En el mundo del arte dejar huella con un estilo único o ser pionero en ese terreno es algo muy arriesgado. Tony Oursler es uno de esos artistas quien encontró su sello personal, y desde entonces, se ha convertido en uno de los grandes personajes del arte contemporáneo. El videoarte y las nuevas tecnologías son parte primordial de lo que el artista utiliza como recurso retórico, un juego de imágenes, sonidos y mensajes que se mezclan de manera incómoda para dar vida a nuevas realidades e interpretaciones personales.
Mientras unos consideran que Oursler ataca a los medios de comunicación masiva, en especial a la televisión, otros creen que más que atacar está transmitiendo. Oursler simplemente evidencia en lo que el hombre se ha convertido, personajes atrapados en estas esferas de poder, donde se deforma para mostrar algo diferente, no lo que quiere ser, sino en lo que se convierte en el intento por ser.
Desde sus inicios en bandas punk y siempre jugando con los medios audiovisuales, Oursler se hizo un espacio en el mundo del arte. La música es fundamental en su obra, por lo que se ha codeado con grandes como David Bowie, con quien colaboró en el video Where are we now?, en el que su firma es inconfundible.
En su instalación Influence Machine en el Tate Modern Art los espacios orgánicos se vuelven parte de la obra al albergar los visuales con los que Tony Oursler busca devolver esos mismos espacios a la gente y evitar que los jardines del museo sean una decoración y se vuelvan un espacio de confrontación.
Por otra parte, sus obras en interiores tienen un mensaje igual de potente, en el que su amor por el cine, la cámara oscura o un espacio cerrado dejan ver el encuentro con estas figuras amorfas llenas de sentimientos oníricos.
Incómodo, en momentos Kistch, el arte de Oursler no es precisamente el que se busca exhibir en la sala de una casa, es un enfrentamiento que el artista crea entre la obra y el espectador; así como Videodrome, de David Cronenberg muestra la lucha entre tecnología y el mundo orgánico, Oursler muestra la tecnología como la vencedora indiscutible de esa lucha.