Antes que nada, para que desaparezca ese temor sobre si este artículo contendrá spoilers sobre Avengers Endgame debo decir que no… pero sí contendrá uno sobre las películas de Star Wars. (Advertencia por si alguien aún no las ha visto).
Volvamos al tema.
Las reacciones que se tienen con respecto a los spoilers son variadas, tanto como colores en el mundo. Existen personas que se muestran indiferentes ante la revelación de tramas importantes, otras que se quedan en la molestia y hasta las exageradas y fuera de proporción que recurren a la intimidación.
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Reacciones a los spoilers en FB. (Foto: Especial)
Por otro lado también están los aventurados que prefieren no entrar a redes sociales y dejar de hablar con amigos con tal no enterarse de alguna escena o desenlace. Si tomamos en cuenta que la última película de Marvel fue vista por 10.91 millones de personas al mes sólo en México, dicha labor es realmente titánica pues te puedes enterar que Darth Vader es el padre de Luke Skywalker en una charla de Metrobús, en meme o hasta en la fila para entrar a la sala de cine.
(Foto: Twitter)
Como en toda batalla épica, existen dos lados: aquellos que luchan por que la trama de la película no sea ultrajada y que todos puedan disfrutar el film y aquellos que buscan a toda costa que el mayor número de personas se entere de datos importantes de la historia.
¿Quiénes son los buenos y quiénes los malos? Depende de cada visión… Aunque recuerda que la historia la escriben los vencedores.
La pregunta primordial es ¿por qué nos duele tanto enterarnos de un spoiler?
En entrevista con las psicólogas Hilda Georgina Barajas Pérez y María E. Lara García, hablamos sobre el dolor que hay detrás de este acto y todo el contexto psicológico que puede involucrar la revelación de un spoiler.
Lo primero que menciona la psicóloga Hilda es el robo de la ilusión. Si bien, todos estamos conscientes que una película o serie (hablando específicamente de ciencia ficción) es fantasía, la ilusión aumenta con cada entrega de la saga y crea mayor expectativa que una trama más real o basada en hechos, pues esa historia la sabemos. En cambio, lo fantástico siempre puede llegar a sorprendernos.
Por su parte, la doctora Lara nos explica que las expectativas generadas con cada entrega van en aumento y un adelanto de la trama (por mínimo que este sea) genera ansiedad y cierto miedo a la frustración al encontrarse con que la cronología no es la que esperaban.
La psicóloga Hilda lo compara con el tarot: muchos que creen en la adivinación no están dispuestos a que les lean las cartas por aquella burbuja ilusoria que pueda romperse “no te vas a casar”, “veo dolor en tu futuro”, “morirás pronto”.
Lo mismo pasa con las historias fantásticas que nos cuentan en las pantallas o los libros: queremos alejarnos de la desilusión y ¿qué es la desilusión? La respuesta es clara: un sentimiento de dolor.
Dicho sentimiento tiene muchas aristas complicadas de enlistar y generalizar, pero sin duda lo que las une es que la trama de la obra en cuestión aleja al sujeto de un aspecto doloroso de la vida y lo devuelve a una realidad cruda y compleja. Dichos aspectos hirientes pueden ser tan simples como el estrés de un día agitado o tan profundos e incluso infantiles como la existencia de los Reyes Magos. Cada cabeza es un mundo.
En esta batalla campal (como en todas), también es conveniente analizar al contrincante, esa persona que revela los secretos sin pudor alguno. Y es aquí donde ésta relación se complica.
Ambas psicólogas coinciden en que la actitud del “spoileador” raya en el sadismo. Por su parte, María lo llama distorsión mental e Hilda lo coloca cerca de la sociopatía. Lo que está claro es que quien “suelta el chisme” obtiene un placer en causar dolor al otro y las razones de esto pueden ser tan insondables como de quien lo recibe.
