Exitosa, poderosa, digna, así es como percibimos a la diosa Eiza González quien recientemente la vimos conquistar al mundo con su excelente actuación en la exitosa película Descuida, yo te cuido.
Sin embargo no siempre ha sido así, las burlas sobre su físico y transformación le han llovido como si la actriz hubiese cometido un pecado imperdonable. Parecía que más que sentir orgullo de tener una mexicana más desfilando en medio de todas esas estrellas inalcanzables, había cierto repudio por la figura de Eiza.
Sin embargo, lo más extraño fueron los motivos que las personas extendían en las redes: «Antes salía en telenovelas»; «¿Se acuerdan cuando estaba bien fea?»; «Ojalá hubiera ido cuando todavía no se operaba». Entre otros denigrantes comentarios.
¿Cuál es la necesidad de remarcar todos esos cambios? Ella nunca los ha ocultado aunque nadie le cuestiona directamente sobre ello, puesto que no es un tema del que le guste hablar mucho; sin embargo, jamás se ha negado a su pasado y a todo lo que implicaba estar envuelta en el medio artístico desde niña. Es más, ella misma habla de su paso por la televisión mexicana, la música y hasta de su etapa como víctima del bullying, la cual parece no terminar aún.
Pero no todo fue una pesadilla para Eiza aquella noche, pues, por el contrario, la mayoría de los medios internacionales voltearon a ver a la joven, delgada y hermosa mujer que presentó un premio junto a Ansel Elgort frente a los ojos del mundo. MAXIM la llamó «la actriz que se ganó la alfombra», Daily Mail cayó rendido ante los pies de «la actriz más deslumbrante de la noche» y Marie Claire investigó todo acerca de la mujer que se robaría los lentes y flashes de los fotógrafos del evento.
Pero no todo depende del físico. González ha sabido llevar su carrera histriónica de manera envidiable, puesto que, en efecto, comenzó en una telenovela, Lola, érase una vez, pero ha sido de las más exitosas en la historia de las narraciones juveniles en México y claro, su participación en una cinta nominada al Oscar, Baby Driver, bajo la dirección de Edgar Wright. Así que su evolución no sólo ha sido física, sino también artística.
Desde pequeña era fotogénica, pero no se interesaba en la fama pues su mamá, Glenda Reyna, era modelo y junto a su hermano, viajaban por días. No, la fama no era lo suyo… o eso pensaba.
Tuvo una infancia normal, pero en el fondo sí añoraba con ser una gran estrella. Tal vez desfilar en la alfombra roja del Oscar y conocer a Robert De Niro, su amor platónico, parecía imposible, pero eso no le impedía imaginar.
Fue diagnosticada con el trastorno de déficit de atención, por lo que su mamá la inscribió a clases de actuación a los 14 años para ayudarla como terapia y gracias a eso, obtuvo el papel protagónico de Lola, érase una vez cuando tenía 16 años.
En 2008 protagonizó Una familia de tantas en la que se cortó el cabello y comenzó a lucir más estilo. Poco a poco dejó atrás la imagen hippie y colorida de Lola.
En 2010, ya tenía intenciones de cambiar su rostro y aún con si físico natural protagonizó Sueña conmigo, una serie similar a Hannah Montana en la que interpretaba a Roxy Pop, además modeló en diversos desfiles en México.
Se ausentó sin decir nada y reapareció dos años después con una canción y físico nuevos. Es decir, se notaba mucho más delgada. Su rostro seguía viéndose algo infantil, pero su nariz ya no era gruesa y prominente, sino más delgada y pequeña. De igual manera, sus labios se notaban un poco más gruesos que antes.
Entonces, Eiza se mudó a Los Ángeles y recibió su primera oportunidad: From Dusk till Dawn: The Series, la versión seriada de la película de Robert Rodríguez en la cual interpretó el papel que hiciera originalmente Salma Hayek.
En el intermedio se anexó al elenco de Jem and the Holograms, en la cual compartió pantalla con Juliette Lewis y conoció a Liam Hemsworth. Así, entre rumores y fracasos taquilleros, Eiza comenzaba a sobresalir en los tabloides mundiales.
De este modo, llegó lo que sería su máximo logro hasta el día de hoy: Baby Driver. En este filme compartió créditos con Ansel Elgort, Jon Hamm, Jamie Foxx y Kevin Spacey, bajo la dirección de Edgar Wright, uno de los cineastas más reconocidos por sus filmes poco convencionales y que no sólo le dio a Eiza un papel importante, sino que le depositó toda su confianza. Tan es así que fue esta película quien la llevó a desfilar con el famoso —e injustamente criticado— vestido amarillo.
En la actualidad, Eiza está por estrenar Highway y Welcome to Marwen, cintas en las que tiene un rol importante.
¿Por qué criticar de esa manera a Eiza González? La prensa y los espectadores mexicanos han sido realmente duros con ella, la cazan, esperan a que tenga algún resbalón, se mofan de ella y le hacen memes; pero nos guste o no, la actriz está haciendo los que muy pocas personas consiguen: ganarse su propio lugar en una industria en la que sobreviven los mejores y en efecto, Eiza nos ha demostrado que es la mejor de su generación, o al menos se perfila para serlo.