Texto de Alexandro Roque
“Thus, it is my sacred duty to travel the galaxy, championing the causes of peace and justice. I pray you, let me join you, young sir, in whatever holy mission you undertake… that I may continue to be worthy of the name of Jedi Knight!”
Desde el estreno de la primera cinta, en 1977, Star Wars se convirtió en un fenómeno mundial, generando miles de fanáticos alrededor del mundo y conservando la popularidad y fanatismo después de casi 40 años.
La cultura pop no sería la misma sin esta historia. Su trama y universo forman parte del ideal colectivo y sus películas son referencia diaria en el estilo de vida de muchas personas, por lo que no fue ninguna sorpresa la reacción al conocer la noticia de que habría tres cintas más de la Guerra de las Galaxias, convirtiendo así a The Force Awakens en la primera de ellas.
Aunque en toda la franquicia… está bien, saga, llamémosle saga. Aunque en toda la saga hay una clara alusión a la obra de Cervantes, por el carácter quijotesco de los caballeros jedi, hay un episodio en el que se retoma muy claramente a Don Quijote de la Mancha.
Según la Star Wars Wikia, Don-Wan Kioti (o Kihote en su traducción) es un personaje de una historieta del universo Star Wars, con aparición en varios capítulos. La historia, conocida aunque haya surgido de un lugar del que el autor no quería acordarse, trata de un bibliotecario que de tanto leer libros sobre la antigua orden de los Jedi se cree el último caballero de esa orden y se lanza a desfacer entuertos, armadura y sable de luz incluidos.
Para enfrentar al pirata espacial Serji-X Arrogantus (basado por su parte en el maestro historietista Sergio Aragonés, el de Mad), Han Solo recluta a los más poderosos del planeta Aduba-3, y Don-Wan Kioti se ofrece, para de paso enfrentarse al Leviatán, un monstruo convocado, ¿por qué no? por un mago, aunque es Han Solo quien mata al molino de viento a la criatura.
Ya hay quienes han hallado parecido a los robots de las películas (R2-D2 y BB-8) con Sancho Panza, al avanzar por las estepas con sus respectivos caballeros, que mantienen viva una tradición perdida y se dedican a “desfacer entuertos”.
Que la Fuerza los acompañe.
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