Un equipo de científicos de las universidades de Birmingham, Warwick y Bolonia, descubrieron una conexión entre los trastornos del espectro autista (TEA) y la presencia de proteínas dañadas que circulan en el plasma sanguíneo, un descubrimiento inédito en el campo de la ciencia biológica.
Sin embargo, el nivel de afectación en dicho trastorno puede variar mucho entre las personas que los presentan. Un indicador para medir la complejidad del autismo individual es la interacción social, dificultad en el habla, comportamiento repetitivo y/o compulsivo, así como una dependencia importante en las rutinas diarias.
A través de la sangre se pueden detectar las proteínas que generan el autismo. (Foto: News Atlas)
A su vez, como norma general en la interacción con las demás personas, son muy diferentes a las habituales ya que pueden comportarse con cierta ansiedad e hiperactividad, lo que puede generar dificultades para su integración, marginándolos en un aislamiento social.
La complejidad de los síntomas en los TEA, son tan diversos que es indispensable captar las características desde sus primeras etapas de desarrollo, a través de un monitoreo que requiere mucho tiempo para descifrar su comportamiento a futuro.
Justo en ese aspecto se está centrando el equipo de científicos internacionales, quienes recientemente diseñaron un nuevo test para detectar, tempranamente, niños con autismo. «Creemos que con las muestras de sangre y orina, podemos detectar las proteínas dañadas que generan el autismo de manera más temprana y refutar los TEA», dijo la doctora Naila Rabbani de la Universidad de Warwick.
Como consecuencia de esto, los niños podrán recibir un tratamiento más adecuado y personalizado según la cantidad de proteínas dañadas en su genoma sanguíneo. Rabbani cree que este monitoreo en el plasma sanguíneo puede revelar y clasificar perfiles específicos de las proteínas, el tipo de sangre y la orina, algo así como “huellas dúctiles”, según lo describió Rabbani.
«La clasificación servirá para mejorar el diagnóstico según el perfil de las proteínas y del paciente para detectar el camino biológico que lleva a los TEA, el cual todavía es desconocido», explicó la encargada de la investigación.
Hombres más propensos a padecer autismo
El equipo organizó un estudio interactivo donde participaron 29 niños y 9 niñas, todos de entre cinco y 12 años, con TEA diagnosticado. Posteriormente se les comparó con 23 chicos y 8 chicas de edades un poco mayores que no sufrían ningún tipo de TEA.
Después de comparar los genomas de los que padecían TEA y los que no y analizar las muestras de sangre y orina, detectaron que había diferencias químicas donde los varones presentaron hasta cuatro veces más posibilidades genéticas de padecer los TEA que las mujeres.
«Detectamos el plasma sanguíneo dañado en los varones por la oxidación y glicación por moléculas de azúcar que modifican de manera espontánea las proteínas dañadas», explicó Rabbati quien ya desarrolló algoritmos que permitan distinguir a los niños con autismo temprano, lo que demuestra que este método es el mejor para contrarrestar y detectar el autismo.
De cualquier manera, la investigación se encuentra en proceso de autenticidad y mejoramiento, principalmente en los tests y en la clasificación de etapas de los TEA para diseñar adecuadamente los diagnósticos y tratamientos.
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