Todos tu héroes son idiotas. Todos, sin excepción alguna, desde Superman hasta el siempre inútil Aquaman, todos ellos no sirven para nada, ¿por qué? Sencillo: no existen.
El tiempo que has gastado viendo todas sus películas, leyendo sus cómics o simplemente pensando en cómo construirías un sistema operativo parecido a J.A.R.V.I.S. ─tú que de informática no sabes más que jugar pinball─ lo pudiste haber invertido tratando de vivir, o al menos para darte cuenta de que el mundo apesta… y mucho.
Es muy probable que indirectamente ya te hayas percatado de ello. Es decir, mírate, buscando en el cine a un personaje enmascarado que te devuelva la fe en la raza humana, intentando ignorar a toda costa que todo a tu alrededor se está pudriendo mientras tú esperas con ansias al próximo gran héroe de tu generación, a pesar de que lo ves todos los días en el espejo.
Sí, la figura pálida y enclenque que posa frente a ti diariamente con una cara de desasosiego es en verdad el héroe que nuestro tiempo necesita. Aquél que a pesar de la porquería del mundo se mantiene de pie, el mismo que, más que en Tony Stark o Clark Kent, se ve reflejado en Daria Morgendorffer.
¿Y por qué tendrías que verte reflejado en esta adolescente sombría y sin ilusiones? Sencillo, porque Daria eres tú y todos nosotros. Cada que te sientes rechazado o simplemente odias todo lo que te rodea estás siendo ella. Siempre que nuestra familia y amigos se convierten en un verdadero fastidio haciéndonos sentir como bichos raros, Daria está dentro de nosotros recordándonos que al mundo hay que odiarlo con todas nuestras fuerzas y, más importante aun, que los verdaderos héroes no son los que dedican sus vidas para salvar a los demás, sino aquellos que a pesar de la poca esperanza que ofrece nuestro contexto, se levantan cada mañana intentando no colapsar ante la menor provocación.
Si aún dudas de tu naturaleza dariesca, quizá las siguientes frases te convenzan de que esa chica de cabello marrón y lentes redondos no es otra cosa más que tu conciencia.
«¿Te gusta? Esfuérzate por alejarlo de ti».
_
«No soy cerebrito, sólo soy realista y más inteligente que tú».
_
«Soy muy inteligente y sensible para vivir en este mundo».
_
«Cualquier niño que te busque para sentirse mejor… tiene serios problemas».
_
«Al final tu amabilidad no será recompensada, ni siquiera por tu familia».
_
«¡Por favor Dios, sin sorpresas!»
«Lo que pasó una vez volverá a pasar… haz de tu enemiga a la idiotez».
_
«No tengo baja autoestima, hay un error, tengo baja mi estima hacia todos los demás».
_
«Lo que pasó dos veces pasará tres veces… mejor échalo a la basura».
«Tu familia son más dolores de cabeza que parientes».
_
«¿Alguna vez has escuchado la expresión: mantente lejos de mí?»
_
«Soy tan defensiva, que de hecho me esfuerzo para caerle mal a la gente, así no me siento mal cuando sé que eso es lo que piensan realmente».
«Si el final es bueno y feliz, algo salió mal. ¿Qué fue lo que hiciste o se te olvidó hacer?»
_
«Mi meta es no despertar a los 40 años con la amarga realización de que desperdicié mi vida en un trabajo que odio porque me vi forzada a decidir una carrera en mi adolescencia».
_
«No me gusta sonreír a menos que tenga una razón».
«¿Podemos terminar esto de una vez? Tengo que ir a un lugar… La tele cuenta como lugar».
Aunque te empeñes en negarlo, tu odio hacia el mundo te ha convertido en esa adolescente que repudia al mundo, llámala Daria o ponle el nombre que sea, incluso el tuyo, pero aprende a aceptarla como lo que es: esa heroína que todos necesitamos para sobrevivir a una sociedad egoísta que se desmorona frente a nuestros ojos.