*Por: Gerardo Farell
Cuando llegamos a un restaurante con buffet, no podemos resistirnos a comer todo lo que queramos en lugar de conformarnos con lo que está en el menú. Asumimos que es algo natural del ser humano y sólo nos resignamos a tratar de no comer demasiado (maldita dieta). Pero, ¿por qué no podemos dejar de atascarnos en los buffets? Un estudio reciente establece que esto puede tener un origen más complejo en nuestro cerebro.
Pero a todo esto, ¿qué es un buffet?
Aunque la Real Academia Española (RAE) no ha aceptado la palabra, un buffet o bufé es un tipo de comida en la que el comensal se sirve las cantidades que él quiera. Se utiliza para servir a un gran número de personas en eventos especiales, aunque también hay restaurantes donde los buffets ya son parte de su esencia, como los de comida china o los de los hoteles.
Los buffets son la peor pesadilla de las dietas. (Foto: Thrillist)
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El origen de la palabra se remonta hasta el siglo XVIII en Francia, cuando los aristócratas hacían banquetes monumentales. No fue hasta el siglo XIX cuando en Reino Unido se popularizó el concepto, pero fue a partir de 1946 que se empezó a hablar del concepto “todo lo que puedas comer”, una idea que surgió en Las Vegas de la mente de Herb McDonald, director del Las Vegas Hotel, donde el precio no subía de un dólar con 50 centavos.
¿Porque la adicción?
En estudio hecho por neurocientíficos liderados por David Ottenheimer, de la Universidad John Hopkins de los Estados Unidos, se reveló que hay una sección del cerebro en donde se conectan las decisiones en cuando a selección de los alimentos en los buffets.
Aún faltan muchos estudios para aclarar la relación del cerebro y el comportamiento. (Foto: El Confidencial)
Sus estudios, publicados en la revista científica Nature Communications, señalan que las neuronas del pallidum ventral, que eran conocidas por ser las que perciben la recompensa o el placer, posiblemente tenían una segunda función que consistiría en la selección de los alimentos que queremos. En pocas palabras, eso nos permite seleccionar los alimentos que nos gustan y los que no de una forma fascinante, más de lo que esperaban Ottenheimer y su equipo.
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¿Y los buffets?
Las características de los buffets hacen que esta parte del cerebro entre en acción, que sepa qué seleccionar y se estimule. Sientes satisfacción y tranquilidad y todo se debe a esas neuronas, por lo que, en efecto, es difícil parar porque no tendemos a cortar los estímulos de placer.
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Aún necesitan pruebas; más estudios que avalen este descubrimiento y expandan nuestro entendimiento sobre nuestro cerebro y nuestra forma de actuar en sociedad. Pero la próxima vez que vayas a un buffet, no te sientas culpable: no eres tú, es tu cerebro que te está jugando mal.
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