Sabemos que comer es uno de los placeres más grandes de la vida, independientemente de que sea una necesidad humana y biológica. Sin embargo, existen argumentos para dejar la gula a un lado, y no sólo para llevar una vida lo más saludable posible y con un peso “estable”, sino que ahora también se trata de la prolongación (o no) de la esperanza de vida.
La revista científica Nature publicó recientemente dos investigaciones que comprueban que existe una relación entre comer poco y la ralentización del envejecimiento en algunos seres vivos como lombrices, ratones y hasta moscas.
¿Placer alimenticio o longevidad?
Para avalar las investigaciones más recientes, existe un estudio realizado entre 1998 y 2009 con macacos que comieron cualquier tipo de alimento en grandes cantidades, y se les comparó con otro grupo de macacos que fueron sometidos a una dieta con el 30 % menos de calorías que el primer grupo.
Los sometidos a dieta presentaron una esperanza de vida mayor que los que no y, efectivamente, presentaron un 10 por ciento más de longevidad, es decir, vivieron 3 años más.
Los macacos sometidos a dieta vivieron 3 años más en promedio que los que comían mucho. (Foto: YouTube)
¿Es aplicable con los humanos?
La Evaluación Exhaustiva de los Efectos a Largo Plazo en la Reducción de la Ingesta de Energía (CALERIE por sus siglas en inglés), es un programa creado por diversos institutos de salud estadounidenses y que busca una restricción positiva y saludable con respecto al efecto de las calorías en el metabolismo humano.
En dicho programa participaron 200 sanos y saludables adultos durante dos años. Allí se evidenció que el mismo experimento probado en macacos es aplicable en humanos, ya que el metabolismo reacciona y digiere mejor los alimentos en pocas cantidades.
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