Si tuviéramos que enumerar a todos los posibles anticristos que han circulado frente a nuestros ojos, probablemente ni siquiera el mismo Adolf Hitler sumaría tantos enemigos y detractores como Mark David Chapman. Para algunos podrá ser un poco exagerado llamar anticristo al hombre que empuñó un arma para asesinar a John Lennon, el 8 de diciembre de 1980, sin embargo, detrás de esta aseveración se oculta una verdad que muy pocos se atreven a aceptar y es que: ¿quién si no el exbeatle podría ser considerado uno de los grandes mesías modernos? No en vano aseguró que él y sus compañeros comenzaban a ser más famosos que el mismo Jesucristo.
El amor incondicional que le demostró a Yoko Ono, su constante activismo en diferentes causas sociales y un carisma que muchos músicos actuales ya querrían tener, son motivos suficientes para decir que si Lennon no fue una especie de mesías, al menos ha sido uno de los mejores líderes a los que pudimos haber aspirado.
Sin embargo, al igual que el mismo Jesús, John escondía una doble vida que hoy, gracias a un sinfín de publicaciones ya no podeos darnos el lujo de llamar oculta. En ocasiones su carácter machista y altamente prepotente salía tanto a relucir que afectaba incluso a las personas que había jurado proteger para toda su vida: su familia.
¿Pero qué hay más allá de su relación con los otros? ¿En qué gastaba el tiempo que empleaba para sí mismo? Todas esas cuestiones eran para muchos de nosotros una especie de misterio que preferimos llenar con imágenes de él componiendo canciones o tocando el piano a lado de Yoko; algo así como si su vida hubiese transcurrido como un eterno video de “Imagine”. Afortunadamente, esa sed de conocimiento por parte de sus fans quedó parcialmente resuelta con la aparición del libro Nowhere man: los últimos días de John Lennon. El texto biográfico escrito por el periodista Robert Rosen recupera fragmentos de sus diarios y recuerdos que el mismo autor tiene acerca del exbeatle.
«El John Lennon que yo encontré en sus diarios, los cuales cubrían de 1975 a 1980, era un hombre rico y contradictorio. Mientras estuvo encerrado en el Dakota, cuando estaba retirado del negocio de la música, estuvo celoso del éxito de Paul McCartney y de su cadena de discos triunfantes. Cada día pensaba en Paul».
— Robert Rosen
Durante el tiempo que Lennon decidió alejarse del mundo de la música, presuntamente para dedicarse a ver a Sean crecer, desarrolló —según lo relata Rosen— una serie de conductas que incomodaban tanto a propios como a extraños, pues si bien había sido Yoko quien lo había introducido a las artes esotéricas como el tarot, la magia y la numerología, su creciente paranoia lo obligaba a acudir a estos métodos constantemente como una forma de “asegurar su futuro”. La familia incluso tenía su mago de cabecera: Charlie Swan, cuyo nombre real era John Green.
Los cinco años que pasó encerrado presuntamente cuidando incondicionalmente de su hijo, también fueron invertidos en horas completamente muertas en las que John simplemente se dedicó a ver televisión, fumar hierba y escribir frenéticamente en sus diarios. Registraba absolutamente todo lo que soñaba, pues entre sus grandes obsesiones estaban los sueños lúcidos y como ya lo hemos dicho, los números con los que pretendía medir y explicarlo absolutamente todo. En realidad el trabajo de criar a su niño estuvo a manos de todo un equipo de personal doméstico, quien también se encargaba de cumplir todos los caprichos que pudieran ocurrírsele al atormentado músico.
Hay quienes aseguran que ese encierro sirvió para que naciera uno de sus discos más aplaudidos, el Double Fantasy; no obstante, si algo hizo que dicho álbum viera la luz fueron las ganas de responderle a Paul acerca de una canción que apareció en el McCartney II, en la que hacía una llamada directa a una pronta reunión de The Beatles. Poco antes de que el producto estuviese hecho, Lennon decidió cambiar todo el concepto para que su producción fuese un diálogo entre él y su mujer, no obstante, las canciones que encerraban esa respuesta salieron —como versiones incompletas— en su álbum póstumo Milk and Honey.
Aún con todo esto a espaldas, Lennon sigue siendo un referente para el rock en todo el mundo; si bien canciones como “God” o “How Do You Sleep” sí ponen en evidencia el verdadero rostro de John, tenemos otras como “Working Class Hero” y “Give Peace a Chance” que nos da también una mirada a esa personalidad noble y preocupada por los demás que en ocasiones era tomada cubierta por el pasado turbio que nunca dejó de atormentarle.