En cada generación siempre existe un personaje que se aleja de los demás gracias a su audacia y perseverancia, un personaje que con el tiempo logra dejar su marca en la historia y pone en alto el nombre de su nación ante el mundo. Uno de esos personajes es Emmanuel Lubezki, uno de los directores de fotografía más importantes de México en la actualidad y quien revolucionó el séptimo arte a nivel mundial por hacer las cosas bien y con ingenio, siempre #ALaMexicana.
Nació en la Ciudad de México en 1964, y desde pequeño se familiarizó con la industria cinematográfica al acompañar a su padre, Muni Lubezki, a diversas producciones de cine y televisión, en las que aprendió lo básico sobre el mundo del celuloide.
Siguiendo los pasos de su padre, en la década de los 80 “El Chivo” ingresó al Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC), donde puso a prueba su carácter y definió su estilo visual para realizar películas.
Siempre distinto a los demás, Lubezki abandonó la escuela de cine y comenzó una carrera en cortometrajes y series de televisión hasta llamar la atención de Alfonso Arau, quien lo eligió para ser el director de fotografía de Como Agua Para Chocolate (1992), la cinta con la que obtuvo reconocimiento y le significó la entrada a Hollywood para debutar en las grandes ligas, en 1994, con Reality Bites.
Desde ese momento “El Chivo” comenzó a sorprender a Hollywood con su estilo de retratar el mundo. Mostró su evolución al jugar con diversas intensidades luminosas en Sleepy Hollow (1999), la nostalgia y brillantez de Y Tu Mamá También (2001), hasta llegar a The New World (2005), cinta que filmó sólo con uso de luz natural, proceso que se convertiría en su sello personal.
Para 2006 y ya con tres nominaciones al Oscar en su haber, Lubezki le entregó a la industria la inolvidable escena del auto en Children Of Men (2006), donde el mexicano hizo gala de su ingenio, creatividad y audacia, diseñando una coreografía filmada en una sola toma que refleja la tensión dentro del vehículo en el que los protagonistas escapan.
Tantos años de dedicación, esfuerzo y ambición tuvieron su recompensa en 2013 y 2014, cuando “El Chivo” Lubezki se llevó dos premios Oscar, el primero por los espectaculares planos e impensables ángulos de cámara que le dieron a Gravity (2013) un lenguaje visual único, mientras que el segundo se lo ganó por la maestría con la que realizó Birdman (2014), uniendo hábilmente secuencias de aproximadamente 15 minutos para simular que la cinta está grabada sin cortes, una técnica nunca antes vista.
La perseverancia es uno de los valores fundamentales en su carrera, el director de fotografía se enfrentó a un nuevo reto al realizar: The Revenant (2015), sufriendo por las inclemencias del clima, soportando temperaturas bajo cero e incluso la renuncia de gran parte del staff de la cinta. Como resultado, su pasión logró crear lo que es hasta la fecha su mejor trabajo y, como consecuencia, obtuvo una nominación más al Oscar por Mejor Cinematografía.
Sus últimos dos proyectos son Weightless, de Terrence Malick, que llegará a la pantalla grande en algunos meses, y The Devil’s Teeth, cinta de Paul Atkins que retrata la búsqueda de una periodista para encontrar a un tiburón blanco, y será la primera vez que la lente del Chivo llegue a un ambiente acuático.
Con 35 años de respaldo dentro de la industria fílmica, el Chivo marca la diferencia, colocando el nombre de México muy en alto.
Su cuidado en los detalles, audacia, ingenioso uso de recursos, liderazgo y pensamiento sin límites lo han hecho acreedor a diferentes premios internacionales, mientras que el empleo de nuevas técnicas e innovacion lo han convertido en un referente del séptimo arte a nivel mundial.
Así como Emmanuel Lubezki ha revolucionado el cine haciendo las cosas #ALaMexicana, Sidral Mundet ha acompañado nuestra vida durante 114 años, creado y servido con ingenio. Porque hacer las cosas a la mexicana es hacer las cosas bien.