Hace algunos años el bullying ocurría sólo dentro de las instalaciones escolares, hoy el acoso escolar es una pesadilla de tiempo completo. En redes sociales, plataformas digitales y cualquier tipo de medio de comunicación, quienes sufren de este hostigamiento son bombardeados con amenazas, burlas, intimidaciones y todo tipo de agresiones las 24 horas del día. Ningún lugar es seguro, en cualquier momento y aún en compañía de amigos o familiares los acosadores agreden a las víctimas.
El escenario es totalmente desolador para quienes atraviesan una situación de bullying, pues su vida privada y seguridad desaparece al ser expuestos en redes sociales como objetivos de burla y violencia. Bloquear a un usuario en Facebook o dar de baja su cuenta de Instagram no es suficiente, pues los bullies siempre encontrarán la forma de irrumpir en la vida del o los acosados. De pronto, la vida de un niño, adolescente o joven que sufre de acoso se centra en suplicar unos minutos de paz.
El miedo rige cada una de las decisiones de las víctimas de bullying, quienes prefieren callar en lugar de denunciar el acoso. Los bullies parecen alimentarse del sufrimiento de otros, por lo que esta tortura nunca cesa, sólo se vuelve cada vez más grande y peligrosa. A pesar de las apariencias no hay sólo una víctima en esta relación, pues las personas que ejercen este tipo de acoso y violencia también sufren algún tipo de rechazo o agresión que los lleva a convertirse en abusadores. Entonces ¿cuál es la solución a esta problemática?, ¿cómo y cuándo se detendrá el acosador?, ¿en qué momento y de qué forma la víctima decide ponerle fin a su sufrimiento?
Por tristeza, para muchas más personas de las que creemos, la solución al bullying que soportaron por meses o inclusive años fue dejar de existir, literalmente. El suicidio, en muchos casos, se volvió la única salida probable ante una situación como ésta. Tal fue el caso de Jessica, la protagonista de “A Girl Like Her”, quien decide suicidarse con píldoras para terminar con el sufrimiento que una de sus compañeras le hacen pasar todos los días.
En esta historia se muestran ambas caras de la moneda, por un lado la historia de Jessica nos conmueve al verla llorar desesperada por cada uno de los mensajes de texto, golpes, gritos, correos y otras amenazas que recibe todos los días de parte de Avery. Pero también podemos conocer qué hay detrás de la chica más popular de la preparatoria, misma que se encarga de hacerle la vida imposible a su víctima. Para esta adolescente molestar a una compañera suya es como una válvula de escape por la que deja salir parte del hartazgo, la rabia y tristeza que siente sobre su propia vida, la cual es cosechada en una familia disfuncional conformada por una mamá que ejerce bullying a sus hijos y un padre ausente.
La propuesta cinematográfica de Amy S. Weber nos deja ver a través de dos miradas que parecieran opuestas, pero que en realidad son más que parecidas, el alcance de este fenómeno. El bullying es una respuesta a la inconformidad, una llamada de auxilio, un grito desesperado, no importa si se es la víctima o el acosador, dentro de ambos el dolor y el enojo los invade de la misma forma.
https://www.youtube.com/watch?v=W9oYH0bRr2k
“Audie & Daisy” es otra de las producciones que muestra el estremecedor fenómeno del acoso escolar. Este documental de Netflix surgió en respuesta a los agresores de dos chicas que fueron violadas por sus mismos “amigos”, quienes después las humillaron en redes sociales, amenazándolas con exponer los videos del abuso sexual en la red. A pesar de la fuerte temática, la historia de estas dos chicas fungió como la última gota que se necesitaba para que comenzaran a derramarse cientos de historias en las que el bullying se asemeja a un epidemia entre adolescentes.
https://www.youtube.com/watch?v=eMq9AL27gmo
Más que golpes o cualquier otro tipo de agresiones los agresores juegan con la reputación de las víctimas, quienes terminan obedeciendo y cediendo ante todos sus abusos para no ser expuestos. Muchos no lo entienden, pero documentales y películas como éstas demuestran que el acoso es un arma letal en ascenso. Esta intimidación ha causado fuertes traumas y múltiples muertes innecesarias, pues la presión social y la viralización inmediata que el Internet nos ofrece hoy ha vuelto casi imparable y totalmente irreversible al bullying.