No es raro escuchar de películas censuradas, pero que la decisión de no sacarlas a luz recaiga en sus propios creadores, eso sí causa controversia. Este año se cumplen 43 del primer rodaje de la película El día que el payaso lloró, la que ha causado tremendo furor en el ámbito cinematográfico no sólo por su naturaleza descarnada y la mordacidad del tema que trata, sino debido a que jamás fue terminada ni editada. Película inconclusa que para muchos significó el fracaso más grande de Jerry Lewis, cineasta estadounidense. Él mismo la condenó como su peor trabajo, aunque no era de sorprenderse, pues este filme representa las primeras incursiones del humorista y actor en el mundo del cine.
Contextualizada en los días de la persecución judía en Europa, Jerry Lewis personifica a Helmut Doork, una payaso de circo que carece de talento. Una noche, ebrio y desesperado, comienza a parodiar a Adolf Hittler frente a unos soldados de la S.S. Inmediatamente es apresado y conducido a un campo de presos políticos. Aún ahí, se mantiene renuente ante sus sentimientos ególatras y frustraciones artísticas, culpando al mundo entero de su fracaso. Pero pronto se gana el aprecio de los presos, incluso algunos nazis llegan a reírse de sus bufonadas; pero un día, al caer de bruces a un charco de lodo, Helmut Doork capta la atención de un grupo de niños judíos que son llevados a las cámaras de gas en ese momento. Todos se burlan del payaso, pero sólo las risas de los infantes llegan a conmoverlo. Desde ese momento, el payaso descubre que su talento estará dedicado exclusivamente a ese público: los niños del holocausto.
Con el paso del tiempo, uno de los generales del campo de concentración (Auschwitz) llega a la conclusión de que Helmut Doork podría serle útil para entretener y divertir a los niños judíos mientras son llevados a las cámaras de gas. La diversión se convierte en un arma, en un engaño, que tiene como única función distraer a la inocencia de su nefasto final. Al percatarse de cómo los nazis lo utilizan, el payaso es presa de su propio talento, quizás esa sea la razón de sus lágrimas.
Parece lamentable que esta película fuera suspendida debido a falta de presupuesto. Jerry Lewis no obtuvo el apoyo de nadie, incluso la crítica catalogó su cinta como una monstruosidad que retoma el tema del holocausto con fines imprecisos y aberrantes. En fin, fue todo un desastre. Incluso nuevos directores han intentado retomar el argumento central de la trama, pues resulta lo único bueno del trabajo de Lewis; sin embargo, nunca se ha autorizado que la película salga a luz. El propio creador se sentía defraudado de ella, cuando se le pregunta sobre su primer filme, prefiere no responder o comenta que se trata de su peor trabajo, una película mala que no sirve para ser estrenada ahora ni en ningún otro momento.
En pleno 2015, la película de Jerry Lewis ha despertado la curiosidad de los amantes del séptimo arte. Varios amigos suyos afirman que han visto extractos pequeños de la cinta y les ha parecido genial, estupenda debido al carácter descarnado de las escenas, la trama siniestra, de igual forma les resulta conmovedora. Sólo existe una copia, la cual “fue donada por el propio director e intérprete a la Biblioteca del Congreso estadounidense para garantizar su conservación”. Esto con la encomienda de que no fuera mostrada sino dentro de diez años (2025), quizás esto sea una medida tomada por el propio Lewis, que prefiere estar muerto antes de verla proyectada en la pantalla grande. Lo cierto es que tendrá que pasar una década para poderla apreciar y juzgar por nosotros mismos qué tan equivocada estaba la crítica de aquel entonces, su propio autor o incluso los fans que intentan llevarla a como dé lugar a las salas del cine.