La sociedad inculcó que los logros se miden a partir de la cantidad de reconocimientos que se tengan sobre las repisas. Un trofeo, una medalla o un diploma son el aliciente para una persona exitosa. Entre más premios tenga mayor será su valor como humano. Los individuos menos valiosos no tienen ningún título, pergamino o estatuilla de oro y, por tanto, no deben ser tomados en cuenta. Por desgracia, en este mundo donde los objetos valen más que los sentimientos y los logros personales, los jóvenes son los que siempre pierden por ser felices y por no contar con un pedazo de metal en el que esté grabado su nombre.
Para ser reconocidos se necesita un logro que elogiar, pero no sólo eso, la buena acción debe hacerse en público para que todos la vean y se llegue al consenso unánime y subjetivo de merecer un reconocimiento. Como los adolescentes son personas anónimas para la sociedad que aún no cuentan con la edad suficiente para ser un individuo íntegro, se les hace a un lado y se les descalifica.
The Libertines nacieron como una banda de jóvenes para los jóvenes. Ellos eran la personificación de una edad impulsiva, drogadicta y feliz. Tocaban para liberar todas las ansias que se crean al vivir en un mundo dominado por adultos aburridos y oficinistas. Aún con todas las temáticas adolescentes de sus letras, su música traspasó las barreras de la edad y alcanzó un público diverso y bien nutrido.
Según la crítica especializada, “The Libertines en momentos suenan a The Clash, pero puede ser tan melódicos como The Beatles”. No es fortuito que con su segundo álbum se consolidaran como uno de los grupos más importantes de Inglaterra de principios del siglo XXI. A ellos se les agradece que terminaran con el reinado del britpop, el cual dejó muchas canciones buenas y excelsas, pero ya estaba muy viciado. Demostraron que el rock debía volver a ser sucio y ruidoso, regresando un poco al post-punk que también fue parte importante de la historia del rock británico.
Conoce la guía para principiantes de The Libertines.
Pete Doherty y Carl Barat eran los revoltosos del país, pero también demostraron ser un par de genios que tenían muy buenas ideas y, sobre todo, el ímpetu por refrescar la música. Cuando lo lograron ya era muy demasiado tarde, pues ya se habían creado una fama de disturbios y drogadicción. Habíamos dicho que los actos heroicos debían hacerse en público para que fueran premiados, pero lo único que The Libertines hacía cuando se presentaba era drogarse y tocar duro. Al parecer estos dos elementos no parecen ser tan atractivos para las personas que otorgan los premios, porque a pesar de todo lo que hicieron, el grupo nunca fue reconocido por las grandes industrias.
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Nosotros los jóvenes reconocemos su importancia en el mundo de la música, les aplaudimos y compartimos algún estupefaciente mientras escuchamos y bailamos su canciones, pero lo aburridos señores de oficinas no tienen la apertura para hacerlo de la misma manera. Ellos sólo quieren ver caras bien portadas, peinados decentes y un par de prendas dignas de un héroe. Como The Libertines van en sentido opuesto a estos puntos, no merecen ser acreedores de un premio. Así lo demuestran los señores de la música con sus actos, pues nunca le han otorgado alguna estatuilla a los drogadictos, rebeldes y mugrosos músicos.
Después de su separación en 2005 debido a problemas con las drogas, The Libertines se reunieron hace poco y lanzaron el disco “Anthems for Doomed Youth”. Doherty nos cuenta, a través de sus composiciones, que entre tanta monotonía no puede componer nada. Sigue peleando contra el mundo de los adultos, a pesar de que él ya es uno de ellos. Pese a todo, él sigue aferrado al espíritu jovial que tanto placer y destrucción le otorgó en el pasado.
The Libertines nunca ganó ningún premio y es una de las bandas más importantes de rock actualmente. Su reencuentro fue como una otra gran bocanada de aire en un mundo sofocado por conformistas. Como este grupo está conformado por seres auténticos, nunca cambiarán su estilo ni su forma de vida, aunque eso implique descalificar todos los reconocimientos de la industria. Ellos no lo necesitan, porque saben que el verdadero logro consiste en ser escuchado por personas reales que no necesitan de objetos para sentirse realizadas.
Por este motivo, sus canciones son las ideales para los jóvenes que nunca han ganado nada, pero que son unos campeones en su propio mundo, ahí donde todo es verdadero y placentero. Ahí donde siempre es ‘Time for Heroes’.
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El grupo liderado por Pete Doherty y Carl Barat son los rechazados de la industria por nunca querer deslindarse de los valores de la juventud. Si ellos los desaprueban, hay otras millones de personas que lo aman y sienten el mismo ímpetu por nunca envejecer y transformarse en lo que más se odia.
Aunque no hayan ganado ningún reconocimiento, The Libertines es la banda número uno en nuestros corazones. Para seguir en la lucha de no volverse una aburrida persona de la sociedad, puedes escuchar las 13 canciones que siempre nos harán sentir jóvenes y las mejores 50 nuevas bandas de rock de México.