Matrix es una película que rompe las barreras establecidas del mundo futuro para brindarnos una cinta que recrea a la nueva sociedad. Poco a poco, el elegido, Neo, debe descubrir cómo regresar a la realidad, una en la que todos los humanos se encuentran conectados para dejar de vivir en un mundo virtual ficticio.
Neo se introduce en la madriguera del conejo de Alicia para salir a un mundo desconocido. Disímil, diferente y, a la vista de cualquier extraño, irreal. Sin embargo, se trata de lo verdadero, lo que en realidad ocurre, el mundo que nos quedó después de la guerra que tuvimos con las máquinas y aquel que sufre las consecuencias de los desastres globales. Los seres humanos son usados por las máquinas para obtener energía, y los pocos humanos descendientes de los que no fueron esclavizados o que han sido liberados de la Matrix, viven en la ciudad Zion.
La película tiene referencias bastante explícitas a Jean Baudrillard y sus teorías. Los hermanos Wachowsky le proporcionan a Neo algo que a ningún otro personaje de la película: la oportunidad de salir de la ficción para adentrarse en la única realidad que aparentemente existe. El libro favorito de Neo es la obra Simulacro y simulación, título de Jean Baudrillard, sin embargo, en el mundo de la simulación, este libro no es más que una representación de un libro que en el interior tiene un software pirata.
Jean Baudrillard es un filósofo posmoderno que centra su obra en la teoría del consumo y la realidad en la que vivimos. En su libro Cultura y simulacro habla sobre cómo las personas buscan simular algo que no es verdad, simulan tener riqueza y autoridad con objetos artificiales como prendas o tecnología que les cuesta adquirir. La cultura es la base de la simulación, lo que permite la yuxtaposición a la realidad, y debido a que viven en ese mundo de simulación, les es imposible discernir entre lo real y lo que aparenta ser algo.
En Matrix, Neo es un superhombre de masas que logra dar el paso de la ficción o simulación a la realidad. Algo que en nuestro mundo es prácticamente imposible, pero que esperanzados buscamos lograr con información para salir del círculo vicioso de las marcas y el consumo.
Para Baudrillard la simulación no sólo se da a través del consumo; lo que permite que nos convenzamos que algo es real son los medios de comunicación. Estos influyen en la hiperrealidad que a diario vivimos para lograr cerrar el círculo. A través de los medios nos “informamos” o desinformamos de lo que ocurre en el mundo, pero, ¿cómo podemos estar 100% seguros de que en realidad pasó lo que observamos?
Para Baudrillard “La guerra del Golfo no ha existido”, fue un invento de los medios de comunicación en el que Estados Unidos sólo participó a través de videojuegos. Otros teóricos como Noam Chomsky han asegurado lo mismo: el poder de los medios hacen realidades inexistentes que al final no son tan falsas porque la gente las crea.
En Matrix, Neo puede salir del mundo ficticio a través de una llamada telefónica o con una inyección en la médula; ¿cómo podemos salir nosotros de la realidad? Probablemente a través de una información bien sustentada sea más fácil, sin embargo, nunca será tan sencillo como en la ciencia ficción.
En otro texto de Baudrillard titulado La precesión de los simulacros, la simulación es entendida como una estrategia de desaparición, el desierto de lo real. Nuestro desierto se constituye a partir de que no distinguimos el mapa y el territorio entre lo virtual y lo real.
“Bienvenido al desierto de lo real”, con esta cita baudrillardiana que hace referencia al texto que mencionamos, Morfeo comienza su explicación acerca de la naturaleza de la Matrix ante un desconcertado Neo, quien descubrirá, luego de toda una serie de rituales iniciáticos, la verdad que se esconde detrás de las apariencias; lo real ha desaparecido.
Probablemente la película sea tan atractiva porque todos quisiéramos escapar de la realidad y romper las cadenas opresivas. Porque al igual que ellos, no podemos darnos cuenta del exterior y salir de la realidad ficticia y también porque, según Baudrillard, la realidad no existe y sólo se basa en lo que creemos percibir del mundo.