En el día a día dejamos de lado algunas nociones básicas sobre nuestro entorno, como la concepción del espacio en que habitamos. Olvidamos que las superficies, los altos, los anchos y los volúmenes en los que nos desenvolvemos, son producto del avance de nuestro dominio sobre la naturaleza y una victoria del pensamiento complejo sobre las formas.
La artista surcoreana Jeongmoon Choi explora esta relación hombre-entorno por medio de sus instalaciones hechas con hilo y luz ultravioleta. Su trabajo, que ha dado vueltas por el mundo y actualmente radica en París, Francia, está basado en la decisión de hacer intervenciones temporales en el espacio, capaces de redefinir su construcción y de redefinirlos en espacios a ratos finitos… a ratos infinitos.
La obra de Choi está confeccionada para crear la ilusión de perspectiva al representar el paso entre lo plano y el volumen. Además, sus líneas, sus hilos, representan la progresión en el espacio y buscan asemejarse a una comparación entre espacios habitables interiores y exteriores, creando la idea de borde y no-borde para acercar al lector a una reflexión sobre cómo nos observamos a nosotros mismos en el contexto, en una naturaleza modificada a nuestra conveniencia.
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