“La muerte abre la puerta de la fama y cierra la de la envidia”.
Laurence Sterne
Los genios son locos incomprendidos, saboteadores del status quo y terroristas de las valores tradicionales. Incomprendidos, las mentes superdotadas de nuestra historia se han refugiado en su trabajo y han encontrado en el aislamiento, la resistencia de sus creencias ante un sistema invasivo y autoritario. A pesar de que el rebelde, el disidente y el instigador, se muestren renuentes a adaptar su estilo de vida o forma de pensar a aquello que le dicta la sociedad, ésta siempre encontrará la manera de menospreciar a esos seres que levanta la voz, y a esas personas que intentan construir un nuevo camino. Porque aunque como le dijera Julia a Winston, en 1984, “dentro de ti no pueden entrar nunca”, siempre hay una manera de ser lo suficiente coercitivo: la prisión, el hambre, la humillación o la enfermedad.
Aquello que hoy es menospreciado, humillado y destruido, quizás en un mañana sea valorado como fundamental en la construcción de una nueva identidad mundial. Los mártires de los sistemas culturales serán vanagloriados como dioses, profetas y apóstoles; visionarios de un gran mundo que no estaba listo para emprender la revolución. Hoy deberán abrazar la muerte con la esperanza de su propuesta y su sacrificio algún día tenga sentido. Te compartimos algunos ejemplos de grandes artistas que murieron incomprendidos, en la pobreza y el hambre, pero que años después, un nuevo sistema les otorgaría un lugar en el gran pedestal de la historia.
Doménikos Theotokópoulos “El Greco”
Este artista griego de la etapa tardía del Renacimiento, fue un pintor, escultor y arquitecto que ejerció una gran influencia en el movimiento artístico post-bizantino. Sus obras más famosas se encuentran en algunos retablos de iglesias y numerosos cuadros de devoción. Su formación artística contó con la singularidad de tener tres grandes influencias: la formación bizantina, el alto renacimiento que aprendió en Venecia y el manierismo que conoció en Roma. Sin embargo, los críticos de su época argumentaban que se trataba de un “pintor loco” y que su arte era muestra de su locura. Su obra fue revalorada en el Siglo XX, considerándole uno de los artistas más importantes de la última etapa del Renacimiento y se le recuerda como un pintor excéntrico y marginal en la historia del arte.
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Vincent Van Gogh
Uno de los pintores más importantes e influyentes en la historia no fue reconocido en vida. Sus obras eran calificadas como “demasiado oscuras y carecen de vida”, a diferencia de las pinturas impresionistas de la época. Aunque Van Gogh produjo más de 900 pinturas, sólo logró vender una: Red Vineyard at Arles. Tras cometer suicidio, la esposa de su hermano recolectó su obra y sus cartas en aras de otorgarle un justo reconocimiento al pintor.
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Johannes Vermeer
Este pintor holandés es ampliamente conocido por sus pinturas donde retrata escenas de la vida cotidiana de la clase media holandesa. A diferencia de los artistas previos, Vermeer gozó de un poco de reconocimiento durante su vida, pero jamás gozó de gran fama o riqueza, pues incluso tras su muerte, su familia quedó endeudada. Sólo se conocen 35 cuadros atribuidos a Vermer, pues se sabe que pintaba más para encargos, que para el mercado del arte. El reconocimiento de Vermer se dio hasta siglos después, en los que se destacó su “espléndido uso de la luz”, y con el paso de los años, sería incluido en la lista de los mejores pintores holandeses de la edad de oro. Su obra más famosa es La joven de la perla, pintada en 1665.
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Rembrandt
Considerado uno de los mayores maestros barrocos de la pintura, Rembrandt se ha convertido en emblema de la historia de Holanda. Sin embargo,su historia es un tanto convulsa. A pesar de haber sido uno de los pintores más demandados en Amsterdam, su fama decayó después de que su obra The Night Watch fuera mal recibida por los críticos. Su vida terminó en la pobreza y la oscuridad, pero críticos contemporáneos revaloraron el trabajo de Rembrandt y lo encumbraron como uno de los mejores pintores europeos.
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Paul Gauguin
Inicialmente, Gauguin era un coleccionista de arte impresionista, aunque para 1879 comenzó a exponer sus propias obras. Sin embargo fue después de su estancia en Pont Aven en que Gauguin cambió su trayectoria y abogó por una representación del mundo rural. La incursión del francés en el arte fue mal recibida, por lo que no fue apreciado hasta después de su muerte. Gran parte del trabajo del francés quedó bajo posesión del coleccionista de arte ruso, Sergei Shchukin. Gauguin es actualmente reconocido por “su uso experimental de los colores y el estilo de síntesis que se distinguió del resto de la corriente impresionista”.
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Henri de Toulouse-Lautrec
El pintor que se destacó por su representación de la vida nocturna en el París de finales del Siglo XIX, no gozó de fama o gloria en vida, principalmente porque vivió durante un buen tiempo al interior de un burdel, retratando la vida de las prostitutas. El pintor, que sufrió de una enfermedad que impidió su crecimiento debido a la endogamia de sus padres, cuenta con múltiples carteles de espectáculos nocturnos. La técnica de Toulouse-Lautrec se giraba en torno a dibujos con pinceladas largas y delgadas. Fue gracias a su madre, la Condesa Adele Toulouse-Lautrec, y su comerciante de arte, que comenzó la promoción de la obra de Henri, pues incluso se le pagó a un museo para que albergara su obra.
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Georges-Pierre Seurat
El fundador de la corriente neoimpresionista, mundialmente conocido por su obra A Sunday Afternoon on the Island of La Grande Jatte. Seurat, tenía un importante acercamiento con la ciencia, hecho que lo llevó a experimentar con colores que se adecuaran a ciertas emociones y sentimientos. A través de distintos niveles de intensidad en los colores empleados, Seurat desarrolló la técnica actualmente conocida como “Puntillismo”. Ampliamente ridiculizado por su nueva técnica, la obra de Seurat fue relegada de cualquier distinción. Sin embargo, el genio detrás de su innovación fue comprendido y alabado tras su muerte.
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Claude Monet
El padre del impresionismo vivió en carne propia el rechazo de la crítica y el público por romper con los paradigmas del arte, pues sus pinturas de paisajes, elementos naturales, pinceladas cortas y colores claros rompían con el estilo tradicional. A pesar de que Monet había expuesto en el Salón de París, su nuevo camino artístico causó que fuera aislado, y que de paso, empeoró su situación económica. El artista, como todo buen rebelde, se afianzó a su destino, con la certeza de que si hacia temblar a las instituciones culturales y artísticas, estaba en el camino correcto. Años después, con el triunfo de la corriente que él encabezó, Monet recibió su merecido lugar entre los grandes.
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Referencias: Web Design Schools Guide,