Al mero estilo del agente 007, Atomic Blonde ha logrado revivir la cultura punk de una ciudad dividida. Después del éxito de John Wick, David Leitch —su director y doble de riesgo— sabe cómo envolvernos con impresionantes secuencias de acción cargadas de hiperrealismo. Basada en la novela gráfica de 2012 de Antony Johnston y Sam Hart, The Coldest City, esta cinta narra la historia de la fría pero inteligente Lorraine Broughton —interpretada por Charlize Theron—, una espía de alto nivel del MI6 que se traslada a Berlín en los días previos a la caída del muro para unir fuerzas con David Percival —a quien da vida James McAvoy—, otro agente establecido en la ciudad. De este modo, en medio del caos y la traición Lorraine intentará sobrevivir a un mortal juego de espías.
Nunca pasará de moda el excitante y peligroso mundo del espionaje, rodeado de lujos, secretos y uno que otro affair romántico. Pero siempre resulta más interesante si la protagonista es la nueva actriz de acción favorita de Hollywood, la sensual actriz Charlize Theron. Aunque la película adolece un poco en la narrativa de su incipiente historia, contándonos quiénes son y qué hace cada uno de los personajes involucrados, Leitch y Cindy Evans —la encargada del diseño de vestuario— no sacrifican en ningún momento el elegante estilo de nuestra sexy agente.
Lorraine se vale de mangueras de jardín, sartenes, sacacorchos y hasta de sus tacones rojos de Dior para matar a quien se interponga en su camino. Deambula entre el este y el oeste con gafas aviador de Tom Ford y botas altas de Stuart Weitzman, se toma un vodka en las rocas abrigada con un suéter de cashmere de Alexander McQueen, o se reúne con su superior enfundada en un abrigo de vinilo blanco de Galliano.
Las secuencias de acción bailan majestuosas en una coreografía mortal. Estas secuencias se complementan con grandes éxitos de la música ochentera a cargo de David Bowie, Queen, Depeche Mode, Public Enemy, New Order y muchos otros para subirse a la moda de la nostalgia.
Pero quizá lo más destacable del filme es que Charlize Theron no necesitó de dobles para las escenas de acción, incluso la producción ha declarado que se rompió dos dientes durante el rodaje. Su preparación fue tan profesional y detallada que llegó a tener ocho entrenadores personales de diferentes disciplinas para alcanzar la condición física que le demandaba su papel, incluso entrenaba junto a su amigo Keanu Reeves, quien se preparaba para John Wick: Chapter 2.
Los amantes del género se encontrarán sumamente satisfechos por la sangre y los golpes dentro de Atomic Blonde, pero no faltará quien se sienta un poco intimidado por la presencia de una mujer en su rol protagónico. Theron cumple y lo hace de manera excelsa valiéndose de todas sus virtudes. La brutalidad se viste de Dior y le da la vuelta sin remordimientos a los papeles de espías con la marca Bond interpretados por hombres. Además la protagonista despierta su lado salvaje al compartir escenas de intimidad con Delphine Lasalle —interpretada por la francesa Sofia Boutella—, dejándonos en claro su fuerte personalidad.
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