La reacción de tener un spoiler en las manos y la posibilidad de soltar al mundo con todo lo que esto pueda implicar; pone al sádico en una posición mental de superioridad dado que su vulnerabilidad está tan presente que requiere atacar para olvidar esa fragilidad. No le interesa el sentimiento del otro, lo importante es “darle en la torre”.
Regularmente el buller ha estado en la misma situación del robo de ilusión (no forzosamente por una serie, película o libro) y su manera de desahogarse es quitarse del sufrimiento para poner al otro en esa posición y así, alejarse del dolor.
“Una vez que el sádico deposita su dolor en alguien más, él se siente fuerte”, menciona la psicóloga Hilda Barajas.
Pero esta relación de poder y subordinación no termina aquí, pues el afectado, quien recibió la información, busca en la mayoría de las veces un equilibrio en la fuerza. Y la manera que encuentra de venganza es atacar también.
Este ataque busca lesionar. Tomar ese dolor y transformarlo en furia para así, hacer sufrir a quien le hizo daño. ¡VENDETTA! Te hago daño porque me hiciste daño, porque me quitaste algo (la ilusión). Y ahora va la mía.
Las reacciones nuevamente se abren en un abanico de posibilidades; pueden ser un reclamo, un mensaje o llamada, insultos y hasta amenazas. El grado de dolor es diferente para cada persona pero el objetivo de la reacción es la misma.
Por último, en toda esta investigación sobre los spoilers y reacciones existen dos personajes que pocos mencionan pero que mueven sus piezas en el tablero.
El primero: el masoquista. ¡Oh, claro que está ahí! Ese individuo que encuentra placer en el dolor, ese que se da cuenta de un spoiler, pero sin duda va a continuar hasta el final del descubrimiento. La doctora Lara menciona la adrenalina que puede liberarse al obtener algo que sientes merecer. “Ya caí en el spoiler, ahora quiero saber más… yo me lo busqué”.
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Las reacciones del masoquista pueden volverse en un segundo hacia el atacante y entonces comenzar un juego de codependencia, como nos explica Hilda Barajas: voy a leer todo y obtener este dolor para entonces hacerte sufrir, porque, claro, un masoquista puede cambiar el rol y ser ahora el sádico. Creando así un resentimiento alternado entre ambas figuras.
El segundo personaje perdido en el juego es el impasible. Este engrane es el menos conocido y, sin embargo, puede ser el más sano del repertorio. Aquel que si detecta un spoiler, se aleja sin barullo. Independientemente de si lo afecta o no. Sabe lo que le conviene y el alejarse es el mejor mecanismo de defensa que tiene. Incluso si ha caído en la trampa, cuenta con las herramientas para entusiasmarse nuevamente y superar el dolor. Así, sin venganza, sin placer, sin ira y, sobretodo, sin dolor.
Obviamente, las personalidades son diferentes y pueden haber más pero estos son los que se descubrieron gracias a una encuesta realizada en redes sociales.
Para finalizar este remolino de dolor y desengaño, Hilda Barajas recomienda no engancharse: “si sé que me daña leer un spoiler, ¿para qué lo leo? O si sé que hago daño al lanzarlo, mejor me lo reservo”.
Sin embargo, una vez que está hecho hay que poner especial cuidado en transitar el periodo de duelo completo (negación, enojo, tristeza aceptación), pues la reacción trágica por el robo de la ilusión podría dejarnos atorados en alguna fase de dicho proceso siendo la negación y el enojo las fases que nos mantienen enganchados y por lo tanto sin resolver el dolor que nos causa. E incluso, con estos artilugios “contra” el sufrimiento dejarnos varados en algunas conductas infantiles, pues diría Sigmund Freud que todos tenemos regresiones y si algo nos sirvió como escudo en el pasado, puede volver para prevenir un daño más profundo.
En conclusión, no les diré qué está bien y qué está mal en esta estratagema llamada spoiler, pero sí la importancia de conocer ambos lados de la moneda antes de lanzarla.
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