¿Cuántos artistas han pasado por América Latina sin pena ni gloria? ¿Sin ser reconocidos en su justo valor sino hasta años después, cuando ya no están con nosotros? Ulises Carrión (San Andrés Tuxtla, México, 1941 – Ámterdam, Holanda, 1989) fue un escritor, artista y teórico del arte mexicano de gran relevancia en siglo XX. Es considerado figura clave en el desarrollo histórico del arte conceptual, el libro de artista, el arte correo, el video arte, la poesía experimental y el video arte en México. Nacionalizado holandés, se le considera un adelantado a su tiempo; incluso Heriberto Yépez lo llamó “el escritor post-literario más innovador que haya nacido en México”.
Carrión fue contemporáneo de artistas y escritores afamados en México, como Gabriel Orozco, Vicente Rojo, José Agustín o Carlos Montemayor. Sin embargo, apenas en nuestra década —más de 20 años después de su muerte— ha dejado de ser un desconocido en nuestro país para ocupar el lugar que le corresponde en el mundo del arte contemporáneo. Recientemente, se publicaron textos críticos en México sobre la obra de Ulises Carrión. Algunos autores, como Heriberto Yépez, reconocen la trascendencia de su carrera; otros, como Christopher Domínguez, escriben con más animadversión. En 2012, Juan J. Agius y Heriberto Yépez traducen y editan al español gran parte de los escritos de Carrión, que fueron publicados en tres tomos de la editorial Tumbona; en el 2017, el museo Júmex de la Ciudad de México presentó su obra en la exposición Ulises Carrión. Querido Lector. No lea. Luego de aquellos dos eventos, su nombre es más popular en el sistema de las artes mexicano.
Exposición Ulises Carrión. Querido Lector. No lea. En el Museo Júmex, CDMX, Febrero 2017.
El legado de Carrión como escritor convencional y artista experimental se distingue por la brillante solución a obras y proyectos multidisciplinarios, innovadores, entusiastas y muy críticos respecto a las normas implícitas de arte y la literatura modernas. Sus ideas sobre los “libros obra”, por ejemplo, fueron prácticamente augurios sobre la aparición de formatos como el pdf, el e-book o el audio-libro, que sustituyen a las clásicas ediciones en papel que están en proceso de obsolescencia.
Gossip, Scandal, and Good Manners aborda las prácticas sociales del “chisme, el rumor y el escándalo” desde la investigación en artes; además, implementa un proyecto público y colectivo. Se difundieron diversos rumores y chismes en la ciudad de Ámsterdam, donde los participantes registraban su experiencia permitiendo a Carrión analizar los datos recopilados. El resultado final fue una pieza de video en la que se representaron los resultados de la observación del fenómeno.
Derivado del performance, Carrión desarrolla el subgénero “language performance” (performa del lenguaje), donde yuxtapone la lectura, la poesía experimental, el arte sonoro y performance para alumbrar piezas como “The Poet´s Tongue” (La lengua del poeta) de 1977, un cassette que contiene los audios “Hamlet”, “Aritmética”, “Three Spanish Pieces”, “Poema” y “45 revoluciones por minuto”; en ellos, se desestructuran piezas musicales y literarias para componer nuevas formas sonoras/verbales.
Por su parte, Expediente LSP es un video documental sobre un festival de cine en Ámsterdam organizado por Carrión, en homenaje a la actriz de cine mexicano Lilia Prado. Uno de los objetivos del proyecto era registrar el fenómeno de traslado de un elemento cultural afamado de una sociedad a otra. Dice Carrión: “No creen que mi gesto, mi elección de Lilia Prado, es tan arbitraria como el gesto de Duchamp […] Lilia prado es mi readymade” (Museo Júmex, p. 13).
Sin embargo, poco se reconoce el genial sentido del humor que matiza la carrera de Carrión, su discreta y muy inteligente sátira. La gracia en los escritos del artista contrasta con la seriedad de muchos textos curatoriales o críticos que hacen análisis de los primeros. Pero ese humor, constante en el trabajo de Carrión, es un signo de su despecho hacia las normas implícitas del arte y la literatura oficialista en México, que exigen comportarse con seriedad y solemnidad casi amargada. Pareciera que resulta inapropiado reconocer oficialmente que uno de los artistas e intelectuales más importantes de nuestro contexto es también un bromista.
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El muralismo, movimiento artístico mexicano con fines educativos que ocurrió a principios del siglo XX, fue esencial para unificar a un país que estaba recuperándose de una revolución, y aunque es comúnmente considerado como una corriente artística, también se le puede considerar como un movimiento político y social. Si quieres conocer más sobre la lucha social a través del arte mexicano, te invitamos a conocer a estos 5 muralistas que retrataron la tristeza en este país.