y te atormenta todos los días, la que te dice y obliga a hacer cosas que no quieres, aquella que te hace sentir vulnerable ante el mundo. Habiéndole expuesto estas ideas, confesándole la enorme cantidad de demonios que no te dejan en paz, le haces entender tu necesidad de resguardarte en la soledad. De temer a todo lo que está a tu alrededor; incluso de su persona.
Lo anteriormente expuesto obedece a alguien de espíritu romántico. No en los términos burdos que ahora definen lo que entendemos por romanticismo; eso se llama mercado y no está mal, pero si en verdad perseguimos el significado fiel de este término, no podemos seguir presentándonos con una rosa roja y una caja de chocolates mientras suena la canción más cursi de fondo para poder decir que se es una persona romántica.
Mejor, si es que te pretendes mostrar como alguien con dichas características y de paso cuentas con una pareja a la cual quieres impresionar con todo tu conocimiento y manejo del término, primero debes entender que éste fue un movimiento cultural de hace tres siglos que en mucho dista del romanticismo contemporáneo. Pero igual te sirve para convertirte en un ser humano más sensible, más reflexivo y en efecto, más sentimental, sólo un poco más complejo que aquél esparcido por el planeta Tierra cuando de películas “románticas” se trata.
Comencemos entonces con una aclaración imprescindible: el romanticismo es la contrarrespuesta revolucionaria hacia el racionalismo y el movimiento de la Ilustración, asentándose entre sus creadores, seguidores y receptores como un flujo de ideas o actos en la cultura –principalmente en la pintura y la literatura– que rompen con cualquier tradición clasicista.
Entre sus elementos determinantes podemos hallar:
a) Una conciencia del Yo tan grande y tan autónoma que es capaz de experimentar fantasías y sentimientos verdaderamente grandes.
b) La mente de cada uno de nosotros, siempre y cuando sea creadora, como responsable de un universo propio.
c) Lo diferente es lo que realmente importa. ¿A quién puede interesarle lo común?
d) No hay nada más grande que la libertad. A ella se debe mirar todo el tiempo.
e) Todos debemos mostrar lo que nos hace únicos.
f) La creatividad es algo de lo que dependemos en todo momento. No podemos quedarnos quietos.
g) La nostalgia es un elemento constitutivo en cada paso que se decide dar.
h) Toda obra, toda acción, siempre está inacabada. Y está bien.
En las artes, y por lo tanto en la vida misma, el romanticismo se encuentra plagado por un deseo de libertad que se manifiesta constantemente contra el absolutismo, en oposición a las normas vigentes y la urgencia por manifestarse libremente. En esa lid, entonces se posibilita un entendimiento hacia las personalidades que tienden al individualismo y a su magnificencia, un motor interno que busca el cumplimiento de anhelos mayormente inalcanzables.
El ser humano-romántico se encuentra siempre en el abismo, al margen de todo lo permitido, pues no acepta las normas de la sociedad, y está en constante ruptura con lo mundano. En su interior se entremezclan los sentimientos más tiernos y a la vez que trágicos, en un ambiente siempre nocturno, tenebroso, casi violento y brutal. La lejanía y su juego constante con lo presente ocasionan en el humano una melancolía prácticamente inexplicable e incluso poco aprecio por la vida en su momento concreto.
Lo romántico entonces:
1. Es el resultado de rechazar los principios racionalistas de la razón, el utilitarismo, el progreso humano, la explotación de la naturaleza, la igualdad y demás ideas impuestas a la fuerza.
2. Es la exploración en terrenos prohibidos como el erotismo, el sueño, el mal y el crimen.
3. Es el enfrentamiento a la moral; la búsqueda por el escándalo a partir del sexo, las drogas y la marginación.
4. Es un pesimismo trágico.
De esta forma podemos ubicar en el terreno de lo pictórico a aquellos artistas que promueven el corazón latente, la pasión desbordante, la irracionalidad, la imaginación, lo desordenado, la exaltación y la pincelada salvaje como demostraciones del espíritu romántico. Caspar Friedrich, Joseph Turner y Eugène Delacroix son esos pintores que, retomando lo que hemos mencionado sobre este movimiento, dieron forma a dicho pensamiento a partir de ruinas, masacres, locuras, terrores, exotismo, brumas, seres sobrenaturales, erotismo y retornos fantásticos a la naturaleza.
Es así como esperamos, de verdad ansiosamente, que le demuestres a tu ser amado (y al mundo entero) todo el romanticismo que fluye en tu interior. Que si te vas a llamar bajo esta categoría o por lo menos quieres sorprender a alguien con tu conocimiento sobre esta materia, hagas un buen uso de esta información.
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