“La originalidad no consiste en decir cosas nuevas, sino en decirlas como si nunca hubiesen sido dichas por otro”, una frase de Johann W. Von Goethe que aún resuena en todos lados. Podemos aseverar que, en ocasiones, lo único que hacen las tendencias de moda es voltear a ver al pasado, porque sin querer nos damos cuenta de que los mismos patrones son repetidos una y otra vez.
Cuando Madonna lanzó su sencillo ‘Vogue’, todos creían que una nueva forma de hacer videos musicales había nacido, que la moda más rebelde había despertado de las entrañas que cientos de diseñadores de moda pusieron con empeño en esa grabación. Fue un éxito, llegó a ser el número uno en más de 30 países.
‘Vogue’ trajo de moda una nueva forma de bailar conocida como vogueing. No sólo causó furor en los antros, sino que en todos lados; una mundo libre y sin etiquetas, en el que las mujeres se vistieran como hombres y los caballeros tuvieran un ritmo más sensual que las damas. Todos profesaron su aprecio por el video, el público empezó a vestirse con la elegancia de Madonna y su grupo de bailarines, profesaban libertad y un nuevo baile comenzó a ponerse de moda.
Pero la euforia “original” de este baile no fue un producto de la moda que instantáneamente surgió, tampoco se trató de un fenómeno aislado ni de la ruptura que Madonna causó en las tendencias de moda. El baile y la propuesta ya existía, Madonna sólo lo retomó. En los antros gays de Nueva York existía un baile que se caracterizaba por hacer poses con los brazos como si fuera una sesión fotográfica. Debi Mazar, una amiga de la cantante, le habló del baile y ella simplemente los incorporó a sus coreografías.
Ahora la moda retoma las grandes campañas del pasado porque están seguros de que serán un éxito en las portadas. Tienen la gloria casi en las manos, saben la revolución que causaron y que podrían provocar de nuevo. Reinventan, pero no ofrecen una propuesta realmente novedosa.
Se han convertido en los dueños de la bibliografía pasada e intentan, como en esa época, marcar las macrotendencias sin mucha astucia y sin gran éxito. Es verdad que en el pasado esas campañas se convirtieron en la carta de presentación de los fotógrafos, pero ¿qué puede esperar alguien cuando lo que hace ya fue visto?
Algunos dirán que la originalidad ya no existe, sólo es falta de bibliografía, que lo único que interesa es la creatividad: readaptar esos conceptos para darles una nueva presentación, una presentación novedosa que los vuelva a hacer exitosos. Nuevas fotografías, nuevos colores, nuevos encuadres, pero lo que realmente hace falta es una nueva concepción de la moda. La moda de masas, la moda posmoderna, la moda que ya no tiene nada que ofrecer.
Phil Stern es recordado por sus fotos de Marilyn Monroe y James Dean, esta foto la toma el mismo año que Dean muere. Un suéter cubre su rostro para convertirlo en uno de los artistas más enigmáticos. En noviembre de 2015, la revista ‘Harper’s Bazaar’ lanzó una portada que evoca al retrato que realizó Stern, esta vez con el rostro de Lena Dunham a cargo de Nathaniel Goldberg.
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La influencia del fotógrafo alemán Erwin Blumenfeld, con las sombras como ventajas para mostrar a una modelo desconocida cuya presencia se dibuja entre líneas verticales, fue retomada por el fotógrafo noruego Solve Sundsbo, quien utilizó un método muy similar en las fotografías de Martha Hunt para la revista ‘Lui’.
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De hecho Solve Sundsbo también se convirtió en uno de esos fotógrafos admirados y copiados. Él contribuye a muchas publicaciones de moda actual, sobre todo en el catálogo ‘Savage Beauty’ de Alexander McQueen. En 2008 realizó una sesión con la modelo danesa Freja Beha Erichsen para “Harper’s Bazaar”. En 2015 los fotógrafos holandeses Inez y Vinoodh fotografiaron a la moderlo Natalie Westling con un concepto muy similar al de años anteriores.
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El fotógrafo conocido como Horst P. Horst, fotografiaba el mundo parisino y a la société que se daba lugar en la urbe más importante de la moda. Conoció a Gabrielle Chanel y tomó la foto más memorable y conocida en su vida, una imagen que amalgama la elegancia y la enigmática naturaleza de la diseñadora que lo cambió todo. Chanel se negó a mirar a la cámara y este retrato fue publicado el 15 de febrero de 1954 en “Vogue”. Más de 50 años después, Karl Lagerfeld fotografió a Kendall Jenner con elementos que recuerdan al retrato de Chanel para la edición de septiembre de la misma revista.
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El fotógrafo alemán Helmut Newton transgredió lo establecido y cambió el estilo de la fotografía de moda a inicios del siglo XX. En el 85 capturó a Elizabeth Taylor con joyería, desnuda en su alberca de Los Ángeles con un pequeño perico. En 2014, el fotógrafo Patrick Demarchelier replicó la técnica para “Vanity Fair” con Jennifer Lawrence.
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Melvin Sokolsky es conocido por sus fotografías surrealistas que juegan con la proporción, la perspectiva y trucos de Photoshop para brindarle a la moda un toque único y diferente. Hizo una famosa serie de chicas en burbujas en todo París. Sokolsky tomó inspiración del trabajo del Bosco y sus fantásticas pinturas del “Jardín de las delicias”. Para celebrar el éxito de la sátira de la industria de la moda “Zoolander”, Annie Leibovitz fotografió a Ben Stiller del mismo modo que antes lo había hecho Sokolsky.
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La diseñadora iconoclasta Elsa Schiaparelli, es recordada por unir un sentido irónico y lleno de ingenio en sus diseños con un toque de surrealismo. En 1939 lanzó una colección celebrando la música con motivos musicales en sus vestidos, cinturones y sombreros. Para una colección de Valentino, la diseñadora Maria Grazia Chiuri y Pierpaolo Piccioli transformaron la tela en un pentagrama musical en 2014.
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La playa era casi omnipresente en las fotografías de Herb Ritts, con cuerpos desnudos, mujeres estáticas que salían del océano o recostadas sobre la arena. En 1987 realizó esta fotografía con la modelo danesa Brigitte Nielsen. Para el calendario de “GQ”, en 2001 el fotógrafo italiano Gian Paolo Barbieri lo hizo con Monica Bellucci.
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Mujeres ultrafemeninas con un toque de oscuridad eran las que veíamos constantemente en las fotografías de la fotografía de moda Deborah Turbeville. En revistas como “Mademoiselle” y “Vogue” aparecieron sus fotografías en 1970. En 1977, Turbeville fotografió un trío de modelos desnudos con joyería de oro que evocaba a la época clásica. Más tarde sirvió como inspiración para el fotógrafo Nicolas Kern para mostrar la colección de Dolce & Gabbana.
La moda se convierte en una institución que a veces simplemente nos cuesta mucho trabajo comprender. ¿Qué hay detrás de ella? ¿De las pasarelas y rostros hermosos?
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Referencia:
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