¿Alguna vez has deseado pintar a los personajes de tus sueños o filmar las escenas de la película que se proyecta en tu cabeza todos los días? La mente humana es un gran enigma, entender cómo representamos y qué es lo que nos vuelve capaces de crear cosmos complejos alternos a la realidad es una pregunta que ha inspirado numerosas obras literarias y corrientes pictóricas como el surrealismo.
La puesta en escena de la imaginación supera al lenguaje cotidiano y son pocos los afortunados que logran plasmar sus ideas en papel, en trazos, en letras, o a través de la lente de una cámara fotográfica. Ese es el desafío que enfrenta la obra de Lizette Abraham, una fotógrafa mexicana quien a través del fotomontaje escenifica la dimensión fantástica de su mente inquieta.
Originaria de Mérida, Yucatán se desarrolló en el performance, una disciplina artística que despertó en ella la consciencia sobre su propio cuerpo como herramienta y medio de expresión para representar sus experiencias personales y sociales, las que convierte en conceptos que explora mediante diferentes materiales, pues su personalidad curiosa constantemente le exige formas de expresión diferentes para manifestar su mundo.
Junto con su hermano, Josue Abraham, creó el Grupo Perfarmia para llevar a cabo acciones performáticas críticas acerca de las situaciones y conflictos que rodean y agitan al país. El destino, y la experimentación guiaron su camino hacia la fotografía pero su obra conservó una esencia dramática, íntimamente relacionada con el uso del cuerpo. Al observar sus fotografías, genera la impresión de que no deja nada al azar, pues cada aspecto del montaje escénico que desea sacar de su cabeza está perfectamente cuidado, para plasmarlo de manera visible usando texturas y telas, ningún elemento está presente por casualidad. Sin embargo , al igual que en la vida, no se puede tener todo controlado y sobretodo los impulsos catárticos de los que se alimenta la obra teatral y solemne de Lizette. Construir una realidad paralela no puede ser una acción calculada con exactitud, al final el azar siempre interviene al jugar con los cuerpos y el error.
Su creación es introspectiva, una crítica de sí misma y de cómo absorbe el mundo externo y lo transforma en ficción y ensueño. Para Lizette Abraham, el concepto lo es todo, y usa la ironía como herramienta para comunicar su mensaje. La identidad de los personajes utópicos que habitan su pensamiento, se pone en duda al cubrir los cuerpos entre telas, su material favorito. No importa si son mujeres u hombres los protagonistas de la fantasía interna, sino los gestos y la fuerza con la que interpretan sus luchas personales.
La escena del arte reconoce al fotógrafo como quien ejerce el papel que puede alterar por completo una imagen, los puristas y conservadores salen a la calle con la cámara como paciente acompañante a buscar el momento exacto que capture la esencia de un instante, pero Lizette Abraham entiende que la fotografía siempre es una construcción, ya sea desde que se enfoca un espacio y encuadre determinado en el cual el artista está seleccionando el fragmento de la escena que quiere que su espectador contemple.
Sus influencias principales son Simon de Beauvoir, Sartre, Saramago, y Cindy Sherman, aunque su imaginario también está indudablemente influenciado por lo que acontece en el contexto mexicano que habita. Ella misma retrata sus sueños y pesadillas, su interior y personalidad, como un recorrido guiado a través de sus instintos. Aunque pareciera que disciplinas como el performance y la fotografía no tienen relación, la obra de Lizette Abraham no distingue lo estático de una foto de lo activo de las manifestaciones escénicas y gracias a la fusión de ambas artes logra crear paisajes abstractos y oníricos que no existen en la naturaleza, por ello emplea el fotomontaje, porque es un medio de expresión libre y genuino para explicar al exterior quién es ella en realidad, sin cuestionamientos ni límites.
Por su trayectoria e impecable fusión entre el lenguaje del cuerpo y el uso del fotomontaje como un laboratorio para montar en escena sus sueños e instantes imaginarios, Lizette Abraham forma parte de la selección de Creativos 2016 de Cultura Colectiva.
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