¿Qué se necesita para que una serie de Netflix sea un éxito inmediato?
¿Referencias?
¿Oscuridad?
¿Locura?
En realidad sólo necesita ser buena y provocar algo en nosotros para que comencemos a compartirla desesperadamente con todos nuestros conocidos. Pero si tuviésemos que tomar en cuenta los factores que mencionamos, Altered Carbon definitivamente sería la próxima obsesión de Netflix.
Creada por Laeta Kalogridis, quien escribió el atemorizante guión de Shutter Island, Path Finder y la adaptación de Ghost in the Shell, Altered Carbon definitivamente es uno de los proyectos más interesantes que han llegado a Netflix, y aunque no se ha hecho un revuelo alrededor de ella, lentamente se está ganando seguimiento de culto por su compleja historia, su misteriosa trama y el futuro enfermo y caótico que presenta.
La historia sigue a un hombre que es insertado en un cuerpo después de haber estado “dormido” durante 250 años, y que ahora debe ayudar a investigar el asesinato de uno de los individuos más ricos del planeta. En un futuro donde las personas pueden transferir su consciencia a otros cuerpos, la investigación de Takeshi Kovacs se hace cada vez más compleja, y aunque parece descubrir más sobre la víctima, aprende más de sí mismo.
Si necesitas más para convencerte de verla, lee los siguientes puntos y corre a Netflix para darle play y encontrar tu nueva obsesión.
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Es film-noir en su máxima expresión
Así como Blade Runner llevó las oscuras historias de detectives de las épocas antiguas del cine hacia el futuro, este trabajo sigue completamente su ejemplo manteniendo momentos de tensión que giran en torno al caso del asesinato de Laurens Bancroft. Asimismo, mezcla a la perfección el misterio de Takeshi Kovacs, quien va descubriendo más de sí mismo conforme avanza en su investigación. Es un claro homenaje a ese cine clásico que quedó en el pasado sin convertirse en neo-noir como algunos de los filmes de David Fincher, sino aferrándose a sus influencias ochenteras en las que imaginábamos un futuro muy diferente al que probablemente tendremos.
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Sus influencias principales son Blade Runner, Isaac Asimov y los animes clásicos de los 80
Desde las primeras escenas que vemos de la serie es claro que no estamos viendo otra aburrida producción norteamericana con el mismo sci-fi de los últimos 10 años, sino que toma prestados elementos de la ciencia ficción clásica que no se apega a las tecnologías recientes, imagina un futuro completamente alternativo como el que veía Philip K. Dick en sus novelas, o Isaac Asimov. Por otro lado, el aspecto toma prestados elementos de la fotografía usada en Ghost in the Shell y hasta Akira, ambos animes clásicos.
La obra no presenta un personaje positivo ni carismático como en Blade Runner y tampoco tiene grandes momentos de acción, se le da lugar a cuestiones filosóficas y un desarrollo constante de los personajes, así que cada episodio es impredecible y es casi imposible saber qué sucederá.
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Es visualmente increíble
No sólo el estilo de la historia tomó prestados elementos de Blade Runner y de animes clásicos, sino que también se inspiró en ellos para crear escenarios increíbles y una fotografía melancólica que constantemente nos entrega cuadros y tomas que son dignas de admirarse una y otra vez. La serie explota el aspecto tecnológico para aislar a los personajes y mostrar una sobrecarga de información que los hace ver insignificantes. La serie trasciende la barrera entre un proyecto fílmico y una obra para televisión, casi como Game of Thrones lo hizo, pero en el sentido futurista.
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Volará tu mente con su trama
Como mencionamos, la historia es el motor de esta serie y desde un principio atrapa y nos confunde, forzándonos a continuar para averiguar qué es lo que sucede. Takeshi Kovacs finalmente logra ser trasladado a su funda, pero tiene la opción de cumplir una condena por rebelarse contra el gobierno o resolver el misterio de Laurens Bancroft. Ese es sólo el inicio, pero dentro del contexto de la historia encontramos elementos sorprendentes que hacen la historia aun más impactante. El hecho de que los humanos puedan trasladar su conciencia de un cuerpo a otro ofrece múltiples posibilidades para el desarrollo de la trama, la cual se hace más complicada conforme va avanzando.
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Promete una historia más sólida para la segunda temporada
La primera temporada es buena pero no es excelente. Tiene grandes momentos, pero sólo sirve como un preámbulo para una historia más grande. De hecho, la serie recibió críticas un poco malas sólo por no concluir sus arcos argumentales al final de la temporada, pero los productores y la creadora Laeta Kalogridis aseguran que esos episodios eran sólo un prólogo para todo lo que vendrá después, lo cual explotará con más fuerza todos los elementos presentados en la introducción, llevando esos conceptos a otro nivel, quizá convirtiéndose en una especie de Game of Thrones futurista.
Aunque a momentos parece lenta, indudablemente es un trabajo único que toma lo mejor de sus influencias para crear una nueva obra. Indudablemente se asemeja a los trabajos de ciencia ficción japoneses de anime, lo cual es perfecto ya que Hollywood está acostumbrado a repetir las mismas fórmulas sin aportar nada nuevo. Esperemos que la siguiente temporada la termine de catalogar como algo que todos deben ver y nos demuestre el verdadero potencial que existe detrás de tan compleja historia.
