Descuida, yo te cuido ha generado gran impacto y todo el mundo ha estado hablando de ella. Te platicamos su final.
La película Descuida, yo te cuido ha generado gran impacto y todo el mundo ha estado hablando de ella. Se estrenó el pasado viernes y ha cosechado grandes críticas por su trama y un elenco de altura protagonizado por Eiza González y Rosamund Pike.
Escrita y dirigida por J Blakeson y nos presenta a Marla como la narradora y artífice de su propio destino, quien junto a su socia y pareja Fran (Eiza González) administran una empresa dedicada al cuidado de adultos mayores, la cual oculta la verdad, pues en realidad consiste en despojarlos de sus bienes y encerrarlos en un geriátrico. Todo está llevado con gran perfección, ya que es una estrategia elaborada que incluye médicos, jueces y directores de asilos. Ante todo este plan destaca Marla, quien trata de conseguir todo lo que se propone, por lo que la película nos convence de seguir su camino aunque parezca muy inquietante.
¿De qué trata?
Sin duda Blakeson convirtió a su película en una sátira desenfadada concebida a partir del humor más negro, donde nos muestra la perspectiva del depredador. En las primeras escenas nos intentan entender un poco sobre lo que nos espera a lo largo de la cinta.
Un hombre desesperado intenta visitar a su madre en un geriátrico, pero no logra conseguirlo. Después vemos a Marla defender su posición en el juzgado: «Cuidar es mi trabajo, es mi profesión. Me ocupo de los que necesitan protección, protección de la apatía, de su propio orgullo, y a menudo protección de sus propios hijos».
Pike consigue definir a Marla en unas breves líneas: «Lo que me interesaba de Marla era encontrar la clave de sus apetitos, su anhelo de riqueza y de poder. Ella piensa: ‘Ya he perdido lo suficiente, ahora me toca ganar. Ahora voy a jugar sucio’. Y es el sistema el que permite que juegue sucio. Por ello J escribió una parodia sobre el sueño americano de triunfo, al mismo tiempo que una feroz crítica a la mercantilización de los sistemas de salud y asistencia social».
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Marla Grayson se aprovecha de hombres y mujeres mayores a los que roba sus propiedades al tiempo de enviarlos a hogares de ancianos… hasta que tropieza con Roman Lunyov, interpretado por Peter Dinklage, un sujeto que es tan depredador como ella.
Esto logra que Roman y Marla tengan un choque por sus personalidades, uno más vicioso y ruin que el otro con tal de concretar sus estafas, sin saberse si al final Grayson recibirá su merecido.
Marla Grayson tiene que manejar un equipo bastante grande. Tiene una doctora, Karen Amos, que trabaja exclusivamente con personas mayores en su nómina. Por lo que cada vez que Amos cree que uno de sus pacientes se ha vuelto demasiado problemático o vulnerable, se los ofrece a Grayson, para que haga sus fechorías. Sin duda la moda esta presente en la vida de la protagonista y la vemos vestida con traje de diseñador y luciendo un look casi futurista, así es como llega con una orden judicial en la mano y la policía a cuestas.
Con una sonrisa, Grayson informa a sus víctimas inminentes que la corte la ha nombrado su tutora antes de enviarlas a casas de reposo caras. Como era de esperar, estas instalaciones comparten una relación financiera simbiótica con ella. Luego, desmantela gradualmente las vidas de sus víctimas: ella vende sus casas, subasta sus pertenencias y limpia sus ahorros, sin dejar que se comuniquen con nadie.
Lo más perturbador de esta estafa es que todo es aparentemente real. A lo largo de los años esta despiadada mujer ha construido la imagen de una emprendedora amable y generosa cuyas palabras tienen más valor en los asuntos de sus víctimas que los miembros de sus propias familias.
Es increíblemente fácil odiar a la protagonista. Esta historia está llena de psicópatas y nos ha dejado con más preguntas y respuestas. En Descuida, yo te cuido vemos que Peterson en madre de Lunyov, un asesino reconocido de la mafia rusa.
Sin embargo, Marla Grayson -quien se autoproclamó ‘La leona’- tiene un plan para deshacerse de su rival. Cuando él cae en sus garras, la tutora legal le propone convertir su negocio en un imperio a cambio de dejar libre a su madre.
Desde casas de reposo hasta la empresa que fabrica las pastillas que se les dan a los residentes, la compañía prospera a pasos agigantados y la protagonista se encuentra en la cima del sueño americano.
Cuando Grayson menos se lo esperaba, el hijo de una de sus víctimas la encara en la calle y le dispara acabando con su vida. No obstante, su maquiavélico legado sigue en pie y su rostro como la radiante imagen del triunfo capitalista. ¿Qué lección nos muestra? Que vale la pena morir por el éxito.
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