En un mundo sensible, así subestimado, toda noción que alude al ser como cuerpo en el espacio, experiencia sensorial y afectiva, no sólo racional e intelectual, resulta “impensable”. Nietzsche rescató la relación entre alma y cuerpo, ubicando a este último como fuente y asiento de toda idea y pensamiento. Ya antes que él, Spinoza (1670) sentenciaba que cuerpo y alma eran una sola cosa, hechas de una misma sustancia para comprender el mundo.
El cuerpo, a lo largo de la historia, ha atravesado por diferentes cambios; hoy, según el artista brasileño Fábio Magalhães, es evidente que el modo de vida, el que se apega a la cultura del consumismo, convierte a los humanos en cuerpo-objeto, y posicionan a éste, a pesar de los sentimientos, ideologías, fobias e historias que esconde, en cosa.
El ser se reconoce a través de su propio cuerpo, su comportamiento, los sentimientos y las pasiones en busca de inventarse cada momento. Sin embargo, decía Baudelaire, este reconocimiento puede sólo ser producido en otro sitio, y ese lugar es el arte. Fábio Magalhães decidió explorar la sensibilidad del cuerpo en su manera “más pura” a través de la pintura hiperrealista, técnica con la que plasma sentimientos y emociones de una manera poco común.
El trabajo de Fábio Magalhães propone un juego de significados entre lo real y su representación. En su obra, son los sentimientos, las emociones humanas y los momentos de cualquier persona los que están en el lienzo. Demostrando que tras un primer plano hermoso (la apariencia personal), los sentimientos y situaciones banales se ven casi idénticos en el interior de todos los seres humanos; al final, es lo que se encuentra en el interior lo que hace al cuerpo único.
Las sensaciones, la imaginación y la acción que constituye y define al ser humano en su más extensa e intensa relación con el mundo durante el proceso continuo de elaboración de lo que solía ser la verdad del cuerpo, Fábio lo fragmenta.
¿Qué marcas dejan en la piel, en la carne, en la imagen corporal, los primigenios intercambios con el mundo? En la obra del brasileño los órganos sangrantes, las membranas que se inflaman y una extensa lista de padecimientos involuntarios pero inevitables e invasivos, vividos como ajenos al yo, reclaman una explicación, un nuevo texto que reordene el caos del sentido extraviado y a veces nunca alcanzado de lo que verdaderamente sucede por debajo de la piel.
https://img.culturacolectiva.com/content/2014/07/lengua.jpg https://img.culturacolectiva.com/content/2014/07/arte-brasileno.jpg https://img.culturacolectiva.com/content/2014/07/arte-contemporane-brasileno.jpg https://img.culturacolectiva.com/content/2014/07/el-sentimiento-en-el-arte-contemporaneo.jpg https://img.culturacolectiva.com/content/2014/07/asficcia.jpg https://img.culturacolectiva.com/content/2014/07/el-dolor-en-el-arte-contemporane.jpg https://img.culturacolectiva.com/content/2014/07/bolsa-de-arte.jpg
El mundo contemporáneo no ofrece un nuevo cuerpo para ser habitado, sino un cuerpo que se ve y se entiende como un proceso histórico, un cuerpo que no es sólo una simple masa sino que sufrirá transformaciones tanto físicas como emocionales, y si Nietzsche y Spinoza tenían razón, no somos sólo huesos, músculos y sangre… pues el alma y el cuerpo son uno mismo.
El cuerpo y sus usos en el arte contemporáneo.