Desde el momento en que se descubrió que la secuencia de 24 imágenes por segundo eran suficientes para que las fotografías cobraran vida, el hombre comprendió que tenía en sus manos una nueva forma de contar historias, esta acción terminó por convertirse en el Séptimo Arte y en una de las potencias más grandes e influyentes de la industria del entretenimiento a nivel mundial. A veces pensarlo así suena raro, sobre todo cuando nos damos cuenta de que hace tiempo que encontramos pocas buenas opciones en las carteleras.
Fue gracias a los hermanos Lumière que el 28 de diciembre de 1895 en París, poco tiempo después de patentar el cinematógrafo, se hizo la presentación de las primeras filmaciones y que gusta ser recordado como el día en que nació el cine.
El “Regador Regado” es considera como la primer película de ficción de la historia que lleva también la firma de los hermanos Lumière, pero fue George Méliès el hombre que descubrió cómo manipular la realidad y dialogar a través de la cinematografía, y se le conoció como El Mago del Cine, pionero de lo que hoy conocemos como tal.
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La fuerza del cine fue tan impresionante que desbancó al antiquísimo arte del teatro en materia de entretenimiento; y aún con la llegada de la televisión, el séptimo arte ha conseguido perdurar e incluso convertirse en una herramienta social, política y económica de las naciones.
Como bien sabemos, el gran monstruo de la cinematografía tiene nombre y apellido, Hollywood, esta industria se convirtió por grandes y ventajosas razones en el hogar de las grandes productoras que se encargan de recaudar millones con sus éxitos internacionales. Sí, es verdad que “Bollywood” es su principal competencia en cuanto a números de producción, pero aceptemos que no lo hace en alcance e influencia.
Nadie, ni el más selecto cinéfilo, se salva del consumo de las producciones hollywoodenses, quienes digan que no ha visto ninguna película de cine comercial, o peor aún, que no le ha gustado jamás alguna de estas películas, seguro miente. Contrario a lo que se piensa, el Cine Comercial no es malo, al final es un negocio y uno maravilloso.
Lamentablemente la magia e innovación del cine es cosa del pasado, pues ahora está más interesado en la recaudación monetaria que en contar buenas historias o crear una obra respetable. Es cierto que no existen los absolutos y no todas las producciones pueden calificarse de poco originales, pero con un ejercicio sencillo de reflexión, es fácil comprender el contexto, por ejemplo, ¿cuándo fue la última vez que viste una película que no sea un remake, la adaptación de un libro, serie, caricatura, cómic u otra producción que no esté basada en hechos reales?
Existen aquellos que dirán que el mundo del celuloide siempre ha sido así y tal vez sea completamente cierto, pero es terrible pensar que el público no exija algo más, pues se siguen llenando las salas para ver una historia que se ha contado muchas veces y a la nueva sólo se añaden más efectos especiales. Hemos perdido la sensación de salir del cine asombrados, llenos de emociones y aprendizajes reales que algún personaje o narración nos deje.
Sin darnos cuenta, hemos cobijado el cine cuyas historias son un pretexto para mostrar la última tecnología en efectos e imagen, pues ya no pedimos que un director sea innovador y nos convenza, que nos permita familiarizarnos con los personajes y dejemos que el cine sea lo que realmente es: arte.
Aún contamos con grandes realizadores que no tiran la toalla y apuestan por crear algo que, como espectadores, nos ilumine dentro de una sala oscura. No dejemos que nos entristezca el camino que el cine sigue y olvidemos lo que un día fue. Somos exigentes con el cine nacional, con los nuevos creadores y con el cine independiente, pero no nos importa llenar una sala para escuchar el chiste repetido de Adam Sandler.
A pesar de que todas las historias se hayan contado ya, no olvidemos que en el cine, lo importante no es lo que se cuenta sino cómo se cuenta y lo que se logra transmitir con ello. El cine comercial no tiene porqué ser malo —tenemos grandes ejemplos de ello—, pues en nuestras manos está regresar la credibilidad del público para que los grandes productores dejen de observarnos como una masa de espectadores poco pensantes y fáciles de convencer.
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Existen versiones de cintas que han logrado superar las expectativas en cuanto a la adaptación que se hace de los libros, pero estas 10 películas eróticas no pudieron superar a sus libros.