Hay historias reales que muchas veces superan la ficción. Ni la mente más excéntrica y extraordinaria de un escritor podría imaginar cómo sucedieron las cosas. Una de ellas es la de Molly Bloom, plasmada en la cinta Molly’s Game, traducida al castellano como Apuesta maestra (Aaron Sorkin, 2017). Nacida y criada en Loveland, Colorado, Bloom estaba destinada a ser esquiadora profesional y representar a Estados Unidos en los Juegos Olímpicos. Sin embargo, el destino le tenía preparada otra sorpresa: tras un accidente que cortó sus aspiraciones deportivas, tuvo que idear un nuevo plan de vida. Fue entonces conoció a un hombre de negocios que necesitaba de una secretaria, pero también alguien que organizara juegos de póker “por debajo del agua”.
En la realización de esta encomienda Bloom se codeó con gente de peso: actores de cine, empresarios, estrella de rock, deportistas, etc. Después de un tiempo decidió independizarse y hacer sus propias partidas. No obstante, en pleno apogeo, el FBI la descubrió le quitó todo. Es la historia de la “princesa del póker”. Ésta es la trama central de Apuesta maestra. En ella Jessica Chastain interpreta a Bloom. Tras aparecer a cuadro en un sinfín de vestidos ajustados que luce a plenitud, su trabajo interpretativo se mueve entre el problema con el FBI y la historia de su ascenso y caída.
El filme tiene un problema central notorio para cualquier espectador: es demasiado largo. Dura 2 horas con 20 minutos, que se sienten una vez superada la hora y media de trama. Esto se debe al debut en la silla de director de Aaron Sorkin, guionista de Red social (David Fincher, 2010) y El juego de la fortuna (Bennett Miller, 2011) y libretista de esta producción. Cuando la inexperiencia de un cineasta-escritor se nota suceden cosas así. No saben qué cosas poner y qué otras omitir. La tijera prácticamente desaparece y el momento de cortar tomas no aparece.
Aunque la adaptación del libro que la propia Molly Bloom escribió no es del todo mala e inclusive logró ser una de las nominadas al Oscar en 2018, la trama tan fantástica por sí sola no es contrastada con partes realistas en el desarrollo. Hubiera sido mejor quitar a varios personajes innecesarios e inclusive no dejar para el corte final los momentos explicativos de varias jugadas de póker, porque si nunca has jugado, simplemente no se entenderán estos instantes.
El largometraje omite la identidad verdadera de los jugadores por cuestiones legales. Sin embargo, se sabe que en la realidad nombres como el de Tobey Maguire, Leonardo DiCaprio y Ben Affleck rondaban las mesas de Molly Bloom. Según ella, nunca tuvo un acercamiento amoroso con ninguno de ellos, sólo negocios y alguna que otra afirmación sobre trabajo y familia.
Es interesante conocer historias como la plasmada en Apuesta maestra, pero sólo los conocedores del póker podrán entender todas las referencias y tal vez disfrutar de la película entera. Si no es así posiblemente el agobio se haga presente entre tanta información, nombres, jugadas y situaciones.
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Si las historias de las deportistas que no brillaron por su desempeño físico pero sí por otras cosas, no olvides esta otra recomendación.