Para muchos el documental es el mejor método de evidenciar una situación de violencia y sus fenómenos, pero también por medio de la ficción se puede retratar una problemática social terrible, mostrando sus efectos.
Atroz (2015), del director Lex Ortega (“México Bárbaro” – segmento Lo que importa es lo de adentro) presenta, por medio de imágenes reales de la ciudad de México, una metrópoli sucia y deteriorada, donde la pobreza y el desgaste del tejido social son parte del paisaje urbano.
Al término de este prólogo visual, se sugiere tácitamente que la realidad supera la ficción, pues revela las cifras reales de la impunidad en tiempos recientes: el 98% de 27,500 asesinatos se encuentran sin resolver.
Con esto da inicio este drama de horror; mostrando un suceso común en la gran urbe, el cadáver de una mujer yace junto al auto que terminó con su vida, en tanto el par de detenidos aguardan su destino dentro de una patrulla. Al llegar del detective encargado de descifrar lo sucedido en la escena, descubre que los detenidos están relacionados con otros crímenes.
A través del lente de una cámara casera, el público se convierte en el testigo silencioso de las atrocidades cometidas por Goyo (Lex Ortega), que comete y graba la forma cruda y despiadada en que asesina a varias mujeres.
Pero esta historia va más allá del tormento y terror que infringe un asesino, ya que en cada giro de este relato se desentraña parte de la juventud e intimidad Goyo, personaje inspirado en el común denominador de los asesinos seriales mexicanos; y también se retratan algunas practicas comunes de las metodología policial para realizar investigaciones.
Atroz es considerada la película mexicana más violenta de la historia debido a que rompe con los parámetros de la escena cinematográfica convencional mexicana; al retratar despiadadamente la forma en la que se conducen agresores y defensores de la justicia en el país, también expone temas como la misoginia, la humillación y la obsesión, revelando la otra cara de la violencia, la generada por los prejuicios en la sociedad y dentro del núcleo familiar.
En este reflejo de la cruda realidad de la sociedad mexicana, es importante destacar la forma en la que el director resuelve las escenas de violencia y tortura; ya que evita el uso de animación y efectos digitales, prefiriendo utilizar como recurso el espléndido desempeño actoral, el trabajo de maquillaje y un diseño de sonido que sumerge al público y evita en algún punto convertirse en una película snuff.
Atroz representa significativamente la vida del asesino que se describe en los artículos de portada en los diarios de nota roja, uno de los productos periodísticos con mayor tiraje en México.
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