Es un hecho que la mente de Charlie Kaufman rebosa de creatividad. Desde que escribió Being John Malkovitch hasta que dirigió la grandiosa Synecdoche, New York, no ha hecho más que mejorar sus capacidades. Por eso despertó el interés de muchos cuando anunció que su nueva película sería en animación stop motion.
La expectación era enorme luego de 7 años de ausencia.
Acompañada de este contexto aparece Anomalisa.
El filme nos muestra la angustiada vida de Michael Stone, un escritor de libros de autoayuda deprimido, que se encuentra en un viaje de negocios para promocionar su último libro en una conferencia. A pocas horas de llegar a su hotel, Michael conoce a Lisa, que parece ser la única persona que logra interesarle.
Anomalisa comienza con un conjunto de voces indistinguibles que llenan los oídos del espectador. Estas introducen el recurso existencialista que ejecuta Charlie Kaufman a lo largo de la película. El mencionado caos de murmullos representa la alienación del protagonista con su entorno, no pudiendo diferenciar a nadie de entre el montón de seres humanos que lo rodea en un ambiente con toque surreal.
La razón principal por la que le es posible a Anomalisa afectar al espectador de esta manera es la sublime animación. Algunas veces es hasta aterradora la precisión con que los gestos y ademanes humanos fueron creados. Todos tienen una buena dosis de autenticidad, propiciada por los dedicados artistas encargados de crear este universo.
Existen varios momentos en que el filme demuestra su verdadero potencial de ser una obra maestra. Instantes en que utiliza espléndidamente todos sus recursos técnicos para maravillarnos.
Anomalisa nos pone a dudar de nuestra propia existencia y a preguntarnos qué significa, en verdad, ser real.
Charlie Kaufman prefirió darle prioridad a un drama amoroso que eclipsa las demás virtudes de su obra en vez de formar parte integral de ella.
A pesar de esto, el guión de Anomalisa es bastante bueno, costumbre en el caso de Kaufman; es su especialidad y nos demuestra que no está oxidado luego de 7 años desde su última película. El personaje principal está maravillosamente desarrollado, conocemos a fondo su personalidad en los 80 minutos que dura el filme. Michael es un hombre con problemas, algo cansado de la vida, pero no lo suficiente para rendirse. Intenta devolver el sentido a su vida de alguna forma cuando todo ha perdido significado.
El director utiliza a dos contribuidores recurrentes de su filmografía: Jennifer Jason Leigh (Lisa) y Tom Noonan (el resto de los personajes), ambos grandes actores que se suman a la decente interpretación de David Thewlis como Michael Stone.
La animación es lo que más destaca de Anomalisa. Es llevada a límites nunca antes vistos, sobre todo en el aspecto de los ademanes realistas de los maniquíes; en películas de este tipo los gestos siempre parecen exagerados o raros, pero en este trabajo hubo momentos en los que se olvida que son muñecos por el nivel de realismo que se trabajó.
La cinematografía resalta la fortaleza del ambiente animado: desde el reflejo del protagonista en la ventana de un taxi, hasta una escena en que los dos personajes principales desayunan bañados con la luz matutina del Sol. Las imágenes fueron hechas con detalle, hazaña que tiene gran peso en este caso debido a lo difícil que es trabajar en estas condiciones. Los realizadores apenas grababan un minuto de película por semana, sin poder permitirse cometer ningún error por lo difícil y costoso que sería dañar una toma.
Sin duda vale la pena verla, es una película interesante e inusual.
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