A veces la lógica nos dicta que cuanto más rica es una persona, más probabilidades tiene de actuar con justicia, después de todo, si ya tiene suficiente, es más fácil pensar en lo que otros pueden necesitar. Pero una serie de investigaciones han sugerido todo lo contrario: a medida que las personas suben en la escala social, sus sentimientos de compasión hacia otras personas disminuyen.
Los psicólogos Paul Piff y Dacher Keltner, de la Universidad de Michigan, realizaron varios estudios, publicados en PNAS, para determinar si la clase social influye en lo mucho que nos importan los sentimientos de los demás. En el estudio, Piff y sus colegas observaron discretamente el comportamiento de los conductores en una concurrida avenida.
Los psicólogos aseguran que el dinero ocasiona libertad y seguridad. (Foto: IMC)
Después de un tiempo analizando el comportamiento, los psicólogos descubrieron que los conductores de automóviles de lujo eran más propensos a metérsele a otros automovilistas en lugar de esperar su turno en la intersección y eso se repitió tanto en el caso de los hombres como en el de las mujeres, todos ellos conductores de clase alta. Todo eso fue independientemente de la hora del día o la cantidad de tráfico en la intersección.
En otro estudio, Piff y sus colegas descubrieron que los conductores de autos de lujo también tenían más probabilidades de pasar velozmente cuando un peatón intentaba usar un cruce de peatones, incluso después de hacer contacto visual con el peatón.
Aunque son situaciones de todos los días, no dejaba de ser un estudio observacional, por lo que los psicólogos decidieron llevaron a cabo un estudio más en el que manipularon los sentimientos de las personas. Los investigadores pidieron a los participantes que pasaran unos minutos comparándose con personas que estaban mejor o peor que ellos económicamente.
Las personas con más dinero tienden a ser menos sensibles con los demás. (Foto: ConceptoDefinicion)
Luego, se les mostró a los participantes un tarro de dulces y se les dijo que podían llevar a casa todo lo que quisieran. También les dijeron que los dulces sobrantes se les darían a los niños en un laboratorio cercano. Aquellos participantes que se habían pasado tiempo pensando en lo mejor que estaban en comparación con los demás, terminaron agarrando más caramelos, dejando menos para los niños.
Los resultados de estas investigaciones se sumaron a algunos estudios publicados por Keltner y sus colegas en 2016, donde se analizó cómo la clase social influye en los sentimientos de compasión hacia las personas que sufren.
De hecho, en uno de esos estudios, los investigadores descubrieron que las personas menos pudientes son más propensas a informar que sienten compasión hacia los demás de manera regular. Por ejemplo, es más probable que estén de acuerdo con afirmaciones como «a menudo me doy cuenta de personas que necesitan ayuda» y «es importante cuidar a las personas que son vulnerables».
Las personas con menos recursos suelen ser más empáticas con los demás. (Foto: Ovacen)
Estas investigaciones dan pie para pensar que de verdad las personas ricas son más insensibles, pero, ¿por qué la riqueza disminuiría nuestros sentimientos de compasión? Piff y sus colegas sospechan que la respuesta puede tener algo que ver con la forma en que la riqueza y la abundancia nos dan una sensación de libertad e independencia de los demás.
La teoría de los científicos es que cuanto menos tengamos que confiar en los demás, menos nos preocuparemos por sus sentimientos, esto nos lleva a ser más egocéntricos. Otra razón tiene que ver con nuestras actitudes hacia la codicia, pues es más probable que la gente de la clase alta apoye la idea de que la codicia es buena.
Aunque muchos crean que este estudio no es relevante, en realidad tiene una gran importancia en el entendimiento de la sociedad actual. Simplemente nos ayuda a entender por qué los que tienen la mayor parte del poder en México pueden ser los menos propensos a tomar decisiones que ayuden a los necesitados y los pobres.
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