Es fácil decir que una película está maldita. Sólo se necesita un hecho trágico que haya sucedido al mismo tiempo de la filmación para afirmarlo. Sin embargo, hay ocasiones en las que no es sólo una cosa, sino una serie de eventos que parecen confirmar que una película está maldita y que cualquier involucrado puede fallecer o sufrir una tragedia de manera súbita. Las siguientes cintas tienen historias de ese tipo, pero las fotografías que acompañan el texto nos recuerdan que aunque todo parezca demoniaco y satánico, en realidad es parte de una obra cinematográfica como cualquier otra.
The Omen (1976)
Richard Donner
Desde su lanzamiento, esta película provocó controversia por mostrar la figura del anticristo en el cine, rodeado de todo un contexto religioso. Se dice que su mención de ese ícono provocó que una maldición cayera sobre la producción. Primero, el actor Gregory Peck y el productor Mace Neufeld estaban en aviones separados cuando a ambos les cayó un rayo. De igual forma, el hijo de Peck se quitó la vida días antes de que comenzara la filmación. Posterior a eso, una organización extremista llamada IRA atacó un hotel donde se hospedaba Neufeld, y después bombardearon un restaurante donde estaba comiendo el equipo.
Aparte de eso, durante la filmación un avión que iba pasando en una toma chocó, acabando con la vida de todos los tripulantes. Asimismo, John Richardson, diseñador, tuvo otro accidente que mató a su asistente. Se dice que la señal frente a la que se encontraban decía “Ommen, 66.6 km”.
Poltergeist (1982)
Tobe Hooper
Escrita por Steven Spielberg, esta película es una de las más reconocidas de la época de oro del cine de terror Hollywoodense. Tobe Hooper tomó el mando como director, y cambió ligeramente la historia para que siguiera a una familia cuya casa es invadida por fantasmas malignos que se roban a la hija pequeña. Desde hace décadas se cree que la película está maldita, ya que varios actores vinculados con la cinta han fallecido en distintas circunstancias.
Primero, Dominique Dunne fue asesinada por su novio cuando tenia apenas 22 años. Julian Beck sufrió de cáncer estomacal, que le quitó la vida en 1985. De igual forma, Will Sampson, quien actuó en la secuela, murió de un fallo renal.
Sin embargo, la muerte más extraña fue la de Heather O’Rourke, la pequeña niña que apareció en todas películas de la trilogía. La joven tenía apenas 12 años y estaba filmando las últimas escenas de la tercera cinta, cuando comenzó a tener espasmos estomacales y sufrió de un paro cardiaco. A pesar de haber sido enviada de urgencias al hospital, la niña murió de un shock séptico.
Rosemary’s Baby (1968)
Roman Polanski
Se cree que Roman Polanski fue quien sufrió de una brutal maldición por filmar esta película con tintes satánicos. La cinta sigue a una mujer que cree que un culto maligno quiere usar a su bebé para realizar rituales extraños. Primero el compositor de la música de la película calló accidentalmente y murió. Sin embargo, se cree que esa película fue la responsable de que La Familia Manson asesinara a Sharon Tate, la esposa de Polanski, lo cual derivó en una pesadilla aún más grande. El director no sufrió nada, sólo la pérdida de otros amigos que se hospedaban con Tate.
Algunos creen que Mia Farrow nunca volvió a ser la misma mujer después de la cinta, pero eso podría ser simplemente su estado psicológico. Los fans han señalado que John Lennon fue asesinado afuera del edificio donde fue filmada, pero la otra prueba de que había una maldición es el caso de Robert Evans, el productor que ha sufrido distintos tipos de controversias, fallas de salud y problemas con la ley, que lo han perseguido toda la vida.
Si están malditas o no, no lo sabemos, pero lo cierto es que adentrarse en temáticas satánicas en el cine siempre tiene cierto elemento de terror natural, y si la tragedia aparece, será inevitable adjudicarla a cualquier elemento sobrenatural.