Hay un momento en la vida de algunas personas en los que, después de mucho trabajo o por un golpe de suerte, alcanzan el éxito, la fama y son conocidos por sus aportaciones, sus logros o por su imagen. Los actores de cine y televisión son algunos ejemplos de dichos casos, ya sea porque comenzaron siendo extras en películas y alcanzaron los mejores roles después de mucho tiempo, o porque su imagen los llevó directo al papel principal demostrando que eran más que una cara bonita.
El establecimiento del ‘Star System’ en Hollywood ha alimentado el protagonismo de los actores de renombre a tal grado que llegan a tener injerencia sobre las tramas o algunos detalles de las cintas cinematográficas en las que trabajan.
El cine exige sacrificios que muy pocos están dispuestos a hacer; en la película “Toro Salvaje” Robert de Niro subió algunos kilos y se sometió a un tratamiento para darle un aspecto descuidado a sus dientes; Emma Watson tuvo que mantener su imagen de niña buena —incluso en la vida real— hasta la quinta película de Harry Potter debido a su contrato con la productora, el cual establecía que su conducta debía ser “intachable”; estos son los verdaderos retos de los actores, sólo por mencionar algunos casos.
Hay actores que tienen tal importancia en el desarrollo de los proyectos que sería inútil continuar sin ellos, más aún si hay una saga de por medio; afortunadamente el profesionalismo se ve presente y pocos son aquellos que abortan la misión. He aquí algunos momentos trágicos que pudieron haberle dado un giro a grandes producciones que son clásicos en la industria:
Ian Mckellen – “The Hobbit”
El irremplazable mago de la saga de “El Señor de los Anillos” estuvo a punto de abandonar el proyecto de la trilogía de “The Hobbit”, tras quejarse de que su actuación estaba prácticamente frente a una pantalla de Green screen. Su personaje tenía que destacar en estatura con respecto a los demás, así que era necesaria la pantalla verde para poder llevar a cabo los efectos especiales, por lo que no convivía ni interactuaba con otros personajes, mermando su desarrollo actoral y el del personaje.
Al Pacino – “The Godfather”
“The Godfather” (1972) fue el film que lanzó al estrellato a Al Pacino, obteniendo una nominación como mejor actor de reparto por su interpretación de Michael Corleone. El inconveniente se presentó cuando, en 1990, recibió la propuesta de grabar la segunda parte: su contrato estaba por encima de lo que se había estimado al inicio, en 7 millones de dólares, para ser exactos; la productora contempló diversas soluciones, como iniciar la película con el funeral de Michael Corleone, pero para el bien de todos los cinéfilos se llegó a un acuerdo y Al interpretó a Corleone por la minúscula cantidad de 5 millones de dólares.
Jim Carrey – “The Grinch”
Dicen que los ojos reflejan más que aquello que las palabras enuncian; sin embargo, Jim Carrey dejó de creer eso cuando tenía que utilizar los pupilentes amarillos que eran parte del maquillaje y caracterización del hater de la navidad por excelencia, pues el actor tenía cierta sensibilidad en sus ojos y se rehusó a usarlos, obligando al equipo de producción a llevar a cabo su magia, de otro modo Carrey abandonaría el set de The Grinch.
Brad Pitt – “Entrevista con el Vampiro”
Brad Pitt confesó para la revisa Psychologies que “Entrevista con el Vampiro” había sido una de sus peores experiencias de rodaje, pues pasó seis meses trabajando en un set oscuro, usando lentillas y maquillaje excesivo, entre otras cosas. De no haber sido por el trozo de pastel millonario que implicaba su contrato, probablemente hubiera renunciado desde el inicio del proyecto.
Daisy Ridley – “Star Wars VII: The Force Awakenings”
La crisis del novato invadió a Daisy Ridley, su falta de experiencia en set casi la obligó a abandonar la filmación después de que, durante la grabación de la escena en el desierto, el equipo de producción coincidiera en que su actuación era rígida y plana como una tabla. Daisy Ridley no había tenido mucha experiencia previo a que JJ Abrams la colocara en el papel de Rey. Ante el gran reto que presentaba ser la nueva heroína del universo de Star Wars, Ridley utilizó la presión como inspiración y terminó de rodar la película.
Tippi Hedren —”The Byrds”
Alfred Hitchcock cambió radicalmente el desarrollo “The Byrds”, luego de que Tippi Headren no mostrara la actitud deseada al ser atacada por pájaros mecánicos, así que ordenó que llevaran pájaros amaestrados para conseguir la interpretación deseada; el rodaje tuvo que detenerse una semana tras la filmación de los ataques porque la actriz necesitaba tomarse un descanso, que muchos pensaron, era definitivo, por fortuna la cinta se terminó y como resultado tenemos una de las mejores películas en la historia del cine.
Shelley Duval – “The Shining”
Estar al servicio de uno de los directores más destacados de la historia del cine tiene su precio; Shelley Duvall soportó 127 tomas de la escena en la que se defiende de Jack Nicholson, a la centésima se rumora que estaba exhausta, sudada y todo el semblante de desesperación se había vuelto prácticamente real; las secuelas de este duro rodaje se reflejaron en cambios físicos que sufrió la actriz, como la pérdida del cabello. A pesar de que Duval tuvo más de un momento estresante y lleno de exigencias para alcanzar la interpretación requerida, decidió continuar en el rodaje y heredar una de las mejores actuaciones a la filmoteca mundial.
Carl Weathers – “Rocky IV”
La trágica pelea entre Drago (Dolph Lundgren) y Apollo (Carl Weathers) en la saga de Rocky tuvo una historia oculta. Durante la escena de un enfrentamiento entre ambos actores, las emociones se salieron de control y comenzaron a lanzarse golpes reales, esto provocó que Carl Weathers abandonara la producción por cuatro días dejando a todo el equipo de producción completamente detenido.
Gene Hackman – “The French Connection”
Gene Hackman estuvo a punto de no ganar su Oscar por la interpretación que hizo de Jimmy “Popeye”. Durante el rodaje Hackman se enteró que el director William Friedkin tenía contemplado a Paul Newman como su primera opción para dicho papel, esto provocó que hubiera diversos enfrentamientos entre el intérprete y el director, el punto de quiebre se alcanzó en la escena en la que “Popeye” viste de Santa Claus, escena de la que Friedkin exigió 27 tomas, llegando al límite de la paciencia del actor quien, después de relajarse un poco y repensar las cosas, continuó con el rodaje.
Es difícil imaginar lo que habría ocurrido si estos intérpretes hubieran renunciado a sus personajes, pues lo hicieron de tal manera, que nuestra mente no puede siquiera pensarlo.
No cabe duda que después de esto merece la pena volver a ver estos filmes y disfrutarlos con la gente que más quieres, ¿por qué no preparas alguna de las botanas que te compartimos dando click aquí? Estamos seguros que serán perfectos para una tarde de películas.